Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más habría escrito. 

Nuestra civilización, y particularmente, el pensamiento occidental , desde Aristóteles de Estagira, el  Filósofo con mayúscula, como le llama Umberto Eco en El nombre de la Rosa, y como le corresponde ser llamado por todos y todas las que nuestra genealogía llega hasta él, está hecho desde la perspectiva de lo que Jacques Derrida llama el falogocentrismo, con las consecuencias que para las mujeres esto tiene.

La ciencia, la filosofía, los campos de las ciencias sociales y todo nuestro conocimiento y formas de pensar y hacer técnica, incluso arte, han sido dominadas por ese pensamiento. Es en ese sentido que algunas feministas dicen que “todos somos hijos del patriarcado”; incluidos por supuesto, los y las psicoanalistas.

Sin dejar de lado, todas las luchas que a lo largo de la historia han dado las feministas por los derechos y reivindicaciones de las mujeres, actualmente hay quienes, entre los diversos feminismos,  se inclinan por teorizar en otra línea, que toca, particularmente, al pensamiento desde la perspectiva femenina.

Para citar sólo tres ejemplos de lo que Derrida llamaría deconstrucción de la manera falogocéntrica de pensar el mundo, mencionaría a la doctora argentina en Estudios de Género Lu Cicia, bióloga de origen; a la filósofa de la Escuela eslovena Alenka Zupančič  y a la psicoanalista y filósofa francesa Catherine Malabou, a quien retomaré hoy en esta ponencia.

psicoanalista y filósofa francesa
Catherine Malabou. Foto: UCLA.

De Cicia, mencionaré su planteamiento principal en un libro publicado en 2022 titulado La invención de los sexos en el cual ella señala un prejuicio científico, de las neurociencias particularmente: el plantear un cerebro masculino “superior” en ciertas labores del trabajo científico al cerebro femenino y sustentar  en una teorización neurológica dicho prejuicio.

De Zupančič, el cuestionamiento, incluso al psicoanálisis, aún cuando reconozca que es el campo que ha abordado más profundamente el tema, de que la sexualidad sigue siendo un enigma no resuelto. Y ello no porque piense que la filosofía u otros campos, puedan resolverlo.

La referencia, en el caso de Zupančič, es su artículo Diferencia sexual y ontología, en un libro colectivo titulado ser-para el-sexo del año 2013.

En el caso de Catherine Malabou voy a retomar su libro El placer borrado, publicado en 2021 y cuyo subtítulo es Clítoris y pensamiento.

Y en particular, dos capítulos de ese texto. Uno está dedicado al trabajo teórico de Carla Lonzi,  crítica de arte y escritora, figura central del feminismo italiano de los años 70 y lleva por título El sexo femenino es el clítoris. Carla Lonzi  y el feminismo de la diferencia. El otro es el capítulo dedicado a Luce Irigaray, lingüista, filósofa y psicoanalista francesa de origen belga. Éste lleva por título Luce Irigaray: La mujer no es ni abierta ni cerrada.

libro de catherine malabou
Portada de ‘El placer borrado’ / La Cebra.

Al final, abordaré la conclusión de Malabou, así como hacia dónde apunta y las interrogaciones  que desde ahí, como psicoanalista, me interpelan.                                                                                                                         

I.

Lo primero que quiero señalar es que en la historia humana se han invisibilizado no sólo las mujeres, ya hayan sido pensadoras, científicas, artistas o políticas, sin dejar de lado todo lo que los feminismos (y lo digo en plural porque hay varias especies de éstos) hayan hecho para volver visibles estas ausencias. Pero lo que me interesa subrayar aquí es que, además de las actividades realizadas por mujeres, se ha  invisibilizado también lo que las representa de manera corporal y simbólica.

El clítoris mismo ha sido objeto de una invisibilización de esa índole.

En el primer capítulo del texto de Malabou, menciona una nota al pie de página bastante ilustrativa a ese respecto.

Cito la nota:

En Francia, habrá qué esperar hasta 2019 para que “en lo sucesivo, cinco manuales de secundaria representen la anatomía completa del clítoris”. (Marlene Thomas Liberation, 4 de octubre de 2019).

clítoris órgano femenino invisibilizado
Clítoris creado por Odile Fillod, impreso en 3D. Foto: Marie Docher.

Lo que significa que hasta hace 5 años no había ningún manual en que se representara para los estudiantes de secundaria la anatomía de este órgano.

¿Y en México?

II.

Paso al capítulo sobre Carla Lonzi.

“El sexo femenino es el clítoris” son las primeras palabras del artículo de Lonzi, La mujer clitoridiana y la mujer vaginal en el icónico libro colectivo Escupamos sobre Hegel, publicado en 1981.

La crítica de la feminista italiana apunta aquí a la célebre dialéctica hegeliana del amo y del esclavo, intentando diferenciarla de lo que se juega en las relaciones entre hombres y mujeres en el patriarcado y la cuestión del poder.

Por una parte, siguiendo la lectura de Malabou, para Lonzi la dialéctica del amo y el esclavo, con su lógica de oposición entre dos figuras, que son a la vez opuestas y complementarias, no da cuenta de las relaciones entre los sexos, y por otra parte, tampoco de las relaciones, en el caso específico de las mujeres, del vínculo entre vagina y clítoris.   

Cito textualmente:

“Entre la mujer y el hombre no hay una solución en la que uno elimine a otro y lo que se derrumba es la idea misma de una toma de poder”.

Lonzi, quien no era  filósofa, lo que estaba haciendo en Escupamos sobre Hegel eran planteamientos filosóficos.

feminista italiana
Carla Lonzi, HemisFair, San Antonio, Texas (1968). Foto: Pietro Consagra.

Para ella, la tarea del feminismo es cuestionar la idea de una existencia a priori del poder. Con ello, introduce en la relación entre los sexos una relación no de oposición, sino de diferencia.

En ese sentido, el esquema hegeliano, colocado como un pensamiento falogocentrista, no explica la diferencia.

Lo que está en juego en la diferencia de las mujeres es algo relacionado con lo que Lonzi plantea como la mujer clitoridiana, y por ello, en otro de sus artículos en el texto citado, va a afirmar que “el clítoris debe perder su papel secundario en relación con la vagina”.

Ello, desde luego, es una crítica al psicoanálisis freudiano, desde el que el fundador del psicoanálisis plantea la sexualidad de las mujeres como una sexualidad desde la que, para colocarse como mujer hay que dejar la sexualidad clitoridal infantil, para acceder a la sexualidad centrada en la vagina.

Recordemos cómo incluso una de las pacientes más famosas de Freud, Marie Bonaparte, decidió extirparse el clítoris para alcanzar este ideal.

Asimismo, Lonzi se manifiesta en contra de las posiciones que, desde lo que ella llama la cultura sexual masculina reducen la estimulación clitorídea a una masturbación, mientras que ella reclama para las caricias en este órgano la categoría de una relación sexual equiparable al coito.

libro de carla lonzi
Portada de ‘Escupamos sobre Hegel’ / Tinta limón ediciones.

Desde esta perspectiva, también podríamos incluir el prejuicio  de que la única que puede llamarse una relación sexual “completa” (que solamente Dios sabe qué será eso), es la relación con penetración vaginal. Y aquí también reconocemos un cuestionamiento al planteamiento cristiano de la sexualidad para la procreación y no para el  placer.

Comentando los planteamientos de Lonzi, Malabou afirma que lo que ocuparía el papel de la autoconciencia hegeliana, en el caso de las mujeres, sería  lo que la primera llama la mujer clitoridiana, que es lo que podría hacer advenir a un sujeto nuevo.

Desde aquí se introduciría un vínculo esencial entre saber pensar y saber gozar (en el sentido de disfrute, por supuesto).

La cultura sexual patriarcal es concebida como una cultura de la clitoridectomía (aunque ésta sólo sea metafórica, sin dejar de recordar que  haya todavía algunos lugares del mundo en los que esto se efectúa en lo real del cuerpo).

Sobre Lonzi, quien murió a los 51 años de un cáncer de útero, y, con una gran tristeza porque su compañera sentimental le reclamaba que en su relación ella era “el hombre”, lo que la volvía a la dualidad masculino/femenino de la que, según dice en su Diario, no se iba a librar ni el feminismo, Malabou dice que no vivió lo suficiente para haber sabido que en el feminismo logró fundar un término que hasta hoy se utiliza: el feminismo de la diferencia.

III.

Paso ahora a los planteamientos de Luce Irigaray, contenidos en el capítulo 9 del mencionado texto de Malabou.

En primer lugar, desde la perspectiva de Irigaray, también feminista, tenemos  una cuestión que implica una diferencia con el planteamiento de Lonzi. Para ella, la mujer no tiene un solo sexo. Clítoris y vagina no rivalizan; sino que son efecto de un placer que va más allá de un placer único. Y eso es lo que hace una diferencia fundamental con la sexualidad masculina.

filósofa feminista belga
Luce Irigaray. Foto: percyacunnavigi.

Cito a Irigaray en un texto llamado Ese sexo que no es uno :

La mujer tiene sexos casi por doquier. Goza con casi todo. Sin hablar siquiera de la histerización de todo su cuerpo, la geografía de su placer es mucho más diversificada , múltiple en sus diferencias, compleja, sutil, de lo que se la imagina… en un imaginario centrado un tanto excesivamente en lo mismo”.

Este imaginario, por supuesto, es el  imaginario masculino.

Y aludiendo a ello, Irigaray dice:

“Dejémosles el uno”.

En ese sentido, Irigaray insiste más en la pluralidad que en la díada, misma que, en caso del planteamiento de Lonzi , puede generar confusión con la otra dualidad, clítoris y vagina.

Lo que Irigaray hizo fue sentar las bases para una reescritura transformadora del cuerpo, según la lectura de Malabou y con la cual concuerdo. 

Y, con respecto al psicoanálisis, específicamente con respecto al planteado desde la perspectiva de Lacan, Malabou sostiene que es la elección de un concepto como falo, al que se le da el “poder de nombrar” y asignar un valor significante a una parte del cuerpo (léase el pene), está claro que éste se convertirá en el emblema de una identidad erótica.

Aquí, desde luego, como psicoanalistas, podríamos introducir una primera pregunta, que yo plantearía de la siguiente manera: pero ¿qué es lo que el falo nombra? Según el planteamiento de Lacan, es una ausencia.

Por otra parte, y desde luego como lo sabemos los lacanianos y lacanianas, el falo no es el pene, que simplemente sería un órgano anatómico. Eso es lo obvio.

libro de luce irigaray
Portada de ‘Ese sexo que no es uno’ / Akal.

Lo que quizá ya no sea tan obvio sería la elección del término falo como significante del deseo, encarnado por supuesto en un órgano del cuerpo, en tanto es al pene en erección al que representa.

La cuestión es que, podríamos interrogarnos si el falo, a fin de cuentas, no representa asimismo la pérdida, en tanto está sujeto a la detumescencia.

Y queda también en suspenso otra cuestión, ¿por qué ese término sería el elegido?

Desde mi punto de vista adelantaría una hipótesis que debo a mi escucha más reciente de una feminista tapatía muy joven y con un papel importante en uno de los feminismos de la actualidad en mi ciudad que planteó alrededor de esta cuestión lo siguiente: “todos hemos sido hijos del patriarcado” en algún momento.

Lacan y Freud, por su parte, así como cualquiera que produce en el conocimiento en esta civilización, y pese a haber sido, cada uno por su parte, de los que más han aportado en este campo de la sexualidad, son asimismo, en tanto deudores de lo que Derrida llamó el falogocentrismo,  hijos del patriarcado, como nosotros mismos.

Luce Irigaray tiene actualmente 94 años y vive en París.

libro de Luce Irigaray
Portada de ‘Espéculo de la otra mujer’ / Akal.

Hace bastante tiempo de que publicara su obra más importante Espéculo de la otra mujer (1974), que constituye una réplica contra Lacan y su estadio del espejo, puesto que para la feminista en ese espejo no se refleja mujer alguna, en tanto considera que las mujeres no obedecen al principio de identidad.

IV.

Después de este breve recorrido, y como punto final de esta exposición paso a la conclusión de Malabou en El clítoris borrado y a las interrogaciones que me parece nos interpelan desde esta conclusión a los y las psicoanalistas, y nuestro campo.

Clítoris, anarquía y feminismo son términos que están interrelacionados para Malabou y basándose en los planteamientos que ha hecho a lo largo de la obra que destaco ahora, la filósofa y psicoanalista francesa va a apuntar hacia su última publicación.

El texto se llama justamente Anarquismo y aunque ya está publicado en francés aún no hay traducción al español.

Para Aristóteles, la anarquía (que viene de la palabra griega an-arja, que significa la ausencia de principio, en el sentido de mando), es como la situación de un ejército sin estratega.

A mediados del siglo XIX los anarquistas definieron la anarquía, como un orden sin poder, en el que los soldados sin jefes tienen que organizarse solos.

libro de catherine malabou
Portada de ‘Au voler! Anarchisme et philosophie’.

Desde ahí, Malabou hace una afirmación en la que dice y cito literalmente “Al clítoris no se le gobierna”, mientras que, en una referencia concreta hacia dos términos del estagirita, afirma asimismo, que potencia y acto son el tejido de la subordinación.

El clítoris no es ni en potencia ni en acto.

No es una inmadurez a la espera la actualización vaginal, ni tampoco se pliega al modelo de erección y detumescencia.

No dirige, pero tampoco obedece.

Y es por estas características que es signo de lo insoportable del placer de las mujeres para la lógica falogocéntrica.

Pero, carecer de principio no es lo mismo que carecer de memoria. Ni el feminismo lo mismo que lo femenino.

En palabras de Malabou “lo femenino es ante todo un recordatorio de todas las violencias ejercidas sobre las mujeres ayer y hoy” (violaciones, mutilaciones, acosos, feminicidios).

clítoris órgano invisible
Ilustración: @eroticaymente.

Y de ahí surge la pregunta, que resulta en una propuesta política, que podríamos plantear así “¿cómo crear, en el mundo falogocéntrico, un espacio político que ella plantea como “más allá de las vilezas de los abusadores, grandes o pequeños”, un espacio donde se derrote la dominación?”

V.

Finalmente, y para terminar esta conferencia, me pregunto: ¿Lo que está planteando Malabou es construir un pensamiento diferente al  falogocéntrico, centrado en lo que anota como subtítulo en El placer borrado, es decir, las palabras clítoris y pensamiento?

Y desde esa perspectiva, ¿cómo plantearse el lazo social desde el anarquismo?

Para concluir, ¿si a lo que Malabou está apuntando es a una utopía de cambio social, sería volviendo al clásico planteamiento de Marx de un sujeto revolucionario, que en este caso, serían las mujeres?

Lo dejo como interrogaciones. Siguiendo la tradición de mi formación original, la de la filosofía, me parece que quizá lo importante en estas reflexiones actuales, no es todavía tener la respuesta, sino plantearse el problema.


2 respuestas a “El clít0ris en disputa”

  1. […] Publicado en Cuerdas Ígneas el 13 de noviembre de 2024 https://cuerdasigneas.com/2024/11/13/el-clit0ris-en-disputa/ […]

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