El ocaso de la vida

¿Hay una vida para mí, posible, coherente, consistente con lo que me han enseñado Eunice e Ignacio? Como la pregunta aparece, susurrándome al oído, sin importarle la hora del día o el sitio donde me encuentro, doy paso a la escritura, lo único que me ha salvado, de mí misma, de los dolores que desgarran las entrañas. Y también me ha salvado de la locura

Domingo de Resurrección

Estoy segura de que quienes mueren no pueden volver a la vida, pero también de que, de alguna manera que sobrepasa a la explicación que puede darse con palabras, los muertos, nuestros muertos, nos acompañan en todo momento e incluso podemos escucharles en momentos de necesidad, de desesperación y de angustia

ESPECIAL | Partícula de polvo

Sabía entonces, por la presencia de ese polvo, que él regresaría a la tierra un monótono día o una turbia noche; incluso, quizá ese polvo estaba destinado a ir cavándole de a poco la tumba, destinado a ser el montículo que abrigaría sus huesos; entonces, tuvo la convicción de que había de familiarizarse con cada partícula gris de esa nueva cobertura, que finalmente cubriría la ignominia de su cuerpo ya sin piel, ya sin su ser