Sobre El muñeco de nieve y la necesaria degradación de la vida amorosa masculina según Freud (parte II y última)

LEER: El muñeco de nieve (parte I)

Si quien ejerce el psicoanálisis se pregunta cuál es la afección por la que se le solicita asistencia más a menudo, deberá responder que, prescindiendo de la angustia en sus múltiples formas, es la impotencia psíquica.

Sigmund Freud (1912).

Ya en otros textos míos he hablado sobre mi interés por la llamada novela negra y cómo éste tiene qué ver con cuestiones infantiles; en este caso, relacionadas con mi historia.

En este escrito voy a abordar las mediaciones que, desde mi perspectiva, pueden hacerse entre la literatura y el psicoanálisis en un diálogo fecundo en el que pueden enriquecerse los dos campos.

La interrogación se dirige esta vez hacia los motivos inconscientes que subyacen en la historia de un personaje de ficción; pero una ficción desde la cual podemos llegar, por otros caminos que los del psicoanálisis, a preguntas relacionadas con las complejidades de la sexualidad humana.

En la primera entrega ya abordé lo que está implicado en los casos de algunos sujetos de la clínica freudiana, en los que la impotencia psíquica para la realización del acto sexual, está en relación con la fantasía edípica infantil no elaborada, de que el deseo sexual en la madre y su relación con el padre, conllevarían a considerar una mujer indecente a la mamá y alguien que, como cínicamente se diría, hace lo mismo que las prostitutas.

Portada de ‘El muñeco de nieve’ / DeBolsillo.

Esto llevaría a poder acceder a las relaciones sexuales sólo con mujeres a las que se considera degradadas y no con las que se considera dignas de respeto, como una novia o la esposa.

En la novela de Jo Nesbø, el personaje central, un asesino en serie de mujeres en Noruega, ilustrará significativamente esta situación desde dos perspectivas: al no poder sostener una relación con alguien a quien consideraría respetable y, a la vez, al erigirse en una especie de justiciero en contra de las mujeres a quienes desprecia, puesto que entran en la categoría de prostitutas.

Lo sorprendente es la manera cómo el escritor nos va adentrando en una trama que tiene su origen en una escena infantil: el futuro asesino serial, siendo un niño, observa casualmente a su propia madre en una relación sexual con un hombre que no es su padre.

Aquí cabría la pregunta: ¿cualquier sujeto que se enfrenta a una escena como ésa, se convertirá en un asesino serial, como una especie de causa-efecto de lo observado?

El asunto no es tan sencillo, por supuesto. Como Lacan decía: “No se vuelve loco el que quiere”. ¿Quién, entonces, se vuelve loco? El que puede, aquél al que la estructura psíquica le da para ello.

Parafraseando al psicoanalista francés también podríamos decir: no se convierte en un asesino el que quiere, desde Jack el destripador, un sujeto histórico que en 1888, en Londres, mataba, atención a la coincidencia, prostitutas. 

Ilustración de Jack ‘El destripador’ / Infobae.

Lo que me interesa resaltar en este comentario sobre El muñeco de nieve es la coincidencia entre la realidad y la ficción, las cuales, a mi modo de ver el asunto, están basadas en la misma fantasía inconsciente masculina: la no elaboración de la fantasía edípica infantil de la madre como una cocotte, como se diría en tiempos de Freud o, como actualmente se diría, con un término más fuerte, una puta.

Hay otros significantes, por supuesto, que están en juego en la novela de Nesbø. Uno de éstos y no de manera tangencial, sino en el centro de la trama, es el padre. Y relacionado con esto, lo que ocurre también con los actos criminales del protagonista de la novela: el reto a las autoridades, representadas por Harry Hole, el detective que lo persigue; pero, en el fondo, el llamado al padre, a su propio padre cuya ausencia como ley ha propiciado la ausencia de límites en la que se debate el personaje.

Ilustración de Harry Hole / Igor Kurilin.

El muñeco de nieve nos remite a varias preguntas que están relacionadas también con la actualidad y, asimismo, con lo que se juega en términos del inconsciente en la relación entre hombres y mujeres. Bastaría un solo ejemplo: ¿de dónde surge, en la cultura patriarcal, el menosprecio hacia las mujeres y la posibilidad exclusiva de relación sexual con sexoservidoras en algunos sujetos; pero, a la vez, un asunto que está de alguna manera en todos los varones: la atracción por aquéllas a quienes consideran degradadas? 

¿Y de igual modo, el odio hacia ellas?

¿Qué no será que la sexualidad femenina plantea a los hombres un reto que éstos no pueden soportar?

Ésta es solo una de las cuestiones que los diferentes feminismos tendrían que plantearse para el logro de una deconstrucción de los vínculos entre los géneros.

Eunice Michel.

Guadalajara, Jalisco. Colonia Morelos, 31 de marzo de 2022. 


Referencias:

Freud, Sigmund: Contribuciones a la psicología del amor. Vol. XI. Obras Completas. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1979.

Nesbø, Jo: El muñeco de nieve. RBA Libros. Barcelona, 2013.  

Imagen de portada: Fotograma de The Snowman (T. Alfredson, Reino Unido, 2017) / FilmAffinity.

2 respuestas a “El muñeco de nieve (parte II)”

  1. […] la segunda entrega plantearé las preguntas que pueden hacerse, desde el psicoanálisis y, desde luego, desde mi […]

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