Ayer terminó el paro de les estudiantes del CUCSH, agrupades en el movimiento #CUCSHNoSeMueve….
Hoy escribo esperanzada, pues sus palabras no solo me hicieron imaginar el mundo posible hacia el que ya caminamos, sino que pude tocarlo, sentirlo y respirarlo, recuperando partes de mi historia como estudiante, una que he contado a cachitos, sin atreverme a armar el rompecabezas con todos sus bordes.
Hoy sé que existe la resistencia organizada, más allá de donde mis ojos alcanzan a dibujar los horizontes utópicos que hemos ido creando entre tantas luchas, personas y mentes.
Hoy sonrío, aún inmersa en el ritmo de la vida precarizada que devora nuestro tiempo, porque resistimos y pensamos distinto. Sonrío porque sí hay manera de parar; parar y resistir, parar y decidir, parar y repensar, parar para reunirse, parar y tomarse de la mano, parar reconociéndonos, parar y soñar, aterrizando juntas en paracaídas a la realidad multicolor que componemos (no sin tropiezos ni dudas).
Hoy me acuerdo de mis propias luchas en la Universidad de Guadalajara, de los desvelos, el desgaste, la lealtad y el compañerismo.

Hoy reconozco que no estuve sola, que hicimos juntes hasta donde más pudimos. Reafirmo que ya no es tiempo de líderes, sino de árboles formando un bosque de conocimiento transversal y reunido por causas comunes. En ese bosque cada ser vegetal tiene su papel y este no está desconectado ni incomunicado de los demás seres y criaturas que lo habitan.
Hoy me vuelvo a preguntar, ¿qué nos une, más allá de lo que nos separa?, ¿cuáles caminos transitaremos en colectividad iluminando juntes senderos en penumbra que antes nos daban miedo?
Hoy se ha ido un poco el temor, a pesar de los riesgos de enfrentar al poder cada tanto, haciendo (otra vez) lo que más podemos juntes: escribimos, enunciamos, digerimos, reclamamos, no claudicamos, nuestra lucha hace eco con otras que nos precedieron y que vendrán mañana.
Hoy nos abrazamos otra vez, a la distancia y también en la cercanía. Nos (re)conocemos, aceptamos que nos hemos equivocado, recordamos (pasando por el corazón) las derrotas (nuestras y lejanas), recuperamos las posibilidades (¡tantas a nuestro favor!) de ver todo caer para dar paso al resurgir distinto, diverso, plural.
Hoy (¡más que nunca!) el muro ya acumula varias grietas…, y sonrío, con los ojos llenos de lágrimas, por el futuro, el nuestro, por las que vendrán después de nosotras a cosechar, volver a sembrar y querer al fin tenerlo todo.
Inés M. Michel
A casi 3 años del 5 de junio (#5deJunio3años), habitando entre resquicios ese otro mundo posible.





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