Transcripción de la participación leída en la quinta presentación de Guadalajara rebelde: pasado y presente

(Casa Zuno, 4 de junio de 2023).

Sobrevivimos el 5 de junio, sí, y eso se lo debemos a una red tejida y organizada desde abajo, orgánica, resistente y horizontal. Recordemos esto cada 4, 5 y 6 de junio.

Ningún gobierno, poder o autoridad quiere que sepamos que tenemos la capacidad de organizarnos, sin jerarquías, sin mandatos, sin una línea única, ya sea política o ideológica.

Pienso en el biólogo italiano Stefano Mancuso y en su idea transgresora sobre el reino vegetal, uno que nos parece muy ajeno. Lo animal se mueve, lo vegetal se queda; y pareciera que, en ese quedarse, se cede ante las amenazas o los peligros, lo real que en este mundo concreto que habitamos puede igual acariciarnos que aniquilarnos.

En los bosques (sigo con Mancuso), todas las criaturas que coexisten, móviles o no, aportan información sobre lo que ocurre en su espacio vital. Desde el extremo más lejano del bosque un ser puede avisar a otro que se encuentra lejos cuando hay peligro, para que se prepare o implemente el método de defensa que su especie ha desarrollado.

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Imagen: Ovacen.

Insisto, los animales se mueven, las plantas se quedan, pero ¿cómo se quedan? Mancuso nos explica que no permanecen inertes, tampoco «resignadas». Permítanme aquí usar este término, uno que parece muy animal o muy humano y que hila bien (creo) con la propuesta del biólogo que traigo a colación el día de hoy.

Un ser vegetal tiene la capacidad a nivel celular de que cualquiera de sus células funcione de distintas maneras, según el sitio en donde se encuentren. No son células especializadas, mientras que las nuestras sí, ya que cumplen funciones de acuerdo con el tipo de trabajo que tienen asignado según su localización en el cuerpo.

Las plantas, en ese sentido, evolucionaron de otra manera, decidieron quedarse, mientras que los animales, decidimos movernos. Este verbo es importante: «decidir» quedarse o irse, pues Mancuso lo coloca de esta manera en su texto El futuro es vegetal.

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Portada de ‘El futuro es vegetal’ / Galaxia Gutenberg.

Otra diferencia fundamental tiene que ver con el sistema nervioso central, es decir, el cerebro. Las plantas no tienen uno y por ello se puede decir que los seres vegetales son seres descentralizados, de ahí su éxito en el planeta Tierra, uno que, siguiendo nuevamente a Mancuso, cambia drásticamente su organización social. Y es que, tanto su organismo como su entorno, funcionan de manera horizontal.

Nuestro organismo y nuestras sociedades, en cambio, están supeditados a un cerebro que dirige. Casi todas nuestras formas de organizarnos responden a esa característica biológica. Las plantas no tienen líderes, en el bosque no hay una única línea qué seguir, no hay un camino trazado por un ser vivo o por un grupo de ellos reunidos en comité o colectivo.

El bosque reacciona ante el peligro de manera orgánica y horizontal. Se envían y reciben mensajes bajo tierra y a través de las copas de los árboles. Todas las criaturas se enteran de la amenaza a tiempo porque cada una que recibe el mensaje lo replica; esto sucede desde lo más profundo del ecosistema hasta las orillas.

Regreso al 5 de junio, a nuestra digna rabia y a lo que podemos aprender de las plantas, de esos seres que consideramos tan indefensos y silenciosos, que han resistido incluso a una especie tan depredadora como la nuestra.

instalan antimonumento en guadalajara por el 5 de junio memoria
Instalación del antimonumento 5J (Plaza Imelda Virgen, Guadalajara, Jalisco) / Fotos: Mario Marlo y Leslie Zepeda (Zona Docs)

Ligaré los apuntes vegetales que estuve haciendo con el pensamiento trans en todas sus dimensiones: transdisciplinario, transgénero y transespecie, porque lo que hoy vengo a proponerles es que intentemos ya no pensar como humanos, como animales humanos, y que nos atrevamos a pensar un instante como plantas, a resistir como plantas, a funcionar como plantas…, una suerte de declaración transespecie.

¿Podríamos renunciar de a poco a eso humano que puede ser tan oscuro como luminoso?

A partir de ahora me declaro una escritora plantoide (también tomo prestado el término de la propuesta mancusiana), que quisiera ceder esta vasija humana que me contiene para que una criatura vegetal tome su lugar. Todo esto en reconocimiento de las redes que nos salvaron, redes sin nombres propios asociados a altos perfiles, redes tejidas desde abajo que nos dieron fuerza y visibilidad.

Juntas somos luces no siempre conectadas, pequeños faros individuales que alumbran caminos y senderos a veces siniestros. En lo personal, prefiero esos brillos que los reflectores o los soles que pueden llegar a enceguecernos.

Escribo desde la rabia por todos los agravios que hemos padecido; además, el enojo ha predominado mucho durante gran parte de mi vida, como emoción motora y transformadora. Sin embargo, hoy me coloco también en otra categoría: la ternura radical, porque estoy convencida de que puede salvarnos de hundirnos en la desesperanza.

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Portada de ‘Guadalajara rebelde: pasado y presente’ / Taller editorial La casa del mago

Reconozco el valor de esta historia urgente, contada en Guadalajara rebelde: pasado y presente; y me mantengo en la apuesta personal y colectiva de la memoria. En ese sentido, mi admiración a cada integrante de 5 de junio Memoria, por su compañía y silencio cariñoso, tan necesario en esta época de ruido ensordecedor.

Reconozco que no es fácil hablar ni recordar, porque, al igual que en Penumbria*, en Guadalajara siempre serán las 5 de la tarde, especialmente cada 5 de junio. Eso mientras la memoria prevalezca, resonando infinitamente en un atardecer perpetuo.

[Clic para ver el video de la presentación]

Inés M. Michel

Atardecer del 4 de junio de 2023,

a 3 años de lo ocurrido el 4, 5 y 6 de junio en Guadalajara, Jalisco, México.


*Los sueños de la bella durmiente (Emiliano González, Debolsillo).

Imagen de portada: De la Urbe.

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