“[…] cada uno se endereza a la muerte del otro […]

La relación de ambas autoconciencias viene, pues,

determinada de forma que ambas se acreditan

cada una ante sí misma y la una frente a la otra

mediante la lucha a vida y muerte.- No tienen

más remedio que entablar esa lucha […]”.

Leí Pedro y el capitán allá por los años 80, de recién publicada, en México, por la Editorial Nueva Imagen. Fue toda una conmoción.

Posteriormente la vi en el teatro, ya no recuerdo dónde ni con quiénes. Igualmente fue muy impactante.

Ahora, años después, muchos años, volví a verla; bajo la puesta en escena de la Compañía de Teatro Jurídico, de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara, y la impresión ha sido la misma.

¿Cómo es que sucedió todo este terror en América Latina?

¿Cómo es que sigue, en otras condiciones, ese mismo horror, ahora potenciado y llevado al extremo, en México, bajo la modalidad de las desapariciones forzadas?

¿Por qué seguimos, como pueblo, bajo la pasividad y la indolencia?

¿Por miedo?

¿Y la ley?

Bien, después de esta pequeña entrada, era necesaria, paso a hablar de la puesta en escena, en su penúltima función; no pude asistir a la última por cuestiones de trabajo.

puesta en escena compañía de teatro jurídico
Foto: @juanignaciomancillatorres

Con esta escenificación, el profesor Sergio Quiñonez y la Compañía que dirige, nos dan una muestra más que patente de su versatilidad; antes le vimos Hamlet, de William Shakespeare (reseñada en este sitio). El salto es enorme, del teatro clásico al teatro moderno y el resultado es de una enorme calidad en el conjunto todo de la obra de teatro como tal; considerando escenografía, iluminación y medios audiovisuales.

¿Qué es lo característico de esta puesta en escena?

Algo que está en la propia obra de Mario Benedetti, la compleja dialéctica, para decirlo con Hegel, entre el amo (el Capitán) y el esclavo (Pedro). Es por eso por lo que pusimos como epígrafe, el texto perteneciente a la Fenomenología del espíritu, relativo a la dialéctica del amo y del esclavo (traducida como dominación y servidumbre en la versión de Manuel Jiménez Redondo para Pre.textos).

Pone las cosas en claro.

Sí, en la obra podemos ver, cómo los papeles se van mutando y todo ello se fue marcando, poco a poco y de manera muy atinada y precisa, a través de los cortes y por supuesto que también y, sobre todo, a través de las actuaciones, hasta llegar al final climático, pero…

Conviene que detallemos un poco más el asunto.

Se trata, pues, de la relación asimétrica y de poder entre el torturador y su víctima, el torturado.

El motivo puede ser cualesquiera, pero en la obra se abordan los razones políticas e ideológicas; se trata del militar clásico de las dictaduras de Sudamérica y el guerrillero como sujeto que lucha y se resiste.

El asunto es que el Capitán quiere hacer hablar a Pedro.

Y Pedro aguanta, sin delatar a sus camaradas, hasta las últimas consecuencias.

El lazo que se hace entre ellos, en este contexto, es sumamente complejo.

teatro cucsh udeg pedro y el capitán
Foto: Compañía de Teatro Jurídico.

Esta dinámica es la que reproducen, muy bien, en sus papeles Héctor Rocha, como Pedro y Gerardo Ulises como El Capitán.

Pudiendo transportarnos, a las y los espectadores, a los claros y oscuros de la relación misma, en las condiciones de un preso, con todo su dramatismo y desgarramiento humanos, sobre todo considerando el quiebre de la ley en manos de los agentes militares de las dictaduras y su comportamiento totalitario y antidemocrático.

Es desde la perspectiva de la violentación de ley y los derechos humanos, que la obra me hizo pensar mucho en la situación actual de México.

No sin dolor, por supuesto.  

Pues nuestro país todo es una fosa clandestina, en la que yacen miles y miles de desaparecidas y desaparecidos.

Y el Estado está implicado, ya por omisión o por la acción directa del propio aparato estatal; de sus cuerpos de seguridad, sobre todo.

Esto está muy bien señalado con apoyo de la dimensión visual con la que se cierra la obra, en la que aparecen los personajes más siniestros, tanto de México como de América Latina, de Sudamérica particularmente. Es el pasado reciente de todo América Latina y de México el que está en juego.

póster pedro y el capitán obra de teatro universidad de guadalajara

¿Podremos superar todo esto?

De hecho, estamos obligados, así lo veo, si queremos que América Latina toda y México particularmente, se dirijan a un futuro de mayor equidad y justicia social.

En esta tesitura, la labor que hace la Compañía de Teatro Jurídico, específicamente el profesor Sergio Quiñonez, es sumamente encomiable.

No solamente por el teatro en sí mismo, lo que ya de por sí es un aporte cultural de un enorme valor, sino, también, por toda la formación que implica en el ámbito de los derechos humanos y el respeto a la ley; una de nuestras mayores carencias como país, por razones históricas complejas que aquí no puedo detallar.

La labor que hace, pues, el profesor Quiñonez es sumamente loable, en muchos sentidos.

Es por lo que reitero mis felicitaciones, no solamente a él, sino también a todas y todos los estudiantes que dignifican, con su trabajo cultural, la labor de la Universidad de Guadalajara; especialmente del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades (CUCSH), y más específicamente de la División de Estudios Jurídicos.

Y, en esta ocasión, va una mención especial para Héctor Rocha y Gerardo Ulises, quienes dan vida (en la puesta en escena que me tocó ver), en el teatro, a Pedro y El Capitán.

Con su trabajo y actuación fueron capaces de recrear un mundo que esperemos podamos ahuyentar de manera definitiva. En México y en el mundo.

¡Enhorabuena, pues, por sus actuaciones! 

Felicidades a ellos y a todo el equipo.


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