“[…] el teatro es un agenciamiento. El agenciamiento

de componentes materiales e ideales extremadamente

dispares, cuya única existencia es la representación”.

De nuevo me veo sorprendido, gratamente, por la capacidad de trabajo y creación del profesor Sergio Quiñonez; así como por su aptitud para leer el mundo actual.

Con su última puesta en escena, De Josef, para mi amigo Fred, obra escrita por el profesor Quiñonez, aborda un tema de enorme actualidad y pertinencia en el mundo de hoy.

La persecución y asesinato de los homosexuales por el régimen nazi.

Hoy son otras las persecuciones y los exterminios, igual de bárbaros, y la indolencia también es igualmente atroz, pues los crímenes de odio no cesan, en este mundo supuestamente civilizado.

Esto me hace retomar, para ahondar un poco en ella, una pregunta con la que casi se cierra la obra: ¿qué clase de mundo es este?

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‘De Josef, para mi amigo Fred’. (Foto: Mayela Carbajal).

Me hizo recordar, inmediatamente, un libro reciente de la filósofa norteamericana, Judith Butler, la teórica queer y de género, que lleva por título: ¿Qué mundo es este? Fenomenología y pandemia.

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En el que, de manera muy precisa y detallada, nos hacer reflexionar sobre el mundo en que vivimos, así como sobre las posibles formas de hacerlo más habitable. ¿Utopía? Sí, pero del orden de lo deseable.

Un libro que utilicé en uno de mis recientes cursos.

Al ver la obra, De Josef, para mi amigo Fred, basada en el testimonio de uno de los pocos sobrevivientes de la persecución homofóbica del nazismo, uno se siente profundamente cuestionado en todos los sentidos: ¿cómo fueron posibles —y siguen siéndolo, en muchos sentidos— tales atrocidades?

¿Cómo nos atrevemos a seguir llamándonos civilizados y humanos, si permitimos que sigan ocurriendo semejantes bestialidades?

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‘De Josef, para mi amigo Fred’. (Foto: Mayela Carbajal).

La obra toca, desde esta perspectiva, lo más profundo de nuestro ser, para cuestionarnos ahí en el fondo mismo de nuestra humanidad. Sacándonos, de un modo teatrero, de nuestro confort cotidiano.

Y es que… los Josef y los Fred siguen siendo hostigados, violentados en sus más fundamentales derechos humanos.

¡Todavía! ¡En el mundo de ahora!

No por los nazis, por supuesto, sino por regímenes que se dicen democráticos. Y por los hombres y mujeres, pero sobre todo por los hombres, considerados modernos.

¡Vaya modernidad!

¡Qué fiasco!

La voz cantante de la puesta en escena la lleva Josef, caracterizado por Alverick Olmos; quien es acompañado por Gerardo Ulises como Marcel y Gael Rangel como Jonás, Héctor Rocha como León, Ehekatzin Ortega como Rudolf, Luis González como El Oficial y Gael López como El Kapo.

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‘De Josef, para mi amigo Fred’. (Foto: Mayela Carbajal).

La escenografía, bastante sobria, como suelen serlo en las obras del profesor Quiñonez, pero muy atinadas (usualmente), es de Mayela Carbajal; la confección del vestuario es de Vicky Ramírez.

Gerardo Ulises fue también el asistente de Dirección y, como ya lo dije, la dirección y la obra son el resultado de la creatividad del profesor Quiñonez.

Las fotos son de Mayela Carbajal.

El crédito pertenece a la Compañía de Teatro Jurídico de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara.

No me cansaré, tampoco, de darle su lugar al profesor Quiñonez y a toda la compañía, por ser un espacio cultural de un gran valor, cuando lo que impera —en el mundo de hoy— es la indolencia, aun en las propias universidades o, siendo esto peor, cuando existe hasta una cierta preponderancia del conservadurismo y del pensamiento de derecha, ¡sí, en las universidades públicas y privadas! ¡Lamentablemente!

En fin…

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‘De Josef, para mi amigo Fred’. (Foto: Mayela Carbajal).

Pero regresando a la obra, todo el tiempo que la vi, estuve pensando en las resonancias terribles de lo que ocurre en Gaza y en la paradoja, parajoda, dirían los irónicos, de cómo un pueblo perseguido se convirtió en persecutor. El fascismo impera en los dirigentes israelíes. Y Benjamin Netanyahu, ¡vaya que lo es!

Drama y lección que todos los dominados tenemos que aprender, para así no repetir los guiones históricos de la dominación.

¿Lo hemos entendido?

Aquí, son muchas las dudas que me asaltan, lamentablemente.

Pero confiemos en lo que nos resta, todavía, de humanidad.

En este contexto, y duele decirlo, Gaza y Ucrania son, hoy, dos de las ignominias más representativas del mundo contemporáneo.

¿Qué vamos a hacer?


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