Decisión. Quiero hablar yo, ya no Zaratustra”

¿Cómo ser nietzscheano y no perderse en el (abismo) nihilismo?

El 15 de octubre de este año, Friedrich Nietzsche cumpliría 180 años; y a pesar de haber nacido hace 180 años, haberse vuelto loco hace 135 años y haber fallecido hace 124 años, todo él persiste en seguir siendo póstumo.

Su nombre propio es ya, en sí y por sí, intempestivo: Friedrich Nietzsche, es un nombre propio que va más allá de sus límites históricos.

Es, pues, un pensador in-actual, en el sentido más extenso y radical de la palabra.

Al grado de que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que existe una filosofía nietzscheana; pésele a quien le pese. Se la ha querido reducir a una figura literaria. 

Nietzsche pensador y filósofo póstumo
Imagen tomada de: Bloghemia.

Lo que haré en este texto en particular —en la línea nietzscheana—, es una lectura crítica de la relación de Nietzsche con las mujeres; ello a partir de la famosa y controvertida sentencia de:

“¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!” (esto en la versión de José Rafael Hernández Arias, para la editorial española Valdemar).

Como es muy sabido, esta sentencia es el cierre del parágrafo 19 (De viejas y jóvenes mujercitas) de la primera parte de Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie; y quien enuncia dicha frase, es nada más y nada menos que una mujer, ya de edad: de la tercera edad, como se dice hoy día.

Cuestión que aduce, la mujer, para que Zaratustra le comunique su “verdad” sobre las mujeres.

¿Podemos juzgar a Nietzsche, por esa frase, como misógino y patriarcal, como se suele hacerlo, con demasiada facilidad y simpleza?

Antes de confirmarlo, reflexionemos sobre el sentido de lo que se juega en el parágrafo ya mencionado, como un todo.

Es desde esta perspectiva, que iniciaré con mi lectura.

libros de nietzsche
Portada de ‘Así habló Zaratustra’ / Valdemar.

Pero antes, lo primero que habría que decir, es que Nietzsche creció prácticamente con mujeres, pues su padre murió cuando él tenía 4 o 5 años y su hermano menor, murió siendo muy pequeño.

De modo que Nietzsche creció rodeado de mujeres.

¿Fue esto lo que determinó el “repudio” que expresó, abiertamente, sobre todo en su autobiografía —un texto limítrofe, entre la cordura y la locura— sobre su madre y hermana?

¿Por qué el odio/amor —tan fuerte— de Nietzsche por su madre y su hermana?

¡Ay los “complejos familiares” (Jacques Lacan dixit)!

También cabe decir, que Nietzsche tuvo amigas de mucha relevancia, que siempre estuvieron en los momentos más difíciles de su vida; y que dichas mujeres fueron bastantes emancipadas. Una de ellas fue Malwida von Meysenbug, escritora y pensadora alemana. No la única, por cierto.

Después de esta entrada, vayamos a nuestro asunto.

escritora alemana amiga de nietzsche
Malwida von Meysenbug (1816-1903)

¿Cómo aborda la cuestión de las mujeres Nietzsche en su Así habló Zaratustra?

Para analizarlo y decirlo mejor, haré una lectura un tanto detallada del apartado aquí considerado.

El asunto es atrapar, en la medida de mis posibilidades, los múltiples sentidos relativos a las mujeres que se juegan en este problemático parágrafo.

Esta será nuestra empresa, que va como un homenaje a Herr Professor, en su 180 aniversario.

De modo que… comenzamos.

El primer párrafo del parágrafo todo, sobre el que aquí reflexionamos, comienza de así:

“¿Por qué te deslizas furtivamente a través del crepúsculo, Zaratustra? ¿Y qué escondes con tanta precaución debajo de tu mano?” (p. 131 de la edición referida).

libros de Nietzsche
Portada de ‘El nacimiento de la tragedia’.

Creo que todas y todos sabemos que Nietzsche siempre sintió una fuerte inclinación por la filosofía y que los filólogos de su tiempo nunca lo quisieron y que, además, lo trataron muy mal, una vez que publicó El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo, su primer libro.

Y si en algún lado Nietzsche puso en juego su pasión filosófica, fue precisamente en su Así habló Zaratustra.

Así pues, en este inicio hay un puente con Platón, específicamente con el Fedro; ahí, es Fedro el que esconde algo y Sócrates lo cuestiona.

No puedo ahondar en esto, pero no quería dejar de hacer esta referencia.

Que no es cualquiera.

Así pues, en este contexto y con las relaciones ya indicadas, el texto de Así habló Zaratustra continúa:

“¿Es un tesoro que te han regalado? ¿O un niño que has dado a luz? ¿O es que ahora sigues el camino de los ladrones, tú, el amigo de los malvados?” (Ídem).

Aquí hay varias cuestiones en las que nos detendremos, de manera general, sin detallarlas como me gustaría.

El tema del don y los regalos está muy presente en Zaratustra todo; además del tema del niño.

No se nos olvide que la tercera transformación del espíritu es cuando el león se convierte en niño, significa y puede más que el león, pues no se reduce a la destrucción, sino que también crea.

Ya esto, de por sí, nos da el talante del lugar que ocupa el niño, en la obra de Nietzsche.

¿Acaso un niño o una niña no son un regalo, un don, en sí mismos?

el fedro de platón
Portada de ‘Fedro’.

Zaratustra es un donador en el sentido más extenso e intenso de la palabra; es alguien que (nos) ofrece muchos regalos.

¿El gestar (la vida) no es el máximo don que pueda dar(nos) una mujer? Aunque hoy sabemos que la creación puede expresarse de muchas maneras.

Estamos hablando, en este contexto, claro, del don de la vida.

Así, en Nietzsche, todo esto está anudado, complejamente, con lo que sigue; mujer, niño, verdad, don, regalo:

“¡En verdad, hermano mío!, dijo Zaratustra, es un tesoro que me han regalado; conmigo llevo una pequeña verdad.

“Más es traviesa como un niño pequeño, y si no le tapo la boca, pone la voz en grito” (Ídem).

De este modo y en estas circunstancias es que Zaratustra es requerido por la mujer vieja, como se narra en el texto, pues ésta sostiene que Zaratustra, no obstante haberles comunicado muchas cosas, no les ha hablado de la mujer.

Y esto no deja de ser llamativo, o por lo menos curioso, ya que, aparte de caracterizarse a sí mismo como el primer psicólogo de las profundidades (¡ay, Freud!), Nietzsche también se definía como el primer psicólogo del eterno femenino. ¡Vaya atrevimiento!, pensará más de alguno o alguna.

¿Es así?

Avancemos, pues, en nuestro propósito.

Nietzsche y los niños
Imagen tomada de: Cronista.

La mujer vieja le argumenta a Zaratustra que es bastante grande, por lo que no debe tener ningún problema para decirle su pensar sobre las mujeres, pues pronto lo olvidará.

Así es como Zaratustra hace a un lado su: “Sobre la mujer sólo se debe hablar a los hombres”, para, complacer a la mujer vieja y decirle no pocas cosas, bastante problemáticas todas.

En este horizonte, Zaratustra afirma:

“Todo en la mujer es un enigma, y todo en la mujer tiene una única solución: se llama embarazo” (Ídem).

Hoy, lo sabemos, es el tiempo de las mujeres. Y en el contexto actual, el de México y el mundo, nosotros —las mexicanas y los mexicanos— tenemos, ya, a nuestra primera presidenta.

Después de 200 años de historia y de 65 hombres que fueron presidentes.

¿Llegará, el próximo 5 de noviembre, también a la presidencia de EUA una mujer?

Muy pronto lo sabremos.

En EUA ya hubo un presidente de color, bastante decepcionante, por cierto, pero no ha habido una mujer presidenta. En caso de que Kamala Harris gane las elecciones del próximo 5 de noviembre, será la primera presidenta de los Estados Unidos.

Mientras tanto, para avanzar, preguntémonos seriamente: ¿qué quiere decirnos Zaratustra (Nietzsche) con “todo en la mujer es un enigma”?

¿Qué es un enigma?

cosima wagner nietzsche
Cosima y Richard Wagner, 1872 / WC.

La Real Academia Española nos da dos acepciones, en su diccionario, para la palabra enigma:

“1. m. Enunciado de sentido artificiosamente encubierto para que sea difícil de entender o interpretar” ; y:

“2. m. Realidad, suceso o comportamiento que no se alcanzan a comprender, o que difícilmente pueden entenderse o interpretarse”.

¿Por qué Zaratustra nos presenta, en el texto analizado, a la mujer como un enigma?

Y ¿por qué todo tendría, en ella, según el decir de Zaratustra, como “única solución”, el “embarazo”?

La etimología de la palabra embarazo tiene muchas ramificaciones, pero la Real Academia Española nos da tres acepciones, que son las siguientes:

“1. m. Impedimento, dificultad, obstáculo”.

“2. m. Estado en que se halla la mujer gestante”; y:

“3. m. Encogimiento o falta de soltura en los modales o en la acción”.

En primer lugar, la cuestión de la mujer nos remite a algo del orden de la incertidumbre; de lo incomprensible y de algo que escapa a la esfera del saber.

¿Para colocarse en las dimensiones (socráticas) del no saber?

¡Ay!

Para el creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, la mujer fue, hasta el fin de su vida, algo del orden del enigma, que nunca pudo resolver.

Así, Freud no pudo responderse la pregunta de qué quiere una mujer.

sigmund freud nietzsche
Imagen tomada de: Neopraxis.

Nietzsche, en una vía precursora a la de Freud, complejiza las cosas todavía más, al hacer decir a Zaratustra que:

“El hombre es para la mujer un medio: la finalidad es siempre el hijo. Mas ¿qué es la mujer para el hombre?”

En realidad, Nietzsche hace aquí gala de ir a las profundidades de la psicología humana, al plantearse, por la mediación de Zaratustra, estas dos cuestiones; además de todo lo que nos formula en las siguientes oraciones de este singular parágrafo aquí problematizado.

Todas relativas al arcano de la mujer.

Lo primero que quiero destacar, habiéndome colocado en este horizonte (el nietzscheano e intempestivo), es el de ir contra el sentido común de la media naranja; es decir, el de que las relaciones entre los sexos son, difíciles, sí, pero finalmente “ajustables”; más bien son asimétricas, en el sentido estructural y conflictivas de por sí.

Y no porque los hombres seamos de Marte y las mujeres de Venus, sino, fundamentalmente, por el diferente posicionamiento que “asumimos”, hombres y mujeres, como seres sexuados, con relación al falo y, más radicalmente, porque la división sexual es interna a nuestra propia postura sexual; más allá y más acá del otro sexo.

Esto independientemente de la declaración o asunción fáctica de cualquier identidad sexual, o de género que se asuma.

Incluso la no binaria, bisexual, transgénero; además de otras.

Algo que deja muy en claro la filósofa eslovena Alenka Zupančič (cf. su formidable libro ¿Qué es el sexo?).

libro qué es el sexo alenka
Portada de ‘Qué es el sexo’ / Paradiso Editores.

Todo esto Lacan lo resume en que el hombre es para la mujer un estrago y la mujer es, para el hombre, un objeto.

¿No es toda esta lógica, bastante dudosa y de jeroglifos, la que se juega en la frase que sigue?:

“Dos cosas quiere el hombre auténtico: peligro y juego. Por eso quiere él a la mujer, puesto que ella es el objeto más peligroso.

“El hombre debe ser educado para la guerra, y la mujer para el descanso del guerrero: todo lo demás es tontería” (Ídem).

Sí, con todo lo profunda que sea la reflexión nietzscheana sobre las mujeres, su forma no deja de estar dominada por su época; ¿podía haber sido de otro modo?

La pregunta es: ¿por qué Nietzsche, siendo tan radical en todo y no obstante su subversivo ser intempestivo, en la cuestión femenina encuentra ciertos límites, a pesar de que él mismo se consideraba el primer psicólogo del eterno femenino?

Aparte de esto último, lo que viene enseguida del parágrafo que estoy analizando, es de lo más cuestionable y es, precisamente, desde esta tesitura misma que haré mi lectura; seguramente también discutible.

psicoanalista francés lacan
Jacques Lacan (1901-1981).

Cito de nuevo a Nietzsche:

“Los frutos demasiados dulces – no son del gusto del guerrero. Por eso le gusta la mujer; amarga es aun la más dulce de las mujeres” (p. 132 de la edición referida).

Quisiera, para avanzar en nuestro análisis, intercalar, aquí, el famoso y multicitado fragmento 53 de Heráclito, el oscuro de Éfeso:

“Guerra es padre de todos, rey de todos: a unos ha acreditado como dioses, a otros como hombres; a uno ha hecho esclavos, a otros libres” (Los filósofos presocráticos, Volumen I, Editorial Gredos, Madrid, 1981, p. 387; introducciones, traducciones y notas a cargo de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá).

No podemos dejar de considerar este fragmento de Heráclito, cuando Nietzsche ensalza la guerra y al guerrero, cuando nos habla de las mujeres y las relaciones con el hombre.  

¿Es para extrañarse, como lo hace la mujer vieja, en tato Zaratustra “conoce poco a las mujeres y, sin embargo, tiene razón sobre ellas”?

Extrañeza también para nosotros, que Nietzsche remate con:

“¿Acaso ocurre esto porque en lo atinente a la mujer no hay nada imposible?” (Ídem).

Cabe aclarar que justamente aquí, Rafael Hernández Arias, en la traducción de Así habló Zaratustra para la editorial española Valdemar, introduce una nota que nos refiere al evangelio de Lucas, 1, 37, en el que se lee:

“[…] porque no hay nada imposible para Dios” (Sagrada Biblia, versión directa de las lenguas originales de Eloino Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto, 0. P, para la Biblioteca de Autores Cristiano, Madrid, 1981, p. 1300).

filósofo presocrático
Heráclito de Éfeso )por Johannes Moreelse).

¿No resulta por lo menos curiosa esta asociación entre la mujer y Dios?

Mucho habría que decir sobre el cambio de diosas a dioses y, sobre todo, sobre el pasaje de dioses en plural a un dios único; al dios padre. Algo que es del orden de la historia y de la teología, particularmente. Y de la familia también. Remito aquí al famoso libro de la historiadora y psicoanalista francesa, Elizabeth Roudinesco, La familia en desorden (editado por el Fondo de Cultura Económica).

Que quede por lo menos consignado.

Pero retomemos el hilo, en particular el relativo a lo que es la mujer para el hombre y viceversa.

En el siguiente párrafo se lee:

“La mujer comprende mejor a los niños que el hombre, pero el hombre es más infantil que la mujer” (ídem).

La dimensión más infantil del hombre con respecto a la mujer no podemos ponerla en duda, pienso; incluso podemos enunciarla de manera más radical: el infantilismo del hombre es hasta patético y puede constatarse incluso en la sexualidad.

filósofa y psicoanalista francesa
Elisabeth Roudinesco, 1986 / Sophie Bassouls (CORBIS SYGMA).

Alain Badiou, filósofo francés, se ha detenido en ello: en particular en su La verdadera vida. Mensaje a los jóvenes.

Allí sostiene, fundamentalmente, que hoy día se corresponden el infantilismo del hombre con la prematuración (sexual, sobre todo) de la mujer. Cosas que por cierto critica, como un fenómeno de la modernidad. Contra la que Nietzsche también se decantaba, al grado de decir que el hombre moderno es un “animal enfermo”.

Pero, continúo con la cita y la haré, ahora, bastante más larga; por lo que implica, desde varios niveles analíticos, este asunto del niño:

“En el hombre auténtico se oculta un niño: éste quiere jugar. ¡Adelante, mujeres, descubrid al niño en el hombre!

“Sea un juguete la mujer, puro y delicado, semejante a la piedra preciosa, iluminada por las virtudes de un mundo que aún no existe.

“¡Que en nuestro amor resplandezca el rayo de una estrella! Que vuestra esperanza diga: <<¡Ojalá diera yo a luz al superhombre!>>” (Ídem).

Haré una pausa aquí, para reflexionar sobre lo dicho por Zaratustra hasta el momento.

filósofo francés
Alain Badiou (Verso).

Quiero llamar la atención, en este contexto, sobre lo que afirma una de las mejores conocedoras de la filosofía de Nietzsche; en particular en lo tocante a las mujeres y al embarazo; sostiene Vanessa Lemm, que cuando Nietzsche se refiere al embarazo, por lo regular alude sobre todo a sí mismo.

Esto es más que interesante.

Y que siempre connota la cuestión de la creatividad.

¿No es precisamente esto, lo que aparece en lo aquí citado?

Vanessa Lemm fue invitada para el nacimiento de Intempestiva, Red de Investigación Nietzsche en Chile; ahí hizo una extraordinaria disertación sobre el parágrafo 231 de Más allá del bien y del mal en la que enlazó, complejamente, con el asunto de la política y la cultura la triada: homo natura, sexualidad e identidad.

Sostuvo que Nietzsche era un no binario Avant la lettre. Algo interesantísimo, pero sobre lo que no puedo detenerme, por ahora.

Lo único que puedo destacar, es que Nietzsche no ve sustancialmente ni la sexualidad ni mucho menos la confrontación entre el hombre y la mujer. Y tampoco la identidad.

También intervinieron Diana Aurenque, Begoña Pessis y Oscar Quejido. Las intervenciones de Diana y de Begoña, al igual que la de Oscar, aportaron cosas muy significativas a lo dicho por Vanessa.

Solamente lo consigno.

charlas sobre nietzsche en chile
Cartel de Intempestiva. Red de investigación Nietzsche Chile / FB.

Luego, ya con relación al amor, también sumamente enigmático, en Así habló Zaratustra podemos leer:

 “¡Haya valor en nuestro amor! ¡Con vuestro amor debéis acometer a quien os infunde miedo!

“¡Que en vuestro amor esté vuestro honor! Por lo demás, poco entiende la mujer de honor. Pero que vuestro honor consista en amar más de lo que sois amadas y en no ser nunca las segundas.

“Tema el hombre a la mujer cuando ésta ama: entonces ella lo sacrifica todo y cualquier cosa carece de valor para ella.

“Tema el hombre a la mujer cuando ella odia: pues el hombre solo es malvado en el fondo de su alma; la mujer, en cambio, es allí mala.

“¿A quién odia más la mujer? – Así habló el hierro al imán: <<A ti es quien yo más odio, porque atraes, pero no eres lo bastante fuerte como para retener>>.

“La felicidad del hombre se llama: yo quiero. La felicidad de la mujer se llama: él quiere.

“<<¡Mira, precisamente ahora el mundo se ha vuelto perfecto!>> – así piensa la mujer cuando obedece con todo su amor.” (Ídem).

Otra pausa, ya que son muchas las cuestiones en juego.

hermana de friedrich nietzsche
Elisabeth, hermana de Nietzche / WC.

¿Por qué somos tan diferentes los hombres y las mujeres en el asunto del amor?

¿Es porque el complejo de Edipo se juega de formas tan distintas en unos y otras?

La amenaza que pende sobre la mujer toca el amor como centro, a diferencia de la del hombre, que apunta hacia su cuerpo; sobre todo hacia su pene, como órgano privilegiado (imaginariamente).

Todo esto es debatible, por supuesto, pero es lo que se afirma desde el psicoanálisis.

Bien, pero citemos de nuevo el parágrafo en el que estamos reflexionando: 

“Y la mujer tiene que obedecer y encontrar una profundidad a su superficie. Superficial es el ánimo de la mujer, una piel movible y tempestuosa en aguas poco profundas.

“El ánimo del hombre, en cambio, es profundo: su corriente discurre por cavernas subterráneas: la mujer presiente su fuerza, pero no la comprende. –“(ídem).

Hagamos otro alto más, para detenernos en todo lo implicado en esta larga cita –pautada– y que connotan bastantes problemas, todos ellos entrelazados.

Empecemos por el asunto de la profundidad y la superficialidad.

La superficialidad de la sexualidad femenina es del orden del pliegue.

¡Ay, el pliegue vaginal y sobre todo el pliegue clitorideal!

¿En verdad es superficial?

rescate de edipo mito
Forbas y Edipo, por Antoine-Denis Chaudetdet.

Mas bien, la superficialidad femenina toca lo infinito, como su sexualidad.

¡Qué lejos estamos los hombres, limitados temporal y espacialmente también, por la lógica fálica!

¡Qué distantes estamos, no de tocar el infinito, sino siquiera de acercarnos un poco a él!

¡Qué lejos están las mujeres, temporal y espacialmente, de nosotros los hombres!

Mucho nos aventajan las mujeres en esto.

Nuestra profundidad no es tal.

La superficialidad de las mujeres, ¡sí que es profunda!  

¿Por qué Nietzsche no lo vio?

Mucho de la diferencia entre el hombre y la mujer, en Nietzsche, se plantea no solamente mediante metáforas de guerra y de guerreros y de juegos, sino también en la lógica del amor.

¡Ay, el amor!

¡Vaya que la mujer es radicalmente distinta que el hombre en lo tocante al amor!

Y ¡Nietzsche lo supo ver!

Adelantándose con mucho, a Freud, el creador del psicoanálisis.

libro de nietzsche bien y mal
Portada de ‘Más allá del bien y del mal’ / Mestas Ediciones.

Como muestra, va el parágrafo 131 de Más allá del bien y del mal. Preludio de una filosofía del futuro:

“Los sexos se engañan mutuamente: esto hace que, en el fondo, solo se honren y se amen a sí mismos (o a su propio ideal, por expresarlo de un modo más apropiado –). Así, el hombre quiere que la mujer sea pacífica. – pero precisamente la mujer es, por esencia, no pacífica, igual que el gato, por mucho que se haya ejercitado en la apariencia de paz” (versión de Kilian Lavernia Biescas, para la edición de Tecnos de las Obras completas de Nietzsche, p. 347).

Y Nietzsche también supo visualizar las diferencias entre hombres y mujeres con respecto a la cuestión de la tenencia.

¡Todo esto se despliega, asombrosamente, en el parágrafo que estamos examinando!

Pero, antes de enunciar cualquier otra cosa, adelantemos el cierre, nuestro cierre.

A la mujer vieja, nos dice que Zaratustra, se le han comunicado “cosas muy juiciosas y singulares”, sobre todo para quienes son “bastantes jóvenes para ellas” (Referencia citada, p. 133).

Y, en respuesta a lo que Zaratustra le ha ofrecido, ella también le da algo; una “pequeña verdad”, que es con la que culmina este parágrafo.

Pero esto lo reservo para el final de mi texto y lectura, solo quiero decir que con dicha sentencia di comienzo a mi interpretación.

La vieja le pide a Zaratustra que la envuelva –otra vez el Fedro– bien y le tape la boca, como a un niño, para que dicha verdad no ponga la “voz en grito”.

Zaratustra la conmina a que le exprese, pues, su “pequeña verdad”:

“Y así habló la anciana”:

“<<¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!>>” (Ídem).

Lo irónico de esta “pequeña verdad” es que existe un testimonio fotográfico, de 1883, la época de Así habló Zaratustra, en el que aparecen Paul Ree, Lou Andrea Salomé (que no es cualquier mujer) y el propio Nietzsche.

Y en este documento, la que lleva el látigo, es la mujer, es decir, Lou Andrea Salomé.

nietzsche con paul ree y andreas salome
Nietzsche, Paul Rée y Lou Andreas-Salomé, 1882 / WC.

Seguramente fue una escenificación lúdica, hecha con toda la conciencia; pero ahora sí, ‘haiga sido como haiga sido’, la que aparece fustigando con el látigo es, pues, la mujer.

En este caso Lou Andrea Salomé.

¿Simple ironía?

Dejo la pregunta.

La palabra, ahora, la tienen ustedes, amables lectoras y lectores, si me han seguido hasta aquí.

Todo se abre para ser cuestionado.


Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie, traducción de Rafael Hernández Arias para Editorial Valdemar, Madrid, 2005.

—————————, Más allá del bien y del mal. Preludio para una filosofía del futuro, traducción de Kilian Lavernia Biescas, para Editorial Tecnos (volumen IV de las Obras completas), Madrid, 2016.

—————————-, Fragmentos póstumos (1882-1885), traducción de Diego Sánchez Meca y Jesús Conill, para Editorial Tecnos (volumen III), Madrid, reimpresión 2015.

Badiou, Alain, La verdadera vida. Un mensaje a los jóvenes, traducción de Adriana Santoveña, para Malpaso Ediciones, Barcelona, 2017.

Lacan, Jacques, La familia, traducción de Víctor Fishman para Editorial Argonauta, Barcelona/Buenos Aires, 1978.

Roudinesco, Elisabeth, La familia en desorden, traducción de Horacio Pons para el Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003.

Sagrada Biblia, versión directa de las lenguas originales de Eloino Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto, 0. P, para la Biblioteca de Autores Cristiano, Madrid, 1981.

Zupančič, Alenka, ¿Qué es el sexo?, traducción de Christina Soto van Der Plas para Paradiso Editores, México, 2021.

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