Ir al cine como ejercicio; como resistencia ante el avasallador avance de lo digital; como espacio seguro para llorar, hacer catarsis, reír y pensar recostada en la butaca; ir al cine acomodando los horarios entre esos resquicios que tercamente busco entre el ajetreo, lo urgente, lo insoportable del frenesí diario; ir al cine para salir distinta, para encontrar historias que me hablan y me conmueven, que me invitan a pausar el tren del pensamiento, de lo certero, de la prisa, del ensimismamiento; ir al cine para toparme con situaciones que me resultan sincrónicas y entonces sonreír porque, gracias a esa sincronicidad, entiendo mejor mi propia ficción.
Apunte temporal
5 de marzo de 2025. En la sala 1, sentada en la butaca I14, vi Better Man (Dir. Michael Gracey/G. M. Gracey, Simon Gleeson, Reino Unido, 2024/Paramount Pictures). Better Man es una cinta biográfica que mezcla elementos de animación con tintes cómicos y dramáticos. Se narra la búsqueda personal y el ascenso a la fama del cantante británico Robbie Williams (1974, Stoke-on-Trent, Reino Unido), de una manera muy peculiar, resaltando no solo el glamour o la parte fascinante del éxito comercial (como suele hacerse en este tipo de propuestas), sino justamente el lado más oscuro que rodea a las figuras de las que sabemos aparentemente mucho sobre su vida, resultando que más bien conocemos muy poco de su sufrimiento, sus problemas y lo que han visto diezmado debido a lo que conlleva su estilo de vida.
Better Man y el himno que marca el tono del filme
Lo primero sería decir que he seguido poco la carrera de Williams, escuchando algunos de sus hits internacionales, sin que se convirtiera en una referencia particularmente importante para mí.
Lo segundo es que hace tiempo vi el tráiler y me pareció bastante raro (por decir lo menos). Un chimpancé generado por computadora es la figura central, es decir, él es Robbie. Editado con una velocidad frenética, de la que justamente huyo cuando voy al cine, como consigné en la introducción, me pareció demasiado ruidoso y abrumador. No pensé que sería algo que podría ver y disfrutar. Estaba muy equivocada.
Better Man nos coloca ante un Williams nunca antes visto, acompañándole desde su infancia, asistiendo a sus recuerdos familiares con una abuela siempre presente que formó parte indispensable de su crianza; brincamos a su adolescencia, atestiguamos sus miedos e inseguridades, así como sus deseos; llegamos a su juventud, observamos las heridas provocadas por el abandono de su padre y el anhelo de reencontrarse con él; nos sorprendemos con él ante ciertos golpes de suerte y con unos cuantos sucesos trágicos que de manera inesperada le impulsan a la fama.
Es My Way (A mi manera), cantada por Frank Sinatra, la pieza musical que hila toda la narración, hasta llegar a la cúspide de su carrera y a un anhelado reencuentro que es a la vez un maravilloso perdón.
Si han escuchado algunos de sus éxitos será difícil no llorar cuando los acordes de Angels comienzan a sonar justo después de que a Robbie le dicen que su abuela ha muerto sin que él pudiera despedirse de ella. Su espiral autodestructiva estaba en ese momento en uno de sus puntos más bajos, con el abuso de las sustancias muy presente y una situación emocional/sentimental bastante turbulenta. (Nota curiosa: esta canción es una de las más elegidas para tocar en funerales de Reino Unido)
También reímos con el personaje (recordemos, es un chimpancé) durante sus tropiezos, pero: ojo, no nos reímos de él, sino con él. El personaje nos invita a reírnos de las desgracias, pues nunca se sabe qué nos deparará el futuro y a veces una desgracia conduce a un acontecimiento afortunado. Nos invita también a reírnos de nosotras mismas y a entender que así como nos ha tocado vivir y padecer las circunstancias dolorosas, las experiencias más alegres, las metas alcanzadas y los abismos visitados, son todos parte de lo que nos construye cada día.
Despedida a la manera de Robbie Williams
My Way suena potente en el clímax, previo a un Robbie-chimpancé que nos dice «Fuck yourselves»… tras lo cual se funde la pantalla a negros. El cine comienza a aplaudir quedito y luego sube un poco la intensidad de los aplausos. Pero, ¿por qué aplaudimos si Robbie nos está mentando la madre (diríamos en México)?
Eso les recomiendo que lo averigüen viendo Better Man.
La cinta (que fue aparentemente un fracaso en taquillas) nos regala una reflexión autobiográfica como pocas hay en vida de los artistas, sin ocultar lo trágico, lo grotesco, lo oscuro; sin maquillar el brillo de la espectacularidad y de la fama; simplemente poniéndonos ante un niño que tenía un sueño y que lo cumplió a lo grande y a su manera, sin remordimientos de por medio, a pesar del dolor, los errores y los vínculos que se rompieron o se apagaron en el camino.
Qué maravilloso poder hacer cuentas con unx mismx de esta forma, sin rencor ni resentimiento, sin culpas ni necesidad de redención, solo exponiendo, aceptando y haciendo las paces con todo aquello que nos ha hecho ser lo que somos.
Los acordes de My Way y ese Fuck yourselves, creánme, son el final perfecto para una historia que cala hondo.
Inés M. Michel
Imagen de portada: fotograma de Better Man.





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