Para mi papá,
con quien tengo una aventura a Grecia en puerta
«Mi papá es un hombre común y corriente. Hay tantos héroes como él, y queríamos que la película fuera épica… como si se celebrara a una figura heroica.
Algunos me preguntaron: ‘¿Qué hacía? O si era el primer ministro de Suecia’, y no, es profesor, es una gran persona y representa a mucha gente buena que hay por ahí».
Filip Hammar
6 de abril de 2025. En la sala 2, sentada en la butaca H4, vi Den sista resan —El último viaje, en sueco— (Dir. Filip Hammar/Fredrik Wikingsson, Suecia, 2024/Nordisk Film Distribution-RMV Film).
Este documental sigue al padre de uno de los directores, Lars Hammar, a través de un viaje con el que su hijo Filip pretende devolverlo a la vida, después de una jubilación que prometía ser el comienzo de una nueva etapa y que terminó hundiéndolo en el sofá de la depresión (literalmente, quedó hundido en un sofá belga).
Lars había sido un profesor muy querido y respetado por una gran comunidad estudiantil. Llegó el día de su jubilación y fue despedido con ovaciones, Lars bailó con sus característicos pasos en el aula y se despidió prometiéndose el comienzo de una nueva vida llena de viajes y aventuras.
Como ha ocurrido con muchas personas que se retiran de una profesión u ocupación de décadas, este cambio drástico de rutina les lleva a una depresión y a la inactividad, mermando su salud física y mental. Lo que comenzó como la promesa de un nuevo capítulo, dio un giro hacia un lugar triste en el que Lars pasa sus días en su sillón belga, negándose a moverse más allá de lo indispensable.

La idea de su hijo Filip es que tiene que volver a enamorarse de la vida, y qué mejor manera para ello que llevarlo en un viaje por carretera desde Suecia hasta Francia, donde él y su padre iban cuando era niño, reviviendo así anécdotas y algunos de los momentos que más atesora el director de su niñez, así como su padre de su juventud.
Con mucho esfuerzo y planes que incluso rayan en lo disparatado, Filip y Fredrik (amigos y presentadores de televisión) se embarcan en esta aventura, buscando por todos los medios que Lars salga de su letargo y reviva icónicos pasajes de su vida. En cierto momento, incluso cronometran la llegada de un tren para que coincida con un chiste que su padre solía contar.
Esta road movie se convirtió en una de las películas más taquilleras de Suecia y compitió en los Oscar en la categoría Mejor película internacional. Es una historia narrada desde el amor, con la mirada de un hijo que quiere encender de nuevo la chispa de la vida en su padre y que, a través del viaje en carretera, va reconectando con lo que su padre le enseñó e incluso con los aprendizajes que como maestro sembró en otras personas.
Una conmovedora y divertida historia, que hace de cada obstáculo en el camino una anécdota más de la aventura, haciéndonos reír, llorar y reflexionar a partes iguales.

Durante los 95 minutos de este documental fui pensando en las enseñanzas de mi propio padre, también maestro, quien cumple ya más de 40 años dando clases. Especialmente durante un momento en el que Filip prepara un video especial para Lars, el cual se proyecta en la playa. Ahí vemos a decenas de alumnas y alumnos narrando lo importante que fue tener un maestro como Filip, quien no solo enseñaba francés, sino que se preocupaba por las vidas de sus estudiantes, haciendo del aula un espacio seguro para cada una/o.
Para quienes han elegido la docencia como profesión, y que han llevado a buen puerto esa aventura académica, mi admiración. Por supuesto, a mi papá un reconocimiento especial, por la vida y las enseñanzas.

Hoy, en el Día del Padre, resultó ser la ocasión perfecta para hablar de esta cinta que vi desde abril y que había quedado en el tintero. Lamentablemente, no hay plataforma en México que la tengan en su catálogo. Habrá que hacer una búsqueda en la red, pues es una joya cinematográfica que se queda en el corazón.
Inés M. Michel
Imagen de portada: fotograma de Dan Sista Resan.





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