Comprendo al instante que esta cita borgiana podría

costarme la vida, ¿y quién dijo que no vale la pena arriesgarla?”.

Hay libros que cimbran todo el ser, no importa el género al que pertenezcan.

Y la novela de Laura Restrepo, Soy la daga y soy la herida, es uno de ellos.

Sí, es una ficción, pero como podemos leer en la cuarta de forros:

“Esta novela es una extraordinaria parodia de los fieros tiempos actuales, marcados por el delirio de gobernantes autoritarios, irracionales y criminales. Tragicomedia universal, teatraliza cíclicas épocas de terror que anuncian el caos definitivo, o tal vez presagian un mundo nuevo”.

He aquí el gran dilema en el que nos encontramos inmersos, a veces sin darnos cuenta: “el caos definitivo” o “un mundo nuevo”.

En una Cuerda Ígnea pasada, Inés M. Michel nos plantea, a su manera, esta disyuntiva, con el título de su texto: “Entre la desolación y la esperanza”.

¿Por qué oscilamos, en el mundo actual, “entre la desolación y la esperanza”?

¿Por qué siempre bailamos entre la impotencia y las pesadillas?

¿Por qué no transitamos, más bien, entre la imposibilidad de nuestros deseos y sus sueños?

escritora colombiana
Laura Restrepo, 2018 (Foto: DONOSTIA KULTURA).

Y es que, como muy bien lo escribe Laura Restrepo, narradora colombiana, incluso en el ser más oscuro, como Misericordia Dagger, hay siempre, por lo menos, un rayo de luz, que puede ser tocado o encendido, luminosamente, por el amor.

Sí, la novela retrata excelentemente las violencias de nuestro tiempo; ya en Colombia o en México.

O en cualquier lado del mundo en el que imperan la sin razón y la crueldad que nos deshumaniza a todas y todos; sin distingos. 

¿Hay salida a todo esto?

No, sino la construimos, porque las salidas no brotan por sí solas como por arte de magia; necesitan de las manos y los actos y el esfuerzo de todas y todos, para que sean posibles y se concreten.

Si toda cita es con la muerte, como dice Misericordia Dagger, corrigiendo un tanto a Borges, no es lo mismo morir enamorado que sin haber conocido el amor; hay pues, con la variable del amor, algo que modifica incluso la propia muerte.

Esta es la historia de ficción, pero siempre apuntando hacia el mundo real, que nos cuenta Restrepo en su formidable novela Soy la daga y soy la herida, ello mediante su personaje central: Misericordia Dagger.

daga laura restreoo
Imagen generada con OpenAI.

Se trata de un ser con una historia oscura que, al ser flechado por el amor, es capaz de rebelarse incluso contra su amo todopoderoso, un Dios cruel, llamado Abismo. Rebelándose, de ese modo, contra sí mismo y su destino.

Esta es la historia que nos narra, de forma por demás estupenda, Laura Restrepo.

Hay en la novela de Restrepo varios niveles posibles de lectura, uno de ellos es el diálogo que mantiene, durante toda la narración, con el arte y los escritores —también filósofas y teóricos—, muy bien retomados en el cuerpo de la novela misma.

Otro es de la ficción y su “parecido”, ¿mera coincidencia?, con la realidad siniestra que hoy vivimos.

Un tercero, podría ser psicológico y hasta filosófico, pues nos planeta enormes retos acerca de la condición humana; tan deteriorada en nuestros tiempos y formidablemente reflejada —literariamente hablando— en los personajes de esta narrativa.

En esto consiste el logro, enorme, de Restrepo.

Vayamos, pues, con esta entrada, a la novela.

Un poco.

Parcialmente.

Así, tenemos que el encuentro de Misericordia Dagger con Dix es todo un acontecimiento que cambia su vida.

Que resignifica la vida toda de Misericordia y la muerte, su muerte, también.

Incluso la no ejecución de su víctima, la abuela de Dix, también conocida como María Antonieta.

¡Qué salida encuentra Misericordia Dagger!

¡Y qué narración la de Restrepo!

¡Qué pluma!

escritura de laura restrepo personajes
Imagen generada con OpenAI.

Daré apenas unas cuantas probaditas, como botones de muestra, para no atrofiar el gusto de que ustedes, lectoras y lectores, recreen para sí mismos esta fantástica novela.     

El encuentro con Dix y la rebelión de Misericordia y…

El encuentro:

“Digamos que hoy es la mañana y que marca mi descalabro.

“Digamos que hace frío. Me encuentro parado en el cruce de las calles y veo a una adolescente hermosa que detiene su auto ante el semáforo en rojo. Quedo prendado de ella y a partir de ese momento soy yo, el cortacabezas, quien pierde la cabeza.

“El escenario de mi caída es entonces una esquina, un semáforo en rojo, una cierta muchacha… apenas un encuentro casual.

“Casual, pero predestinado. Comprendo al instante que esta cita borgiana podría costarme la vida, ¿y quién dijo que no vale la pena arriesgarla?” (p. 15).

¿Y si leemos toda esta historia desde la idea, nietzscheana, del Amor fati?

Es decir, si de lo que se trata es de asumir las consecuencias del deseo, incluso las negativas; pues no solamente habría que aceptar los efectos positivos del desear mismo.

La rebelión, un acto de amor y sus consecuencias.

amor fati filosofía de nietzsche
Imagen generada con OpenAI.

Restrepo nos lo cuenta, en una de sus partes, así:

“Dombástico.

“Hasta ahora, Abismo había presenciado las Abisales desde las alturas, cambiándose de atuendo en cada número. Hoy, para la decapitación de María Antonieta, ha descendido a nivel de humanidad en un deus ex machina, ataviado de luto y envuelto en nubes de tormenta. Lleva la cara tiznada con carbón y la cabeza coronada de rayos vivos, y se ha envuelto en una infinita capa de plumas de cuervo.

“[…]

“A mi lado, la condesa temblaba de frío y sufría ataques de tos.

“[…]

“Memento mori.

“El acto se prolongaba y lo nuestro se aplazaba debido al discurso interminable de Abismo. Al fin y al cabo eran sus fiestas, nadie iba a pedirle que se callara, y aunque se lo pidieran, Él no iba a soltar el micrófono.

“Y ahí estábamos nosotros dos, María Antonieta y yo, el par de protagonistas de la tarde, esperando y parados en lo alto del cadalso, ante esa multitud de gente también ensopada tras el chubasco, que ya amainaba dejando charcos de agua-sangre.

“ Por fin remató Abismo su verborrea con cierre grandilocuente y fue muy aplaudido.

“Era llegada la hora.

“[…]

“-¿está lista? – le pregunté a la condesa, pero no al oído sino a grandes gritos, lo más fuerte que pude y en tono barítono, desde lo hondo del pecho, para que se oyera hasta el fondo de la plaza-. Entonces váyase, señora. Nadie se baña dos veces en el mismo río de sangre. Váyase, señora, pero antes escúcheme. Usted no es ninguna reina, no condesa, ni […]

“Pero usted es una buena abuela, y eso se lo admiro. En realidad, se lo agradezco. Váyase, señora, váyase para su casa y cuide a su nieta.

“Elisabeth Leonilde no se lo pensó dos veces. Se lanzó escalera abajo con una agilidad admirable, la misma que había demostrado en el bádminton, cuando brincó la malla.

“- Y ustedes allá abajo —le ordené a la multitud, que contemplaba aquello pasmada de asombro—, háganse a un lado, que la abuela va a pasar. ¿A ver? ¿A ver? Rapidito por favor. Despejando el camino para que pueda pasar la abuelita…

“Hipnotizada, la masa obedeció y se abrió en dos, como el mar del faraón ante el paso de Moisés, dejando que María Antonieta atravesara corriendo por todo el medio y se escabullera entre el gentío.

“Desaparecida la abuela, la multitud volvió a cerrarse, otra vez pendiente de los hechos increíbles que ocurrían en escena.

“Me sentí seguro. Supe que tenía la situación bajo control.

“Y entonces lo hice.

“[…]

“Entonces encaré a Abismo.

“- Tenga, pues su Señoría, Sublime Carnicero. Ahí le dejo su cuchilla rota, para que se corte las uñas con ella -le grité al dios, que me contemplaba estupefacto.

“No esperé a conocer su reacción. Una animada comparsa de marimondas se encaramó al cadalso y se largó a bailar una cumbia sandunguera al son de gaita y tambores.

“[…]

“Yo aproveché la algazara para escapar y hacerme humo, antes de que las cuadrillas de pistolocos me atraparan para volverme pupa.

“Mi tiempo estaba contado. Sería cuestión de horas; atravesarse en los designios de Abismo traería consecuencias. La traición tendría yo que pagarla, lo tuve claro desde antes de cometerla. Lo asumí a conciencia, al fin y al cabo no soy perro de nadie.

“Soy lobo de mi mismo y me devoro.

“[…]” (pp. 187, 189, 190 y 191).

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Imagen generada con OpenAI.

Claro, todo el arte de la novela, magistralmente jugado por Restrepo, radica entre el momento en que Misericordia Dagger conoce a Dix, lo que motiva su rebelión contra Abismo y el final; que no lo cuento aquí, para que ustedes, amables lectoras y lectores, vaya a la novela y lo hagan suyo. 

Para Nietzsche, cabe acotarlo, la desolación es parte del nihilismo como enfermedad moderna.

¿Y la esperanza?

Su respuesta, personal y filosófica, siempre fue el Amor fati.

¿Es posible asumir el Amor fati nietzscheano en el mundo de hoy?

Esta es una muy buena cuestión.

Misericordia Dagger lo hizo, aunque las y los lectores dirán que solamente es un hombre de ficción.

Y que no es real.

¿Será?  


Soy la daga y soy la herida, Restrepo, Laura, Penguin Random House Grupo Editorial, México, 2025, 205 pp.    

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