“[…] las universidades están obligadas a una profunda reflexión.

Definir, por ejemplo, cuál es el papel activo y estratégico

que les corresponde como creadoras y reproductoras

de cultura y conocimiento socialmente válido”. 

El 12 de octubre, en Guadalajara, Zapopan y todo Jalisco, coinciden dos acontecimientos regionales de suma relevancia: la romería de la Virgen de Zapopan y la refundación de la Universidad de Guadalajara.

En este contexto y pensando en la ya Centenaria Universidad, hay varias preguntas —una docena, para ser precisos— que me gustaría hacerme y hacer a las lectoras y lectores de este espacio y también a las y los universitarios que quieren a su Universidad:

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Plazuela de la Antigua Real Universidad de Guadalajara (1880). Actualmente Plaza Universidad y Biblioteca Iberoamericana. Foto: Archivo de El Informador.

¿Qué Universidad anhelamos para el siglo XXI?

¿La misma que quieren los estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y los profesores porros, plenamente identificados en el video de la manifestación del 10 de septiembre y sin castigo, pese a la promesa que hizo la rectora?

¿La que excluye a miles y miles de jóvenes —y cada año son más y más— de sus aulas y con ello los condena a que paguen su educación?

¿La de una burocracia dorada que goza de dobles y triples sueldos ante la precarización de más del 60 % de sus profesoras y maestros precarizados, por ser de asignatura; no pocas ni pocos con muchos años de servicio?

¿La del relumbrón de la Feria Internacional del Libro, frente a una Universidad en la que, lamentablemente, cada vez se lee menos?

¿La de una Ley Orgánica ya Centenaria y totalmente anacrónica con respecto a los tiempos en que vivimos?

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Sede original de la Universidad de Guadalajara, 12 de octubre de 1925. Foto: La Gaceta de la Universidad de Guadalajara.

¿La de la represión —de muchas formas y no solamente mediante la violencia directa— y exclusión sistemática de la crítica y la disidencia, acusándola de “ajena” a las Universidad?

¿La de maestros, personal administrativo y estudiantes acosadores que nunca son castigados ni sancionados?

¿La de estructuras curriculares extemporáneas que poco o nada tienen que ver con la complejidad del mundo actual, del país y de la región?

¿La de sindicatos corporativos totalmente antidemocráticos, siempre aliados incondicionales de las autoridades en contra de los intereses de sus agremiados?

¿La de su dirigencia —burocracia dorada— que todo el tiempo hace política —y de la peor— y chantajea con la no partidización a sus opositores y disidentes, cuando ellos han sido los saltimbanquis de los partidos políticos, de todo el espectro —hasta del PAN—, solamente por conveniencia; para no dejar de percibir sus altísimos salarios?

¿La que coarta toda libertad de expresión y acción para favorecer —todo el tiempo— sus instancias de control y sometimiento; incluso con dinero del presupuesto y tener así estudiantes de la “manada”?

Yo, en lo personal, en este Centenario, me quedo con la Universidad que “piensa y trabaja”: la de abajo, la de no pocas trabajadoras y trabajadores administrativos; la de las catedráticas y educadores de asignatura. Y la de las y los investigadores que se la juegan, todo el tiempo, porque la Universidad sea cada vez mejor, a pesar —y en contra, no pocas veces— de las propias autoridades.

protestas estudiantiles udeg
Asamblea interuniversitaria, CUCEI, UdeG. Foto: Leslie Zepeda / Somos el medio.

Y la de estudiantes críticos que son capaces de superar a sus maestros y que hoy pretenden silenciarlos, mediante profesores y estudiantes porros, en complicidad con las autoridades.

Tan sordas y reacias, siempre, a escuchar los malestares de nuestra ya Centenaria Universidad.

¡Ay la sordera del poder!

Por ello me congratulo de ser partícipe de esta mi Alma Mater, y extiendo mis parabienes a quienes sostienen esta Universidad, la de abajo, que sí es la nuestra y también del pueblo; y tan ajena, no pocas veces, a la Universidad de la burocracia dorada. De muchas estatuas y palabras, pero pocos actos realmente universitarios.

¡Por un Congreso General Universitario Democrático!

¡Por una nueva Ley Orgánica resultado de dicho Congreso!

¡Democracia, ahora, ya, en la Universidad de Guadalajara!


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