Alocución presentada en la Mesa de Diálogo: El arte como postura política en Jalisco, una herramienta en la eliminación de las violencias

Hola, soy Isa. Formo parte del Colectivo 5J, un colectivo que nació desde la experiencia directa de violencia a manos del Estado en las protestas del 4, 5 y 6 de junio de 2020 en Guadalajara. Yo estuve ahí, viví esa represión y encontré en el arte una forma de sostenerme, y también de acompañar a otrxs, y de no permitir que lo que pasó quede en silencio.
Desde entonces, como colectivo, hemos trabajado en distintas intervenciones y procesos de memoria: desde colocar y pintar una maceta en la glorieta de las y los desaparecidos, hasta piezas audiovisuales, cortometrajes, la instalación del antimonumento 5J y un performance como respuesta a que el Estado quitó de una manera ilegal e ilegítima dicho antimonumento. Todo lo que hemos hecho, parte de una necesidad muy básica: nombrar lo que nos pasó, construir memoria colectiva y abrir espacios que incomoden, pero que también sensibilicen.

Entonces… pues yo llegué aquí desde el caos, desde la calle y desde el cuerpo atravesado por el miedo. Y es justo por eso, que para mí el arte no es un fin, sino una herramienta: para preguntar, para tensar, para incomodar y para abrir discusiones que en Jalisco muchas veces se prefieren callar.
¿Qué significa hacer arte con una postura política desde tu postura y tu lucha?
Hacer arte con una postura política, para mí, es asumir que en Jalisco crear no puede ser neutral, no hay espacio para la tibieza. Vivimos en un estado atravesado por muchas violencias que la mayoría de las veces se quieren esconder, y el silencio también es una postura política. Callar normaliza.
Desde mi experiencia en el Colectivo 5J, el arte es memoria y es denuncia: es decir “esto nos pasó y lo nombramos, y mientras siga pasando lo seguiremos nombrando”. Es una forma de construir memoria colectiva desde abajo, desde quienes sobrevivimos y resistimos.
Para mí, hacer arte es transformar la rabia, el miedo y la impotencia en algo que se comparte, que acompaña y que incomoda justo donde tiene que incomodar. Pero también es una forma de reparación: algo que sana un poquito la herida. Yo siento que después de crear o presenciar una intervención de este corte, floreces un poquito ¿no? Porque a través del arte puedes tocar fibras más sensibles, que a lo mejor un discurso, por más disruptivo que sea, no siempre vas a lograr llegar; el arte sensibiliza, y por eso es importante seguir haciendo y consumiendo este tipo de arte.

En esta fecha conmemorativa, ¿qué implicaciones tiene el arte en el movimiento contra las violencias ejercidas hacia las mujeres?
En una fecha conmemorativa como esta, el arte tiene un papel fundamental porque nos recuerda que la lucha no inició hoy ni termina hoy. Las violencias hacia las mujeres en Jalisco son históricas, sistemáticas y profundamente normalizadas; y el arte funciona como un hilo que une esas memorias, esas denuncias y esas resistencias.
Las intervenciones artísticas que realizamos no solo sirven para visibilizar lo que pasa, sino para confrontar a quienes han permitido que pase. El arte en estos días funciona como un recordatorio público de que nuestras vidas siguen en riesgo, de que nuestras ausencias siguen sin respuesta, y de que nosotras seguimos organizadas.
Además, el arte es una forma de duelo colectivo. Muchas de nuestras piezas nacen del dolor, pero también de la fuerza. Y es catártico ¿no? E incluso se enlaza un poquito con lo que decía en la pregunta, en mayor o menor medida este tipo de arte te ayuda sanar. Y bueno, mostrarla en una fecha como ésta, es decir: aquí estamos, seguimos vivas, seguimos creando y seguimos peleando, y no vamos a parar.
Finalmente, el arte en este movimiento tiene la capacidad de romper la indiferencia. Una imagen, un performance, una intervención en el espacio público tienen el poder de atravesar a quienes no quieren escuchar. En días como este, el arte se vuelve un cuerpo más marchando con nosotras.

¿Qué consecuencias, resultados, obstáculos o reflexiones te ha dejado la intervención que realizaste en un contexto de lucha social?
Las intervenciones que he hecho en un contexto de lucha social me han dejado muchas reflexiones. Por un lado, es un proceso reparador: como lo he venido diciendo, convertir el miedo, la rabia y el trauma en memoria colectiva te acomoda el alma un poquito, te recuerda que no estás sola, que lo que vivimos no se borra y que, además, podemos transformarlo en algo que acompañe a otras personas y nos acompañe a nosotras.
Pero al mismo tiempo, no quiero romantizarlo: hay un desgaste detrás de todo esto. Crea un cansancio emocional, reactiva viejas heridas y, siempre puede prestarse a ponerte bajo el ojo del Estado. Se siente un poco como estar bajo la mirada del ojo de Sauron, porque al Estado no le gusta que se le señale lo que hace mal, y esto último es lo que más te puede llevar al límite; el deber de tener cuidados especiales, para proteger tu integridad, en un Estado que reprime y violenta tanto, es cansado.


Aun así, aquí sigo, seguimos, precisamente porque ambas coexisten. El arte político en un contexto de violencia es dolor y es reparación a la vez. Te rompe y te acomoda. Te cansa y te sostiene. Te ayuda a resistir, y como dice la consigna feminista “existimos porque resistimos”. Y creo que esa contradicción aparente es parte esencial de este tipo de lucha.
Esta es mi postura.
Isabel Mancilla Lara
Guadalajara, Jalisco, Laboratorio de Arte Variedades (LARVA), C. Ocampo 120, Zona Centro.
Imagen de portada: Colocación de jardinera-memorial durante el primer aniversario del 5 de junio (5 de junio de 2021, Glorieta de lxs desaparecidxs, Gdl., Jal., Méx.) / Foto: Lauro Rodríguez para NTR.




Deja un comentario