“¿Querían tierra? ¡Échenles hasta que se harten!”

Frase del gobernador y militar priísta Práxedes Giner Durán,

gobernador de Chihuahua (1962-1968). Dicha cuando ordena

 que a los guerrilleros que asaltaron el Cuartel Madera

 (23 de septiembre de 1965) los entierren en una fosa común.

“Somos ellas en el pasado, y somos ellas en el futuro,

y somos otras a la vez. Somos otras y somos las mismas

de siempre. Mujeres en busca de justicia. Mujeres

exhaustas, y juntas. Hartas ya, pero con la paciencia

que sólo marcan los siglos. Ya para siempre enrabiadas”.

Yo como tierra.

Tú comes tierra.

Él come tierra.

Nosotros comemos tierra.

Vosotros coméis tierra.

Ellos comen tierra.

Todas y todos comemos tierra. Hasta las muertas y los muertos comen tierra.

Sí, en México todo y en Jalisco todo, la desaparición de muchas y muchos (miles y miles) se ha normalizado, lamentable y terriblemente.

Todas y todos, directa o indirectamente, hemos comido tierra, sin por ello saber, como el personaje de la novela y de la serie, dónde están nuestras y nuestros muertos y desaparecidos.

Ojalá y supiéramos.

Pero eso no es lo peor, lo verdaderamente trágico es la indolencia de la mayoría y, sobre todo, el negacionismo de las autoridades (de los tres niveles de gobierno) que no reconocen que nos enfrentamos ante una catástrofe de lesa humanidad de dimensiones regionales y nacionales.

En lo que sigue, voy a hacer una reflexión, siguiendo de cerca la novela y de lejos también, así como la serie, para plantear mi postura sobre esta lacerante herida que atraviesa todo nuestro ser personal y nacional.

Nuestro ser como mexicanas y mexicanos.

portada de cometierra de qué trata la novela

Primero hablaré de la novela de Dolores Reyes, escritora argentina; país en el que también los femicidios son muchos y muy brutales y en el que también hubo miles de desaparecidos, por la Junta militar en tiempos de la dictadura.

Es desde la ficción que Dolores Reyes puede hablar de algo tan lacerante para su país y de hecho para casi toda América Latina; México en especial.

Cometierra carga con ese su don, tan peculiar, que es también algo que la mortifica.

¡Y de qué manera!

Pero quiere ayudar a encontrar a los “que ya se fueron”, para aliviar, así, aunque sea un poco, a las y los dolientes.

Los que viven angustiados porque no saben el paradero de sus seres queridos.

¡Vaya cuestión!

¡No saber de las hijas, los hijos, las esposas, los esposos, las madres, los padres, las tías, los tíos, las hermanas, los hermanos!

En fin, ¡no saber si están vivos o muertos y asumir, terrible y dolorosamente, su estatus de desaparecidos!

¡Qué dolor!

Pensar que están en esa especie de limbo existencial, en el que no están ni vivos ni muertos; sino desaparecidos.

¡Qué término!

Inentendible para muchas y muchos, sobre todo cuando se grita: ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!

¿Puede haber dolor más grande?  

¿Existe desgarramiento más atroz?

Y sin embargo… las y los familiares de las y los desaparecidos, en particular las madres, siguen; con todo dolor y desgarramiento, siguen y persisten en sus búsquedas, aún en contra de las propias autoridades (de los tres niveles de gobierno).

¡Qué valor y qué persistencia e insistencia de ser!

Verbo tan caro para la filosofía cuando se trata de la metafísica y la ontología y tan angustioso cuando se trata de la existencia en su sentido más corporal y cotidiano.

Ser o nos ser madre buscadora, esa es la cuestión, en México.

¿Y la nuestra cuál es?

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Fotograma de ‘Cometierra’ / Prime Video.

La novela está dedicada:

“A la memoria de Melina Romero

“y Araceli Ramos.

“A las víctimas de femicidio, a sus sobrevivientes”.

Una dedicatoria que, en sí, es ya un signo contra el femicido en Argentina.

Con esta obra literaria, Dolores Reyes nos sumerge en la ficción, pero para decirnos algo del orden de lo real espantoso de la vida de muchas mujeres.

Sí, mediante el don de Cometierra, nos adentra en una realidad dolorosa para Argentina.

Pero también para México.

En cuanto a la serie, está muy bien adaptada a lo que es México y también sus lacerantes feminicidios y desapariciones forzadas. Ambientada en la Ciudad de México.

Cada obra, la novela y la serie, tienen su complejidad.

Cada una nos hace pensar en lo aterrador de los “femicidios” en Argentina y los “feminicidios” en México y también en lo siniestro de las desapariciones forzadas.

Algo que, lamentablemente, se ha normalizado; como se ha normalizado, también, la desigualdad y la injusticia en Argentina y en México y en toda América Latina.

Pero… ¿no ocurre así en todo el mundo?

fotograma de cometierra de qué trata
Fotograma de ‘Cometierra’ / Prime Video.

Dejo la interrogante a las y los lectores y los invito a que lean la novela o vean la serie o las dos cosas, como fue mi caso.

En lo personal, cada experiencia fue más que interesante, para pensar lo ignominioso ya de los “femicidios” (término que se usa en Argentina) o los “feminicidios” (manera en como se le nombra en México).

Y sí, son marcas que nos denigran y no poco en Argentina y México.

Algo inaceptable, aunque ocurra.

¿Podremos algún día parar todo esto?

Reyes, Dolores, Cometierra, Penguin Random House Grupo Editorial, México, 2025, 179 pp.

Dirección: Daniel Burman, Cris Gris y Martín Hodara.

Guión: Mónica Herrera, Gabriela Guraieb, Camila Bruges, Juan Matías Carballo, Clara Roquet y Brenda Navarro; basado en la novela de Dolores Reyes.

Música: Emiliano González de León y Leonardo Heiblum.

Fotografía: Rodrigo Pulpeiro.

Reparto: Lilith Curiel es Aylin, Harold Torres es Ezequiel, Yalitza Aparicio es Emma, Mabel Cadena es Lourdes, la madre de Aylin; Gerardo Taracena es Raúl, el papá de Aylin y Walter; Max Peña es Vero, Iván Martínez es Calaca, Roberto Aguilar es Walter, hermano de Aylin; Lizeth Selene es Miseria, Juan Daniel García Treviño es Hernán, Luisa Huertas es Juana, Horacio García Rojas es Nahual, Rubén Albarrán es Vaquero y Arcelia Ramírez es Romana.

En la novela, el personaje de Cometierra no es mencionada con su nombre propio; no es cualquier cosa.


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