Somos voces diversas tendiendo puentes y cuerdas, para conectarnos con el mundo que habitamos. Abrazamos las diferencias, rescatando lo que nos une, incluso en las opiniones encontradas; y buscamos, en cada uno de nuestros escritos, dibujar caminos para transitar en colectividad.
¿Seremos lo suficientemente inteligentes, como para sortear el escollo que se nos presenta y que es el más grande reto de nuestro tiempo? ¿O será que la fuerza e inercia de las cosas y sus negocios, terminarán imponiéndose, como hasta ahora?
Maléfica, en La bella durmiente del bosque , sentencia que Aurora, al cumplir los 15 años, se herirá un dedo con el huso de una rueca y morirá. Pero el hada buena, Primavera, que era la única que faltaba de otorgar su don a la princesa, atenúa el maleficio: sí, Aurora se herirá con ese instrumento de tejer de la época; pero no morirá. Se dormirá 100 años y, al concluir ese periodo, el beso de un príncipe la va a despertar
Voy a reflexionar sobre el último libro del filósofo coreano, que escribe en alemán, Byung-Chul Han: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (Taurus, México, 2022). Y lo voy a hacer defendiendo la filosofía en general y a Byung-Chul Han en particular; sabiendo de antemano que ni la una ni el otro necesitan de mi defensa
Dos hechos recientes, de dimensiones terribles y horripilantes, además de unos relatos de ficción, magníficos y espléndidos, han hecho que me formule la pregunta que da título a estas mis cavilaciones
Cuerdas Ígneas 