J. Ignacio Mancilla
Quiero rescatar para la eternidad, aun sabiendo la imposibilidad de la empresa, las dos o tres horas que pasé con Judith Lacan y Suzzette Villalpando, el pasado 30 de julio en un espacio preferido de las tres y más (sí, me feminizo y no solamente por ser políticamente correcto): El Rincón del mate.
Hablamos de varias cosas, de muchas, entre ellas de Dios, de libros, de la pandemia, de la muerte, etcétera.
Fueron unas horas inolvidables, como imborrable fue la especie de “acusación” que me hizo Judith Lacan; de que yo era un “creyente de clóset”, cosa que de ninguna manera negué, pues ¿quién puede ser realmente un no creyente y bregar, como tal, en la vida; siempre y sobre todo ahora?
En otro momento, en el que Suzzette me regaló un libro –¡y qué libro!– : Leopoldo María Panero o las máscaras del tarot (El diván negro, México 2020), ella me cuestionó el que no conociera a Panero, a lo que le dije, algo así: es que no conozco todo.
Bien, voy a ocuparme, y mal seguramente, de ese libro desesperanzador y bello en muchos sentidos; escrito por Xalbador García, un seguidor de Leopoldo María Panero, pero en serio.
El texto logra su cometido, mostrarnos el valor literario, poético particularmente, de Leopoldo María Panero; más allá de sus trágicas experiencias de vida.
A la par que nos habla de su desgarradora existencia, cuestión que, en alguna medida, se inserta en la historia familiar de Panero; mejor dicho, de los Panero.
Portada de ‘Leopoldo María Panero o las máscaras del tarot‘ (El diván negro, México 2020). P.p. 88-89.
La exposición que nos hace Xalbador García tanto de la obra como de la vida de Panero, nos es narrada a partir de las 22 cartas del Tarot; de esa forma va desgranando, poco a poco, a la par de las peripecias de la vida de los Panero, el lugar que ocupa Leopoldo María Panero en la literatura española; sobre todo su lugar en la poética castellana.
Antes que nada, quiero decir lo atinado del autor, pues logra –con creces– mostrarnos como se entrelazan, en Panero, desgracias existenciales y gracias literarias y poéticas; a tal grado que Xalbador García hace evidente el carácter icónico de la figura de Panero en el ámbito de las letras: sobre todo poéticas; insisto.
Bien, entre comida, bebidas y postres, transcurrieron algunas horas de ese viernes 30 de julio de 2021; de tal forma que todavía las guardo en mi memoria y corazón, sobre todo.
Y sucedieron de la mejor manera, acompañado de Judith y Suzzette, a quienes tanto quiero, no solamente porque han seguido mis enseñanzas sino porque ahora, más allá de ello, nos une una sincera y profunda amistad en la que los libros, la filosofía y el psicoanálisis ocupan, centralmente, nuestras vidas.
Comuniqué a las dos –en un chat que tenemos– el fuerte impacto que me hizo la lectura del libro de Xalbador García sobre la vida y obra de Lepoldo María Panero; ahora escribo, a manera de agradecimiento, no solamente por el regalo del libro sino, sobre todo, por el don de la amistad que sostenemos ya desde hace buen tiempo.
Vayan, pues, las siguientes líneas en refrendo de esa para mí entrañable amistad que duele –me duele–, pues la frecuencia de vernos se ha roto por esta maldita pandemia que ha secuestrado, en parte, nuestras vidas; gracias también a la ineptitud de los gobiernos –de todos– porque todos los gobiernos –del signo y orientación que sea– han puesto por encima de la vida, los intereses del sistema vigente; unos de manera radical, otros de formas más sutiles. Pero todos a favor del sistema actual; pues nadie se atreve a ponerlo en entredicho, no obstante la aguda crisis no solamente sistémica sino civilizatoria.
En fin, tenía que decirlo; pero lo más importante, ahora, es el libro mismo y la amistad aquí ponderada; de modo que van algunas cosas, para que las y los lectores de este espacio se animen a echarle una ojeada a ese singular libro.
Nunca se arrepentirán.
El libro abre con una foto de Leopoldo María Panero y un poema:

Y cierra también con una foto y otro poema:

Para continuar –y esto es un gran acierto del texto– con una exposición sobre el Tarot en el que García nos cuenta sobre su entrevista –en el manicomio– con Leopoldo María Panero.
El primer apartado inicia con la carta de El Loco.
Abre con las siguientes palabras:
“Por los rincones del manicomio la verdad suele andar entre susurros” (p. 31).
Y cierra con la observación de Xalbador García relativa a cómo Leopoldo María Panero vivió el terrible acontecimiento de las Torres Gemelas como una dramatización en la pantalla de su poema Anima Mundi, que dice así:
“Oh vuelo de las águilas sobre el suicidio
sobre la boca luminosa
luminosa y blanca como la muerte
que devora los peces shakesperianos
agonizando en la playa
oh Manhattan fabuloso en la retina del náufrago
cuando llegue la locura al papel
y el cuerpo a su tumba
oh, pájaro al que llaman destrucción”
García comenta, y con ello cierra este primer apartado, correspondiente a la baraja de El Loco:
“Podrá parecer coincidencia, un juego de metáforas y palabras, que Leopoldo escribiera un texto donde retrató lo sucedido en Nueva York. Pero cuando la poesía está preñada de locura, diluye las tinieblas, muestra la verdad: el poema se encuentra en la página 11 y el libro fue editado en septiembre de 2001” (p. 37).

Y el libro termina con la carta de El Mundo.
Que abre con el siguiente texto:
“El dolor radica en la imposibilidad de obtener lo que realmente se desea” (p. 149).
Para cerrar de una forma por demás excelsa con un poema de Panero titulado, Réquiem por un poeta:
“Qué es mi alma, preguntas
a una imagen atado
Es un dios en la sombra.
Es quizá un esclavo
Lamiendo con su lengua las sobras de la vida.
La soga que en el cuello
llevábamos atada fácil es desatarla,
por cuanto es ilusión sólo, lo mismo que la vida,
que el dolor y la muerte y el sueño del dinero.
La vejez dicen sólo responde a tu pregunta.
Una piel arrugada y un hombre al que avergüenza
mirarse al sediento espejo
Un día moriré. Un día estaré solo,
un alce cabalgando en la calle, y el aire
será para mis ojos la señal de la huida.
Ya no serán manos mis manos,
ni un sol buen recuerdo
a la vida me ligará ya entonces.
Veré pasar un niño por la acera de espanto
y le preguntaré mi nombre si mañana renazco” (p. 152).
Y entre El Loco y El Mundo, el autor, Xalbador García, nos baraja todas las cartas del Tarot, al tiempo que nos narra, de forma por demás excelsa –insisto– la vida y la obra poética de Leopoldo María Panero.
Así de simple y así de virtuoso.

Son 22 las cartas del tarot y el orden que le da a la exposición, siguiendo las cartas, es algo que decidió el autor del texto.
De mi parte solamente entresaqué algunos párrafos de Xalbador García, al lado de algunos fragmentos de la poesía de Panero, para así destacar la excelencia del libro de Xalbador y el tono y tino de su narrativa para adentrarnos en la vida y obra del poeta español.
¿En verdad te negarás el gusto de este libro?
Yo no lo haría.
No lo hice, gracias a Suzzette; a quien le trasmito todo mi agradecimiento y… amor al saber y también a ella: a ellas. A Judith y Suzzette…
De ahí que de mi parte termine de este modo:
¡Ay, qué dolor el de Panero y también el nuestro!
¿Qué hacer con él?
He aquí la cuestión:
¿Qué hacer?…
J. Ignacio Mancilla.
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 9 de septiembre de 2021.
Imagen de portada: El tiempo es una cierta parte de la eternidad / FB.
Maestros de las mil máscaras, arquitectectos del desastre, un hombre sin objetividad busca respuestas en la magia, la interpretación y la otra verdad. (Hablo de mi y mi andar cómo el loco de mi tarot).
Genialidad pura. Aplaudo este trabajo, gracias por compartir.
Me gustaMe gusta