El camino de la escritura

Haber elegido el camino de la escritura fue quizá inevitable al crecer rodeada de libros. Aún así, me involucré en muchas actividades antes de entrar de lleno a las letras: el cine, el teatro, la gestión cultural, las relaciones públicas, la administración de espacios independientes, la locución y producción radiofónica, la producción de televisión en línea…

En todos estos espacios fui aprendiendo, definiendo un poco más mis intereses, experimentando, haciendo amistades y echando a andar proyectos desde cero. Hay momentos en los que me detengo y miro hacia atrás con nostalgia a todos esos proyectos que emprendí junto a grandes amigos y colaboradores que sumaron su esfuerzo, tiempo y dinero a sacar adelante ideas y sueños.

Y es que la escritura es una labor más bien solitaria, de compromiso con una misma y de exigencias distintas al trabajo en equipo, a los proyectos radiofónicos y a los centros culturales. Para escribir debes enfrentarte a ti misma, a tus inseguridades, miedos y también a la falta de disciplina que en ocasiones nos aqueja.

¿Qué se hace cuando no se está escribiendo?

Un artista plástico que conozco contaba que cuando se desempeña una actividad artística como la pintura, las personas suelen preguntar frecuentemente: «¿Qué estás pintando en ese momento?». Si la respuesta es «nada», reaccionan con sorpresa, decía. «Un pintor que no está pintando no deja de ser pintor», agregaba este artista, mencionando que había ocasiones en que él mismo no se había involucrado en un proyecto pictórico durante largos periodos.

dificultad para escribir
Imagen tomada de: Viboral Blog.

Pero la vida sigue su curso, sin pintar o sin escribir, se sigue habitando un mundo desde una óptica particular, en ocasiones con varios proyectos en el tintero. En mi caso, no con poca frecuencia he sentido que actividades de lo más cotidianas absorben una gran parte de mi tiempo; esto y la necesidad de funcionar en el plano económico me han involucrado en una dinámica donde me he alejado de la escritura cotidiana, dejando un libro a medio terminar y diversos pendientes literarios en pausa.

Me digo que el camino de la escritura es así, sinuoso, no siempre enfocado al cien por ciento en escribir, aunque siempre en la búsqueda de horizontes creativos. Me aferro mientras tanto a estas Cuerdas, que conforman un ejercicio continuo no solo de escritura sino de compartir cada jueves lo que somos, lo que estamos pensando.

Arranca el año 2023 y me toca iniciar las publicaciones, pensando en lo que está pausado, pero latente, buscando la manera de reiniciar y también de renovarse en lo personal, así como en este espacio construido a partir de la necesidad de escribir, de pensar, de tender puentes y cuerdas.

En unos meses Cuerdas Ígneas cumple 8 años de no ceder, de aprender, de dialogar. Me siento orgullosa, pues a pesar de los obstáculos, de la dificultad que tantas veces se me presenta en la labor de la escritura, seguimos aquí, publicando semanalmente sin abandonar el camino que hemos elegido todas las personas que colaboramos en esta revista.

¡Feliz 2023!

Inés M. Michel

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