Mi decálogo (im)político para el 2024
#EsClaudia
“[…] ¡No, no! Hace falta recordarla siempre,
hace falta una memoria eterna”.
“Vivir, vivir verdaderamente, es vivir apartado
de aquello que se nos conmina a vivir”.
Alain Badiou,
El nihilismo contemporáneo. Imágenes del tiempo presente I.
Obertura no musical
Todo el país ya se encuentra precipitado (para bien y para mal) alrededor de la sucesión presidencial de 2024. Y los reflectores se dirigen, fundamentalmente, hacia la y los precandidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), porque de ahí surgirá la sucesora o el sucesor de Andrés Manuel López Obrador (AMLO); pues la oposición no ata ni desata, instalada en el puro negacionismo y conservadurismo.
Mucha agua ha corrido desde que, sorpresivamente, con una votación masiva (de 33 millones de votos), el pueblo mexicano quiso deshacerse, el 2018, de la nefasta política priísta neoliberal que hegemonizó por más de 30 años. ¿Quién no padeció sus estragos? ¡Y vaya que los seguimos sufriendo! ¡Aún!, diría más de algún lacaniano.
Han cambiado muchas cosas, no todas las que hubiéramos querido; por lo que sigue habiendo muchos lastres y problemas graves: el de las y los desaparecidos es uno de los más ignominiosos y siniestros. Terriblemente. ¿Hasta cuándo aguantaremos dicha afrenta nacional?

En este contexto tan singular, ha iniciado ya la carrera de la y los que pretenden ser el relevo de Andrés Manuel (y se disputan su marca, como dicen por ahí) en la presidencia del país, en las condiciones actuales.
De este modo, lo que sigue, escrito a manera de decálogo para 2024, es mi posicionamiento político (personal) sobre quien pienso, sinceramente, puede ser la mejor opción en la coyuntura actual; atendiendo a la política real y no a la imaginaria (por revolucionaria que se quiera y se pretenda). Hace rato que en el mundo el paradigma de la revolución está agotado. Por más que Paul B. Preciado ofrezca suficientes y buenas razones sobre la revolución por venir. ¿Una utopía más? El tiempo lo dirá.
Va pues:
- Desde antes de la pandemia que nos azotó a todo el mundo, el tiempo era —y sigue siendo— el de las mujeres movilizadas; tomando la calle, en contra, sobre todo, de la violencia que sufren por un sistema petro/sexo/racial, para decirlo al modo de Paul B. Preciado. Tal y como lo afirma en su impactante Dysphoria mundi. Libro imprescindible si se quiere entender el mundo actual.
- Desde esta perspectiva, pienso que sería magnífico que llegara, por primera vez en la historia, una mujer a la presidencia de la República Mexicana. Muchas cosas podrían cambiar en contra de la línea petro/sexo/racial dominante, que es una de las causas de los feminicidios y la violencia generalizada y de todo tipo, contra las mujeres mexicanas.
- Claudia es, para mí, la mejor opción, ya que puede garantizar la continuidad de los cambios habidos y su consecuente profundización. Pero no estaría de más que dicho compromiso se afianzara, mejor, mediante una alianza política desde abajo que así lo exija y lo demande en su momento. Desde esta óptica, no es cualquier cosa que ella, Claudia, no venga del PRI; como sí vienen Marcelo Ebrard y Adán Augusto y el propio Andrés Manuel López Obrador. Mucho nos falta por analizar sobre esta singular historia. (Y… que Claudia no se confunda; a María Luisa Alcalde se le cuestiona su ineficiencia, no el que sea mujer).
- Una vez arrancada la contienda por quién será la sucesora o sucesor de Andrés Manuel, los aspirantes no tardaron en enseñar el cobre. Marcelo Ebrard en primer lugar, quien no sin ansias y prisas ha dado muestras de la “cultura priísta” de la que es capaz y siempre lo ha sido. Recuerdo, particularmente, la villanía con la que trató a una mujer excepcional, Carlota Botey y Estapé, por el “simple” hecho de que ella había apostado por Alejandro Encinas, como el sucesor de Andrés Manuel en la Ciudad de México para 2006. Seguramente él piensa que la memoria de dicha afrenta se ha perdido en el pasado brumoso de este país. Pero no es así.
- De los demás aspirantes, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, poco puedo decir. Del primero, que representa la traición andando; ambicioso que es. Del segundo, me genera cierta desconfianza por su no resolución de los conflictos mineros, a pesar de su compromiso público al respecto; pero era ir contra la patronal. A pesar de que hoy, ya fuera del gobierno y en contienda por ser el candidato, se muestre tan crítico. Y no menos desconfianza me da su alianza con el grupo de poder de la U de G, acá en Jalisco.
- Sobre el aspirante de izquierda, Gerardo Fernández Noroña, puedo decir que es al único que conozco personalmente, ya que fui parte del Movimiento de Bases Insurgentes (MOBI) del Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde lo conocí, al lado de Carlota Botey y Estapé y Raúl Álvarez Garín: los dos ya fallecidos. ¡Qué tiempos aquéllos! ¡Pensábamos que todavía era rescatable el PRD!
- Gerardo es profundamente emocional y radical y (no) me sorprende hasta donde ha llegado su crecimiento político. Es alguien más cercano al pueblo, sí, pero… creo que la falta atender otras perspectivas, más nacionales y más allá de su emotividad y enjundia.
- La división interna y el “fuego amigo” son mucho más peligrosos que la oposición misma; ya que ésta ha dado muestras suficientes de su falta de ideas, proyecto político y candidata o candidato que se tome en cuenta, seriamente. Lamentablemente. A no ser un desprendimiento de MORENA. Lo que no es imposible.
- Sin embargo, a pesar de carecer de una idea de nación a futuro, pues lo único que pretende la oposición es un regreso al pasado, que nadie quiere, excepto ellos; pero no debemos subestimar todos los recursos económicos y mediáticos de que dispone para comprar conciencias. Ya lo hicieron y lo pueden repetir, es su especialidad. TELEVISA no fue ajena al novelón que nos vendieron con Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera. Hoy vivimos las consecuencias de dicha tragicomedia. Y TELEVISA fue responsable, que no se haga. Lo mismo pasa con la selección mexicana de fútbol, que tampoco se haga. Verdad, Mikel Arriola.
- Otro factor por considerar, seriamente, es la fuerte implicación que hay, ahora, entre algunos políticos y la criminalidad: ya sea bajo la tutela del crimen organizado mismo o bajo el parapeto de fuerzas institucionales, como no pocos jueces. No pocos gobernadores, legisladores y presidentes municipales. Cuestión que no debemos nunca menospreciar. Así las cosas, en cuanto a lo siniestro de la política institucional y real.





Pero ¿podemos aspirar, en la actual coyuntura, a ir más allá de la transformación de las instituciones, de su reforma?; ¿en México es viable una revolución que se aparte de los cauces electorales y su pesada inercia? El pueblo, organizado, es el que tendrá la última palabra.
En fin.
A manera de P. D.
Qué añadir a este sintético decálogo personal. Algo de fútbol, que no es para menos, hoy día, como están las cosas.
La crisis por la que atraviesa el fútbol mexicano es inaudita, gracias a los vividores del deporte de las patadas: dueños de clubes, de televisoras y representantes legales.
¿Será imposible cambiar el fútbol y regresar a su dimensión deportiva, más allá del mero negocio?
A todos ellos, cual viles especuladores, les interesa sobre todo el dinero —y mucho es el que genera el fútbol— y no el deporte, particularmente el fútbol; esta es la lógica de sus pésimas decisiones, desde Qatar. ¿Cuánto le pagaron al Tata Martino? Y… el papelón que hizo. ¿Podrán ellos mismos, sin presión externa, cambiar el rumbo? ¿Y las y los aficionados?
El domingo 18 de junio quedó demostrado el poder que tiene el aficionado, como consumidor; es suficiente con no ir a los estadios o no ver el fútbol por la televisión, para hacerlos cambiar, pues el negocio peligra. O mínimo soltar el escandaloso grito, para así…
Al fútbol, como al país, le hace falta una transformación en serio y en serie…
Mucho nos hace falta.
Pero… ¡Ay la política y el fútbol!
¿Qué vamos a hacer, políticamente, para el 2024?
La moneda está en el aire…, pero para mí la moneda del cambio generacional y de género en el poder presidencial #EsClaudia.
Y solamente organizados lo lograremos; así iremos más allá del 2018.
J. Ignacio Mancilla
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 29 de junio de 2023.
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