Todo empezó con el deseo de un intercambio universitario; desde el primer semestre tenía claro que era algo que de manera imperante tenía que hacer. Ahora mismo me encuentro en La Plata, Argentina, en unas anheladas y merecidas vacaciones, después de terminar con éxito mi semestre de intercambio en Bogotá, Colombia; y estoy aquí, sentada, mirando el atardecer por la ventana, pensando en lo irreal que se siente estar en otro país. No termino de creerlo, aun cuando ya estoy aquí, sentada, mirando el atardecer por la ventana

De pronto mi mente se ve azorada por un recuerdo, el recuerdo de un trámite engorroso que era necesario para hoy poder estar aquí; la renovación de mi pasaporte. 

El meollo del asunto era que yo tenía que hacer una “renovación de pasaporte sin documento”, es decir, que no contaba con él físicamente en ese momento; por razones del destino, mi viejo pasaporte quedó “perdido” (en realidad, estaba con el resto de mis pertenencias en una casa de CDMX a la que no tenía acceso en ese instante, y no lo tendría aún por un muy largo tiempo). 

Ingenuamente no sabía que, para poder realizar este trámite en particular, debías presentar en la Secretaría de Relaciones Exteriores un acta de robo o pérdida de documento, la cual se tramita en la fiscalía. 

pasaporte viajes colombia méxico anécdota
Foto: @isa_mancilla16

La Fiscalía Estatal de Guadalajara… un lugar que, después de lo sucedido aquel funesto 5 de junio de 2020, no quería regresar jamás, y me había jurado que no lo haría.

Ahí estaba yo, en la calle 14, siendo arrastrada por el podrido sistema burocrático de mi país. Mi único consuelo era la compañía de mi papá. Me acerqué temblando a la recepción para explicarle a la chica de ventanilla el motivo de mi presencia en ese horrible lugar. Sin voltear a verme y de la manera más apática posible preguntó

¿Primera vez aquí? 

Quedé en shock. No entendía la relevancia de la pregunta; ¿qué diferencia habría en mi trámite si la respuesta hubiera sido que no? De igual manera, al repasar la pregunta en mi mente, me hirvió la sangre de la rabia, quería gritar: 

¡¡NOOO!! ¡Su personal me trajo aquí de manera ILEGAL y me estuvo TORTURANDO POR HORAS física y psicológicamente, a mí, a mi familia y a cientos de personas inocentes en las “perreras”, ODIO TENER QUE ESTAR AQUÍ! ¡¡AAAAAAAAH!!

¡No soporto a la policía de este país, llena de corrupción, MAL-DI-TA SEAAA!, ¡AAAAAAAH!!!

Tuve que reprimir toda esta ira, angustia y miedo, y, en un segundo, contestar de manera sumisa: Sí, primera vez aquí, con una sonrisa fingida en el rostro. El semblante de la chica cambió y amablemente me dijo a dónde dirigirme. 

El pánico en mí aumentó al darme cuenta de que tenía que atravesar el patio, el lugar preciso en donde sucedió todo aquel día y, peor aún, mi papá ya no podía acompañarme una vez dentro. 

La entrevista con la policía estuvo un tanto peor, su trato fue hostil; inicialmente quise explicarle las circunstancias por las que “no tenía pasaporte”, pero todos mis intentos fueron en vano, ya que no lograba razonar con ella y todo se resumió a la siguiente pregunta: 

A ver… ¿sí lo perdiste o no? Porque si no, aquí no te puedo ayudar. 

Que imbécil. 

fotografía de atardecer en argentina viajes
Atardecer en La Plata, Argentina, 2024. Foto: @isa_mancilla16

Opté por inventar una historia en la que había perdido el pasaporte una semana atrás, aunque lo hice con miedo, puesto que, antes de empezar, te dan a leer una cláusula que, en resumen, dice que cualquier falsedad en las declaraciones será considerada un delito. 

Al final… sí me dieron el acta de extravío y pude renovar mi pasaporte. Y ahora estoy aquí, sentada, mirando el atardecer por la ventana


Deja un comentario

Lo último