Inés M. Michel
La semana pasada tuve la oportunidad de ver Nightmare Alley, la última película de Guillermo del Toro y lo que más me sorprendió es el giro tan drástico que el director mexicano tomó, en relación con sus clásicas historias fantásticas y el tono al que nos tenía acostumbradas.
La historia nos narra, a través de varias épocas, las aventuras de Stanton Carlisle, personaje encarnado por Bradley Cooper, bastante irreconocible desde mi punto de vista, quien de manera un tanto azarosa termina uniéndose a un circo donde se exhiben todo tipo de números y de “fenómenos”.
Con un estilo que evoca al cine negro, vamos acompañando a Stanton y a su interés amoroso, Molly Cahill, interpretada por Rooney Mara, quien ya se encontraba en el circo cuando él se une, donde tiene un show que involucra la electricidad. Stanton va encontrando sus talentos (y defectos) cuando entra en contacto con una pareja formada por Zeena (Tonni Collette) y Pete Krumbein (David Strathairn), quienes de alguna manera lo apadrinan.
El filme podría considerarse un salto en la filmografía de Del Toro, quien se concentra esta vez ya no en los monstruos y horrores de la fantasía, sino en los monstruos de carne y hueso. Estos últimos ya estaban presentes en sus anteriores trabajos, pero siempre compartían escena con las creaciones fantásticas de Del Toro.
En esta ocasión no hay monstruos sacados de alguna pesadilla, sino seres muy concretos capaces de distintas atrocidades, sacados del mundo real, en el sentido de que sus historias pueden ser fácilmente encontradas en muchos lugares tangibles. El viraje del director tapatío me pareció sumamente acertado, pues a mi manera de ver había alcanzado su punto más alto con El laberinto del fauno, y a partir de ahí no logró superarse y en ciertos momentos más bien empezó a repetirse.
Por supuesto que mi favorita es todavía El laberinto, y considero muy difícil que Guillermo llegue superar esa obra maestra, sin embargo, disfruté mucho ver esta nueva propuesta, que en momentos resulta sumamente intrigante y nos lleva a sumergirnos por completo en el espectáculo de la magia, el ilusionismo y los trucos espectaculares.
Una de las frases que abren la cinta es dicha por Clem Hoately, maravillosamente interpretado por Willem Dafoe, quien increpa a una audiencia con el grito: ¿Es un hombre o es un monstruo?
Segundos después averiguaremos a quién está haciendo referencia, y la pregunta nos acompañará durante toda la historia. Debemos mantenerla en mente hasta el final, para pensar en ella y su relación con otros personajes.
Nightmare Alley está actualmente en cartelera y se puede ver a color o en versión blanco y negro, les recomiendo bastante que la vean a blanco y negro.
Inés M. Michel.
Imagen de portada: Fotograma de Nightmare Alley (G. del Toro, Estados Unidos, 2021) / Searchlight Pictures.
Cuerdas Ígneas 