Si estamos entre océanos de tiempo que inundan nuestra esencia, nuestro tiempo, ¿vale la pena escribir, soñar, crear?


Con la certeza a cuestas de que volveremos al mar primigenio, con todas nuestras angustias, pesares, lágrimas, luchas, alegría, recuerdos y con los remanentes instantáneos de felicidad.


Nos estamos diluyendo, gota a gota, para finalmente reintegrarnos al cosmos que vio a toda la vida nacer.

Quizá, solo quizá, el amor es aquello que permanecerá, resonando para siempre en la música de las esferas. Entonces, amemos, y que el amor nos sostenga hasta el último segundo; así no entraremos tan deprisa a esa noche oscura, aunque sí entraremos con confianza.


Deja un comentario

Lo último