Ficciones y realidades oníricas

Confieso, entonces, que hay libros que más que encontrarlos, me encontraron a mí, me taladraron el cerebro y dejaron huella. Así pasó con: La prisión de la libertad, de Michael Ende, con El misterio del solitario, de Jostein Gaarder, o con Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe. También me ha ocurrido con cuentos, cuentos en concreto que flotan a mi alrededor desde que los leyera por primera vez y me causaran una impresión severa. Estoy hablando de El corazón delator de Poe, de El almohadón de plumas de Horacio Quiroga, de La mano del mono de W. W. Jacobs o de El rey de los gatos de Joseph Jacobs.