Apuntes y aniversarios

Inés M. Michel

Para Vod [2010 – 2018], una serie de ocho notas,

una por cada año de compañía (7/8)

El dolor llega de pronto, o nunca se ha ido… se esconde para dejar un poco de espacio a la risa, para gozar por un momento, hasta que la herida vuelve a escocer, apenas llega el silencio o la carretera. Viajando a 140 km/h volteo por la ventana y estalla el llanto, me refugio tras mis Ray-Ban. Vigilo de reojo para que nadie descubra mis gestos ni mis lágrimas. Hay duelos que acompañan toda la vida, por ejemplo desde los dos años de edad, hay voces que se extrañan aun sin recordarlas nítidamente.

A mi abuelo le gustaba viajar en carretera y su compañía era comprensiva y reconfortante. Ese recuerdo no es mío, es de mi madre, quien me ha hablado de los viajes y de las veces que ir a su lado fue parte de nuestra vida. Pareciera haber transcurrido muy poco, apenas unos meses, del último viaje. En un sueño neblinoso acude la vez que nos despedimos, mi manita soltando el clavel que le acompañaría bajo tierra. No ha estado aquí desde entonces, aun así ha venido a consolarme, le he preguntado por nosotras, me ha ayudado a seguir. Me afianzo en los recuerdos, a veces más sólidos que la realidad que me rodea y que las piedras que le cubren. Me tengo a mí misma, a sus palabras conmigo. ¿Me habitará algún día esa calma que le habitaba?

El paisaje transita por la ventana, seguimos en el camino y en esa vereda hay más duelos. Acuden pensamientos necios, empeñados en creer que el abuelo tendría que estar aquí, también Vod, especialmente en este viaje. Sueño con ellos, no siempre durmiendo, casi les toco, el tiempo toma otro curso, el mundo se desgasta, yo me paro en la orilla del abismo que se abre paso en la mente, en los sueños, en el corazón, desde ahí veo que todo transcurre con normalidad, observo el mundo pasar, una cuenta interminable de tragedias y situaciones inverosímiles, de muertes como las que acompañan mi vida, la del abuelo solo fue el comienzo, la lista se agranda y yo sigo, o eso sueño, me incorporo entre el tráfico que se mueve, resulta insoportable, aunque no tanto como ayer o antier, hoy parece distinto, hoy el temporal no parece dispuesto a arrasarme.

ausencia
El asiento de Vod (2017).

El dolor llegó de pronto, por la ventana se coló el sol y yo sentí frío, bajo los rayos me estremecí, por las ausencias, fue por eso… treinta años de la primera ausencia se cumplieron en octubre y en septiembre apenas un año de la última. La vida en un hilo continúa y me permito una pausa para tomar aire, para recordar en este nuevo espacio los correspondientes aniversarios de dos ausencias que se han entrelazado nutriendo mis letras. Lo construido aquí es también gracias al duelo y a la memoria que me sostiene.

 

Inés M. Michel.

T: @inesmmichel / I: @inmichel
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas

cuerdasigneas@gmail.com

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