(Una misiva para todos y para nadie)[i]
Continuación de Carta a las y los filósofos
J. Ignacio Mancilla
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“Este país se divide en dos: en los que
tienen miedo y en los que tienen rabia”.
Manifiesto de José Cuauhtémoc Huiztlic.
Reo 29846-8. Sentencia: cincuenta años por homicidio múltiple.
Salvar el fuego, Guillermo Arriaga.
Me dirijo, ahora, a todas y todos los mexicanos, en medio de una coyuntura local, nacional e internacional sumamente delicada.
El próximo año, 2021, tendremos elecciones intermedias a nivel nacional y localmente (en Jalisco). Cosa que nos pone ante dos posibilidades: impulsar la real transformación del país o que se dé una regresión, creo indeseable; excepto para las fuerzas oscuras y golpistas que ya se han asomado al escenario nacional con actos bastante preocupantes, hasta ahora minimizados.
Este es, pues, el contexto general a partir del cual me dirijo a todas y todos ustedes en tanto ciudadanas y ciudadanos; es decir como mis iguales.
Tenemos que asumir, plenamente, una clara conciencia respecto a esta singular situación que enmarca nuestras vidas; para bien y para mal. Y que determinará nuestro futuro inmediato y mediato.
Van, bajo estas particulares circunstancias, las siguientes consideraciones que dirijo a todas y todos ustedes; mis conciudadanos.
1.- No caigamos víctimas de la “infodemia”, este particular mal del siglo XXI; pues si no partimos de una base mínima, la de la verdad, todas y todos podremos ser atacados, mortalmente, por el peligroso “virus” de la mentira, que se propaga de manera más rápida y contundente que la verdad misma. Y que a su modo, también mata; pero sobre todo somete las voluntades de individuos y pueblos enteros.

2.- Hagamos lo que esté de nuestra parte para contribuir a la restauración del tejido social, tan herido y desgarrado; razón que nos obliga a no admitir que cunda la desmemoria histórica y el individualismo del “sálvese quien pueda”; pues solamente una sensibilidad social podrá reparar los grandes males, en Jalisco y en el país todo, y su correspondiente expansión de mentiras y de actos criminales: desde el abuso de autoridad, la privación ilegal de la libertad, hasta la desaparición forzada; actos todos que no pocas veces han sido perpetrados por las propias autoridades que, se supone, tendrían que ser las que resguarden las leyes.
3.- Sí, es muy grande la tarea que tenemos por delante, pero también es enorme la historia que nos respalda y de la que tenemos que sacar la fuerza y entereza para combatir contra las tendencias bastardas que quieren que siga imperando el crimen y la ilegalidad; arropadas incluso por personajes encubiertos en la propia legalidad estatal y sus fueros.
4.- Ante esa lógica de terror y miedo, lo que nos queda es impulsar la paz y promover las necesarias reformas de nuestra vida social y de sus instituciones, degradadas y corrompidas por el poder del dinero y por el mismo crimen. Esa no ha sido la fuerza histórica de México, nuestro país; tampoco de nuestra región. Hay, insisto en ello, detrás de todas y todos nosotros, una historia local y nacional que tenemos que reivindicar y hacerla nuestra y de la que tenemos que sentirnos orgullosos. Esto más allá del comportamiento de los últimos gobernantes y presidentes; realmente nefastos, por lo que todos deberían ser juzgados.
5.- Es por todas estas buenas razones que no podemos seguir asintiendo el envilecimiento de la vida social y mucho menos la impunidad de los deleznables actos criminales, cometidos no pocas veces –insisto en ello– por los propios representantes de la ley y el Estado, en contubernio con las bandas de delincuentes. Tenemos que ponerles un alto, un ¡ya basta!
6.- De ahí la exigencia de reformar nuestra vida toda y todas nuestras instituciones, en particular las judiciales, pues ahí ha imperado la lógica del dinero y su reproducción fácil, que es lo que ha minado la confianza en la legalidad y en la procuración de justicia. Incluso en casos tan atroces como el de Ayotzinapa, del que recientemente se comprobó lo que ya todas y todos sabíamos. Que la “verdad histórica” fue una farsa y un montaje realizados por los personeros del mal Estado.

7.- Por ello nuestra perplejidad y dolor tan grandes cuando, aún después de ese terrible acto y de muchos otros que están detrás, en Jalisco se repiten sucesos como el del 4, 5 y 6 de junio del presente año; desconsuelo que se acrecienta cuando se sigue actuando tan confusa y tardíamente, por parte de las autoridades, a la hora de hacer justicia y reivindicar la dignidad de las víctimas de los atropellos de las mismas autoridades que –se supone– están para resguardar las garantías individuales y los derechos humanos de todos nosotros; las y los jaliscienses y mexicanos.
8.- No podemos seguir siendo pasivos ante todo esto. Necesitamos alzar nuestra voz e indignación y juntos, todas y todos, decir un ¡ya basta!, claro y elocuente. Sí, requerimos darnos la mano en la restauración y en el cuidado de las heridas y nuestros dolores sociales. Solamente nosotras y nosotros podemos curarnos y posibilitar una auténtica sanación colectiva. Pero para ello precisamos pugnar por la verdad y la justicia. Para lograr, así, que se castigue a los responsables, sobre todo si son o han sido funcionarios públicos.

9.- Sin verdad y justicia no hay democracia posible. Es muy importante que no perdamos esto de vista, pues el 2021 ya está aquí, a la vuelta de la esquina; no permitamos que su lógica de polarización sea la que se imponga. Tampoco posibilitemos una mayor degradación de la vida social y democrática; más bien, aprovechemos el mismo impulso electoral para llevar adelante las reformas institucionales que tanto necesita nuestra región y el país todo.
10.- Sí. El dilema que se nos presenta en el horizonte electoral del 2021 es más que claro: o afirmamos una verdadera transformación local y nacional (y echamos a andar sus consecuentes reformas) o el riesgo es el de una regresión de la vida nacional y local; con consecuencias que ahorita quizá no podremos medir, pero sí podemos visualizar cómo se acentuarán los efectos del deterioro de los lazos sociales; ahora tan necesitados de cuidados, y curas reales y efectivas en solidaridad.
¡Justicia para Alfonso Rodríguez Telumbre!
¡Justicia para Giovanni López!
¡Justicia para todas y todos los ultrajados del 4, 5 y 6 de junio en Guadalajara!
¡Justicia, libertad y paz con dignidad!
P. D.
Guste o no, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el actual presidente de México, hizo un uso de la historia como el que aquí insinuamos; he aquí la razón de esta posdata. Va el link: https://www.jornada.com.mx/2020/07/09/politica/003n1pol
[i] Para jugar con el subtítulo de más que famoso libro de Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra.
J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
cuerdasigneas@gmail.com






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