Carta a las y los filósofos

Carta a las y los filósofos de carne y hueso, no a sus abstracciones

(que parece siguen viviendo allá a lo lejos, en el Topus Uranus)

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J. Ignacio Mancilla

Para F. y M., con cariño, admiración y respeto.

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Escribo la siguiente misiva desde la perplejidad y el dolor: ¿por qué el silencio?; ¿por miedo?

Y… ¿dónde queda la congruencia entre las ideas y los hechos?; ¿dónde la “salud del alma” tan pregonada por la filosofía práctica (ética)?

Sucede que en días pasados (4, 5, 6 y 9 de junio), las “autoridades” de Jalisco, específicamente de Guadalajara, detuvieron (de hecho secuestraron, es decir, desaparecieron forzadamente, por un tiempo relativamente breve, es cierto, pero finalmente fue “desaparición forzada”; delito grave) a un más que estimado colega y amigo que se identificó como profesor de filosofía (y a su pareja, también profesora universitaria).

“Razón” suficiente, desde la mentalidad fascista de dichas “autoridades”, para golpearlo con más saña.

La “causa” de la privación ilegal de la libertad fue haber intervenido para defender a una mujer que las mismas “autoridades” estaban violentando y –sobre todo– el haberles invocado el artículo 16 de nuestra Carta Magna; el efecto, en lugar de contenerse y portarse como lo que son, representantes de la Ley, fue agredirlo todavía con más crueldad.

Video sobre las manifestaciones (Reportaje de la redacción de Aristegui Noticias / Fotos de Ricardo Balderas).

Esos días, nefastos para la legalidad y los derechos humanos y constitucionales en Guadalajara y Jalisco, quedarán marcados como algunos más en la larga historia de la ignominia estatal y nacional; trágicamente.

Cierto, después fueron liberadas y liberados la gran mayoría, sin cargos y sin haber sido consignados oficialmente, lo que hace más doloso el actuar de las “autoridades”, siendo, además, el centro de las operaciones la propia Fiscalía del estado (la Fiscalía de las afueras, como se escribe en la entrega anterior de este mismo espacio).

¿Se necesitan más pruebas del proceder ilegal de las propias “autoridades”?, cuyos responsables inmediatos y directos son el propio fiscal y el gobernador del estado: Gerardo Octavio Solís Gómez y Enrique Alfaro Ramírez, respectivamente. 

¿Es creíble su cuento, sobre todo si uno revisa el operativo desde la perspectiva de las víctimas y sus testimonios, de que los “desobedecieron” y que fue el crimen organizado –que infiltró la propia fiscalía– el responsable de tal atrocidad?

Mucho se ha escrito y testimoniado al respecto, por lo que no voy a hacer aquí, de nuevo, un recuento de los agravios y delitos graves en los que está involucrado el actuar de prácticamente toda la fiscalía.

Simple y sencillamente mi escritura se debe, lo digo otra vez, a la perplejidad y dolor que me causaron tan deleznables sucesos; pero sobre todo al vergonzante silencio de mis colegas filósofas y filósofos ante semejante injusticia.

¿Dónde quedan Sócrates y Platón, y tantos otros antes y después de ellos?

Entiendo lo del miedo, pero… aun considerando la situación en la que nos encontramos –postrados por la pandemia– me resisto a pensar que no somos capaces de levantar nuestra voz e indignación, como filósofos de carne y hueso, ante semejantes acontecimientos; lesivos de los más elementales derechos humanos, así como de las mínimas garantías constitucionales.

¿Qué filosofía puede gestarse y pregonarse si es el miedo el que nos rige?

¿Qué filosofía para la vida?, porque es de la vida humana –y también de la vida en general– de lo que estoy hablando.

A mí, en lo personal, me daría mucha vergüenza que me siguieran llamando filósofo si no soy capaz de defender a alguien que es atacado con tanta saña y crueldad, por el simple hecho de que se identifica como profesor de filosofía.

Imagen de la protesta realizada el 8 de junio, 2020 (Fotorreportaje de Zona Docs).

Y… también me sentiría muy apenado de que me siguieran llamando ciudadano, si no soy capaz de defender a alguien que puso su cuerpo e integridad –apelando al artículo 16 de nuestra Carta Magna– para defender a una mujer agredida por  las propias “autoridades” que, ahora sí (los hechos son más que claros) se comportan como viles criminales.

¿En qué ciudad, estado y país vivimos?

¿No nos damos cuenta que, con nuestro silencio y miedo, lo único que hacemos es perpetuar el mal estado de cosas existente hasta ahora?

Con su siniestro caudal de desapariciones y muertes.        

¿Queremos seguir así?

¿Seguir viviendo con miedo y con unas “autoridades” que no cumplen con su papel fundamental: el de ser garantes de la legalidad y el derecho?

La de ser dignas representantes de la Ley y actuar conforme a su función y no como vulgares delincuentes.

Para eso están y si no, mejor que se… vayan…

¡Todas y todos!

¿Dónde están, pues, las filósofas y filósofos de carne y hueso?

Las y los comprometidos con las ideas para la vida, y no aquellas y aquellos que hacen todo para que la vida se ajuste a sus ideas; aunque la vida real les enseñe, día con día, todo lo contrario, por la imposibilidad de ser sometida a una cuadratura previa.

¿Qué vamos a hacer, realmente, para que las cosas ya no sigan siendo como lo son hasta el momento?

P. D.

Entre las numerosas y numeroso detenidos de esos Días D en Guadalajara y Jalisco, estuvieron mis hijas; por el simple hecho de dirigirse a una manifestación pacífica. No cometieron delito alguno, como no lo hicieron ninguna y ninguno de las y los numerosos jóvenes que fueron “desaparecidos forzadamente”, de manera ilegal, por la propia fiscalía.

¿En qué estado y país vivimos?, repito.

La pregunta es: ¿en qué estado y país queremos vivir?

Y nos son preguntas meramente retóricas.

Estoy seguro de ello.  

J. Ignacio Mancilla.

FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
cuerdasigneas@gmail.com

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Imagen de portada: La muerte de Sócrates (Jacques-Louis David, 1787).

5 comentarios sobre “Carta a las y los filósofos

  1. Nacho es lamentable que esto siga ocurriendo, el fascismo evidente en este gobierno comandado por Alfaro se manifestó en los siguientes días, a la hija de un vecino, la acosaron en su domicilio obligándola a refugiarse temporalmente en otro sitio. Esto ocurrió días después de haber sido correteada con otras compañeras por los «halcones tapatíos» que impidieron que ellas ejercieran su derecho a manifestarse, ni siquiera pudieron llegar a la manifestación como tantos otros jóvenes. Ojalá la sociedad tapatía registre y trate de comprender estos deleznables hechos, cosa que no parece tan fácil, recordemos que Ramírez Acuña de represor conocido conocido fue premiado con cargos en gobiernos federales posteriores y el actual Gobernador de Jalisco pretende convertirse en un serio aspirante a la presidencia del país. En verdad los que vivimos acá en el occidente ¿permitiremos sin siquiera Levantar la voz que éste personaje alcance sus objetivos políticos?

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  2. Lamentable, pocos años son los que estamos bajo la luz de la existencia y pasamos la mayor parte dando y echando de patadas por ser felices.
    Muchos dejan de ver y encuentran en el uso de la fuerza en maneras deshonestas para embotar su propios dolores, una ortopedia eficaz para almas perdidas.
    Saludos maestro.

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