ESPECIAL | No desaparecer o…

Lupita Morena, madre de…

Era una tarde soleada, ya muy calurosa, conforme al tiempo de primavera.

La comida, de emergencia, había estado regular; después de un compromiso de esos poco agradables, pero obligatorios.

El postre estuvo mucho mejor, en uno de esos pequeños Cafés hoy tan de moda.

Decidieron, la madre (Lupita) y el hijo (José María Morelos), caminar por una de las avenidas más conocidas de una ciudad del norte de la República, con una historia más que importante y trágica a la vez.

Caminaban buscando la poca sombra que a esa hora del día era posible encontrar.

Iban, la madre y el hijo, muy quitados de la pena, caminando una al lado del otro, para llegar a un lugar sombreado y poder sentarse para pedir el tan ansiado Über y dirigirse a su casa, después de haber cumplido con deberes poco atractivos, como ya se dijo.

Todo era anodino y cotidiano, sin nada que alterara el calor seco que se sentía bajo los rayos quemantes del sol, consecuentes con la hora del día. 

Todo sucedió de manera muy rápida y repentina, la madre (Lupita) vio como el hijo (José María) se asustaba, dando prácticamente un salto; ella volteó justo en el momento en que, al lado suyo, se paró una camioneta sin placas y sin ningún logo que la identificara, al tiempo que se bajaba un sujeto con un rifle de alto poder con un gesto adusto y poco amigable.

En ese momento también ella se asustó mucho, pero como iba con el hijo trató de guardar la calma y siguió caminando como si nada ocurriera; el hijo, aunque muy asustado, hizo  lo mismo.

El sujeto se bajó de la camioneta a la manera como se bajan los criminales o los policías, con prepotencia, muy seguro de sí mismo, sabedor de que portaba un arma de alto poder y de que hiciera lo que hiciera, quedaría impune. Esa era la regla, lamentablemente, en este país aquejado de desapariciones y feminicidios.

Madre e hijo siguieron caminando y voltearon discretamente (pero muy asustados), y se dieron cuenta que además del sujeto, había más hombres armados y que todos se dirigían a un semi baldío (que servía de estacionamiento), que daba a unos departamentos, en el que al parecer había ocurrido algo serio.

Por supuesto que la madre y el hijo no se detuvieron y siguieron caminando y hablaron de su gran susto, sintiéndose los dos muy alterados y con mucho miedo, todavía. Además de sentirse muy vulnerables. Pero, ¿quién no se siente así en el México de hoy día?

Haga lo que haga y dedíquese a lo que se dedique.

Ellos, esta vez, no fueron el objetivo (el “paquete”, como se dice en las películas). Hablaron y se rieron no sin cierto temor y nerviosismo, todavía.

¿Y si lo hubieran sido?

¿Si hubieran sido el “paquete”?

Se dijo la madre para sus adentros y… seguramente el hijo también lo pensó.

¿Alguien hubiera hecho algo?

¿Se podría haber hecho algo?

Esto en un país en el que…

O…    

¿Hubieran corrido la suerte de las y los miles de desaparecidos en el país  (86 mil, según las cifras oficiales) y en esa ciudad de tanta historia… de desaparecidas y desaparecidos?

Se hizo un silencio muy pesado entre ellos, en ese momento llegó el Über, se paró a un lado de ellos; lo abordaron y la vida siguió el ritmo cotidiano de diario, con todo y susto.

Y…


Nota: llegó al correo de Cuerdas Ígneas este relato, con el nombre con el que se publica, sin más especificaciones que la siguiente petición: Se los enviamos por si creen que pueda ser publicado en el espacio de Cuerdas ígneas.

Se le hicieron algunas correcciones de puntuación y de ortografía, nada más; de modo que lo publicamos tal cual, quedándonos con una duda, que nunca aclaró el remitente, de si se trataba de un relato real o…

Días después (el 4 de abril), curiosamente, apareció en el periódico La Jornada, un artículo (Tocar fondo) de la periodista canadiense, Dawn Marie Paley, autora del libro Capitalismo antidrogas y Guerra neoliberal: desaparición y búsqueda en el norte de México

Cosas de la vida.

¿Y… la 4T?

¿Qué dice y sobre todo qué hace sobre esta tragedia nacional?

Que queden las preguntas hechas y consignadas.

Imagen de portada: Getty Images.

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