VAIVÉN | El poder

Columna invitada

Eduardo Reyes González

Lamer las mieles del poder es una de las sensaciones más satisfactorias para cualquier ser vivo de este planeta, el poder ejercido sobre un grupo o individuo es una concepción engendrada en lo más profundo del ego y, en colusión con la glorificación, crea en el individuo placeres que, si son impulsados de manera correcta, son una gran herramienta para la inclusión y desarrollo del grupo representado, sin embargo, en casos contrarios, el mal uso del poder puede ser un factor determinante para causar daños y perjuicios por consecuencia de las decisiones de quien tenga el mando; para aquel que sueña con poder, una alta dosis de locura es el ingrediente indispensable para lograr llegar al pedestal más alto.

Y es que la base de nuestra sociedad se ha determinado bajo la jerarquización de los roles, impulsada en principio por cualquier ser vivo que ocupe un espacio físico establecido y que, por libre elección, designación adquirida o heredada, asuma el poder con la capacidad de sus decisiones, análisis y fuerza, dando a los representados la satisfacción de vivir dentro de un espacio seguro, antes de imponer la voluntad propia en un acto faccioso.

Para Max Weber, poder es “la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”.

Hace 200 años que la sociedad mexicana cambió la forma de elegir a quien debería estar al frente, teniendo el control de la administración y salvaguardando de los bienes de la nación. En su momento se abolió la monarquía, en la que el poder estaba designado mediante la herencia real, el estado mexicano se volvía una república democrática en la que el pueblo es quien debería elegir a quien esté al frente, con todas las coyunturas que obviamente se desprenden de este cargo, la administración pública se representaba por el intelecto, la trayectoria, los lazos políticos, entre otras virtudes de la vieja escuela política mexicana, situación diferente en la actualidad, donde los últimos ejemplos de presidentes mexicanos, ya no se determinan tanto por el curriculum del postulante, cuando las redes sociales y los medios de comunicación son herramientas claves para crear personajes adecuados a las necesidades del momento y que pueden ser modificados en imagen y lenguaje, para crear al representante perfecto para el sistema.

gobierno candidatos
Imagen: Pixabay.

Los mexicanos vivimos parte de esta democracia en la elección del representante público, ya sea desde la autoridad de la colonia, barrio, senaduría, diputación o presidencia, incluidas sus mañas y artimañas, siendo inquietante como se define nuestra sociedad en esta etapa. Hace unos cuantos meses tuvimos elecciones y en estos momentos están tomando el poder quienes elegimos, como en una pasarela, endiosados por su poder, hacen algarabía del puesto, representaciones de conquistadores vemos en todos lados, donde se realizan fastuosos eventos masivos  de autoalabación y, dentro de esto, la sociedad se ha dado a la tarea de engrandecer a estos personajes, como si el redentor del mundo estuviera enfrente, recordando a las escenas de la película mexicana Calzonzin Inspector (1974) del director mexicano Alfonso Arau, en el que al político se le besaban los pies.

Aún existen muchos vestigios de este poder mal formado en los representantes, que más que reconocer o atribuir la designación a la democracia, ven el logro como un esfuerzo personal, obviamente enalteciendo el ego; y los ciudadanos exponemos a estos individuos a un endiosamiento de una manera innecesaria, malinterpretando el poder como yugo, cuando, al final de cuentas, solo es una administración de recursos. Una mala práctica que ha llevado al representante social a buscar estos escaños como una forma de saciar su necesidad de atención. Se mencionaba que, para gobernar, uno debería de tener un poco de malicia y mala cordura como parte del curriculum intrínseco.

Pero no es solo hablar de cuestiones políticas, el sistema económico, religioso e ideológico ha dado, en cada una de las vertientes, la sensación de poder, y como estamos acostumbrados en nuestro sistema social, el que más dinero tiene, intuye cierto aire de poderío, el jerarca de nuestra iglesia, influye poder, un gran científico, un gran poeta, alguien que, con su obra, tenga el posicionamiento más elevado sobre uno mismo, el propio reconocimiento te da poder, la popularidad; así como estos elementos, también van asignados a aspectos físicos como el más fuerte, el más guapo. La sociedad ha demostrado y ha brindado de mala manera el poder al color de piel más claro, algo que se sigue dando en nuestros días. El ser de ciudad es muy diferente en el estatus a ser de alguna comunidad rural, por poner un ejemplo.

El sentido de poder está ligado en su mayoría a conceptos que tienen que ver con la opresión y la sujeción del sujeto, y más en la zona de América Latina, donde nuestra historia nos ha mostrado que la concepción de poder en algunos gobernantes se traduce en control social con base en base a fórmulas políticas de socialismo o comunismo, donde solamente se ha visto por el beneficio de la elite económica, lo que ha maltrecho mucho más la calidad de vida de esta parte del mundo.

jerarquías poder
Imagen: Gerd Altmann.

Pero, en sí el poder, ¿es una condición que solo algunas personas pueden tener, obtener o manejar? ¿Qué hace a una persona obtener el poder, esta condición es nata o se adquiere? ¿El poder es un efecto secundario del narcisismo?

Existe una condición psicológica descrita en la antigua Grecia llamada Síndrome de Hybris, que se da en personas que llegan al poder, los estudiosos mantienen la formulación de que esta condición solo se da cuando una persona está ya en una posición privilegiada, y no durante el proceso, es eso a lo que le llaman enfermo de poder, esta condición es tan antigua como la humanidad.

Ahora, esta condición no se da solamente en los gobernantes o personas con mucho dinero, también sea da en perfiles más bajos como doctores, jefes de oficina, y hasta en el hogar, más bien es una condición que se da en cualquier persona que obtenga el control de otra persona, esto claro que ocurre en el hogar también, sin embargo, esto se desvirtúa cuando dicha condición lastima o hiere a quien se presione.

La hybris es un concepto griego que significa desmesura, es un intento de transgresión de los límites que someten a la sociedad, la falta de control de los impulsos propios, generándose un movimiento violento y desmesurado, generado con base en la pasión. ¿Cuáles son los síntomas de una persona con esta condición? Al principio carisma, encanto, capacidad de aspiración, persuasión, audacia, confianza en sí mismo, convirtiéndose agresivamente en impetuosidad, rechazo a escuchar, impulsividad, imprudencia y falta de atención a los detalles.

manipulación gobernantes
Imagen: Pixabay.

Existe otra manifestación llamada Síndrome de Arrogancia, que se manifiesta como una propensión narcisista, el individuo busca la gloria social, proyecta su propia imagen, tiene una manera mesiánica de hablar, se identifica con los problemas de la nación u organización, tiene una tendencia a hablar en tercera persona (nosotros), es despectivo de la crítica de los otros, confianza exagerada en la omnipresencia, creencia en rendir cuentas ante el tribunal de la historia o ante dios, antes de a la justicia terrenal, se cree capaz de absolución de las propias culpas, tiene pérdida de contacto con la realidad, inquietud e imprudencia e impulsividad, no evalúa el costo de sus acciones.

Todos tenemos en parte esta necesidad de poder, ya lo refería Abrahma Maslow en su Pirámide de las Necesidades Humanas, en la cual, el ser humano, aparte de generar acciones que puedan satisfacer sus necesidades fisiológicas, de seguridad y de afiliación, las cuales son fundamentales para la vida diaria, pone, en el punto más alto de esta pirámide, los niveles de reconocimiento y autorrealización como necesidades natas del individuo. De manera más detallada, también encontramos las Teorías de las Tres Necesidades de David McClelland quien expone que, además de las necesidades de logro y afiliación, el ser humano tiene la necesidad de poder o influencia, refiriéndose a esto como el deseo de tener impacto, influir y controlar a los demás.

Como todo, en el momento que el poder rompe con la estabilidad de una sociedad o un individuo, es cuando se crea un conflicto mayor, quienes usan el poder como control y para subyugar al otro llevan al surgimiento de problemas, la imposición de una ideología, de normas y reglas o cambiar la conducta de un ser humano bajo la presión de la dominación sin un consenso establecido, con las herramientas que el estado o la jerarquía del grupo social, genera problemas, tan grave es hacer uso de la fuerza pública para imponer una dictadura dueña de un país, como la violencia de una pareja.

violencia poder
Imagen: Martin Redlin.

El poder se puede aplicar a varias situaciones, ya sean económicas, políticas, científicas, deportivas, estatus social, representación social, redes sociales, etc., hay muchos rubros, sin embargo, en la actualidad el poder lo está adquiriendo, no quien impulse el derrocamiento de una nación o quien impulse la conquista de otros países, o aquel que con su economía sea capaz de destronar a quien se le ponga enfrente, sin duda, es importante resaltar a aquellos que con su conocimiento y su proyección futura, están creando nuevas formas en las que el humano interactúa con sí mismo y con la naturaleza que nos rodea, gran avance en el desarrollo del internet y las redes sociales, gran avance de los transportes interespaciales, los autos eléctricos, los smartphones, la manera de comprar y adquirir servicios, el entretenimiento, ya sea Jeff Bezos, Steve Jobs, Elon Musk, Bill Gates, son ejemplos de personas de gran, que han cambiado la forma de interactuar con nuestro medio ambiente.

Obviamente, no todo el mundo puede tener el poder, aunque la democracia se adjudique como el poder que se le otorga al pueblo, implica muchas condiciones sociales, económicas, de liderazgo que se requieren; se pueden aprender, cosechar y regar estas virtudes, así como en los trabajos es común que se soliciten vacantes que cubran el perfil de liderazgo, es importante generar y cultivar en nosotros mismos la posibilidad de desarrollar este narcisismo y ocuparlo en cosas productivas, imaginar que todos somos líderes y que nuestras acciones nos llevarán a una mejor interacción con nuestro entorno, ya sea teniendo a miles de empleados o siendo parte importante de un núcleo familiar y social, el poder no debería ser una enfermedad, debería ser una virtud que enaltezca en sí el por qué hemos sido elegidos para estar en este mundo.

Eduardo Reyes González.

Fuentes:

https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20180115/4438783818/presidentes-historia-estados-unidos.html

https://www.portafolio.co/opinion/enrique-ogliastri/necesidad-118996

https://www.ceolevel.com/teoria_mcclelland

https://noticia.educacionenred.pe/2013/11/que-es-sindrome-hybris-la-enfermedad-que-piensan-que-saben-todo-046042.html

Imagen de portada: Pixabay.

Las opiniones vertidas en las columnas invitadas y en las publicaciones especiales reflejan el punto de vista de su autor o autora y no necesariamente el de Cuerdas Ígneas como proyecto de escritura. Para comentarios, observaciones y sugerencias escríbenos a: cuerdasigneas@gmail.com

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