Inés M. Michel
Con el estreno de nueva versión de Dune (D. Villeneuve, EU, 2021), historia basada en la novela de ciencia ficción del mismo nombre, escrita por Frank Herbert, se ha revivido el debate acerca de aquellas historias que resultan infilmables o por lo menos muy difíciles de adaptar a la gran pantalla.
A uno de los creadores que le he escuchado usar el término infilmables es al escritor Alan Moore, quien actualmente se opone con ferocidad a que su trabajo sea tocado por la industria cinematográfica hollywoodense, argumentando que deshace las historias en aras de volverlas digeribles para un gran público y las convierte en algo carente de su sentido original.
Su posición deriva de su frustración al ver adaptadas las novelas gráficas From Hell y The League of Extraordinary Gentlemen, de la primera se quejó por los cambios realizados al protagonista, un policía encarnado por Jhonny Depp en la versión cinematográfica que en la visión de Moore convirtió su hosco personaje en un detective dandy. En cuanto a The League of Extraordinary Gentlemen llegó a decir que lo único que tenía de parecido con su obra era el título.


Cuando se adaptó V for Vendetta afirmó que probablemente sería su última experiencia con Hollywood, pues había decidido no aceptar más dinero por los derechos de adaptaciones de sus cómics. Debido a que no estuvo de acuerdo con la manera en que se llevó a cabo el guion, omitiendo dos de las palabras clave que se desprendían del material original: anarquía y fascismo, exigió que se le retirara de los créditos.
Tampoco en la siguiente adaptación aceptó dinero ni reconocimiento. Zack Snyder llevó a la gran pantalla Watchmen y Alan Moore sostuvo la idea de mantenerse alejado de la industria, y no mostró interés en verla. Curiosamente, esta cinta es considerada una de las más fieles al trabajo de Moore.
De todas estas historias Moore opina que son infilmables, argumentando que todo su trabajo desde los 80 estuvo pensado con esta característica. Se refiere a que en los cómics se puede incluir mucha información visual y a la vez contrastarla con lo que el personaje está diciendo. A esto ha añadido que el cine en su forma moderna es un abuso que le da todo en bandeja a los espectadores, provocando una disminución en nuestra imaginación cultural.


No sé qué opine Alan Moore de las dos adaptaciones cinematográficas que se han hecho de Dune, la primera a cargo de David Lynch en 1984, que resultó todo un fracaso y alejó para siempre a Lynch de las producciones de alto presupuesto. Aunque con el paso del tiempo fue adquiriendo estatus de filme de culto, todavía mucha gente la considera un desastre con un guion sumamente confuso.
Debo decir que vi esta primera versión de Dune muy recientemente, después de haber visto la última dirigida por Denis Villeneuve, estrenada apenas hace unas semanas. A pesar de los comentarios que afirman que la historia es incomprensible, a mí no me pareció así. No sé si ayudó el hecho de que leí la novela con anterioridad y que ya había visto la otra adaptación, pero no tendría quejas importantes acerca del guion. En cuanto a los efectos visuales sí hay una brecha grande en relación con otras películas de esa misma época, recordemos que para el momento de su estreno ya existía la trilogía original de Star Wars, estrenadas en 1977, 1980 y 1983 cada una de ellas.
Por otro lado, se ha hablado mucho de los monólogos internos que caracterizan a la adaptación de Lynch, aspecto que tampoco fue bien recibido por la mayoría del público, pero que a mi parecer no resulta estorbosa ni chocante como se ha mencionado. En general disfruté de la película, aunque sí me parecieron surrealistas los efectos especiales. En cuanto a la adaptación de Villeneuve también me pareció bien hecha, pero no me parece que sea una propuesta espectacular como se estuvo adelantando. Habrá que esperar a la segunda parte para valorar si la espectacularidad prometida se alcanza.


No sé si la novela de Frank Herbert puede considerarse una historia infilmable, como afirma Moore de su propio trabajo, lo que sí creo es que tanto el cómic, como las novelas y las películas son formatos muy distintos entre sí, y no siempre brincar de uno a otro se logra con buenos resultados. En lo que estoy de acuerdo con Alan Moore es en que muchas de las buenas historias que Hollywood adapta terminan siendo una versión light o muy digerida para las grandes audiencias. Me parece que como espectadoras/es debemos ser más exigentes cuando acudimos al cine. Además de estas dispuestas a pensar y sumergirnos en historias complejas.
Mi situación como escritora creo que es opuesta a la de Moore, porque no solo no considero que lo escribo sea infilmable, sino al contrario, me gustaría mucho ver adaptaciones cinematográficas de mis cuentos. Cada tanto lanzo esta idea con la intención de que pronto pueda ser una realidad. Mucho de lo que escribo lo imagino en términos visuales, como si al describir un paisaje, estuviera también construyendo un plano o una secuencia en mi mente. Esta premisa se aplica a todas las historias que componen mi primer libro Secuencias oníricas (La Zonámbula Editorial, 2021).
Veamos qué depara el futuro para las próximas historias que están por escribirse. Mientras tanto, les invito a ver Dune, en sus dos versiones y a contarme qué piensan de ellas.
Inés M. Michel.
Imagen de portada: Planeta Arrakis (Dune) / Planetario de Medellín.