Tras la depresión postfinal de The Walking Dead (2010-2022/AMC), una serie que empecé a ver cuando iniciaba la universidad y que nos acompañó durante más de una década, confieso que me quedó un vacío en cuanto a rutina de visionado televisivo. Y es que no hay nada que disfrute más que las ficciones apocalípticas, sobre todo si tienen zombis.
Inesperadamente, llegó una adaptación de la que sabía poco, The Last of Us (2023/HBO). Gracias a los comentarios de internet y de mi amigo Cuauhtémoc López, quien previamente ya me había hablado muy bien del videojuego del mismo nombre, decidí empezar a ver esta serie que se enmarca también en un mundo postapocalíptico, después de que un hongo Cordyceps desatara una pandemia a escala global que convirtió a muchos seres humanos en infectados peligrosos que atacan a cualquier persona con la que se topen, infectándola también.
Hasta el momento se han estrenado cuatro episodios de un total de nueve que componen la primera temporada y HBO renovó la ficción por una segunda temporada, lo cual ha sido recibido con gran emoción, pues la calidad narrativa y visual ha sido excelente, apegándose a lo planteado por el videojuego y enriqueciendo el universo con detalles sobre personajes e historias que no tenían tanto espacio en el material original.

De manera inusual, la audiencia de la serie ha aumentado cada episodio, fenómeno poco frecuente, pues incluso series con grandes picos de rating como Game of Thrones (2011-2019/HBO), disminuían su audiencia de un episodio a otro hasta estabilizarse, mientras que The Last of Us ha logrado lo inverso: que con cada estreno sea vista por más personas durante cuatro estrenos continuos (el primero logró 4.7 millones de espectadores, el segundo 5.7 millones, el tercero 6.4 millones y el cuarto 7.5 millones).
Y no creo que sea para menos, ya que la fiel adaptación realmente ha sabido cómo contar la historia de Ellie (Bella Ramsey) y Joel (Pedro Pascal), dos sobrevivientes que por circunstancias fortuitas terminan juntos viajando a través de las ciudades destruidas. De los episodios que hemos podido ver hasta hoy, quisiera destacar el número 3, Long, Long Time, que nos recuerda que aún con el fin del mundo a cuestas, todavía vale la pena amar.
Long, Long Time se convirtió en trending topic tras su emisión, sorprendiendo a los fanáticos con la historia de Bill (Nick Offerman) y Frank (Murray Bartlett) y un emotivo a la vez que desgarrador final. Contado a manera de flashbacks, este episodio nos muestra los inicios de la pandemia y las evacuaciones masivas, lo que lleva a Bill a ser el único habitante de un poblado, hasta que un día se topa con Frank y sin esperarlo este se convierte en su compañero de vida. Los acompañamos a lo largo de casi dos décadas sobreviviendo juntos y los infectados pasan a segundo plano, mientras nos involucramos en su dinámica y su estilo de vida.

Se ha comentado que Long, Long Time no solo ha sido el mejor episodio de la serie hasta ahora, sino que es uno de los mejores episodios en la historia de la televisión. Estoy de acuerdo con ello y también en que el final se quedará en nuestras mentes durante mucho tiempo.
Agradezco a Cuauh por haberme animado a ver la serie y espero que siga desarrollándose tan bien como hasta ahora. Los creadores ya han anunciado que no tienen intención de ir más allá de la historia planteada en el videojuego, por lo que la adaptación tendría como máximo 3 temporadas, una decisión que me parece acertada, no solo para respetar lo planteado por el material original, sino para no caer en alargar tramas innecesarias que desgasten la serie.
En fin, ya veremos lo que nos depara el próximo capítulo, el cual se estrena el día de mañana, cambiando su domingo habitual para evitar coincidir con el Super Bowl.
Lo que sí puedo decir es que The Last of Us (ideada por los mismos creadores de la miniserie Chernobyl -2019/HBO-) se ha convertido en mi nueva serie favorita. Ya logré superar la depresión postfinal de The Walking Dead.
Inés M. Michel
Imagen de portada: fotograma de The Last of Us / HBO.