J. Ignacio Mancilla*
Guadalajara Jalisco, a 16 de octubre de 2018.
Carta abierta a Jorge Vergara, dueño de Las Chivas:
“[…] el Campeonato Mundial de Futbol
se ha convertido en una vitrina para los
altos fichajes de jugadores. Lejos está
el goleador tapatío Chava Reyes, que
jugara por su novia, por su club y su
país con gran pasión y entrega”.
se ha convertido en una vitrina para los
altos fichajes de jugadores. Lejos está
el goleador tapatío Chava Reyes, que
jugara por su novia, por su club y su
país con gran pasión y entrega”.
Alonso Murguía (historiador). Entrevistado por
Armando Ponce, para la revista Proceso.
Hace tiempo que me da vueltas esta carta, pero era indispensable que conociera mejor la historia del equipo de futbol más popular de México, para poder escribirla; cosa que ha sido posible gracias al excelente libro de Luis Carlos Vázquez Vidrio: La fascinación colectiva por las chivas del Guadalajara (Círculo Psicoanalítico Mexicano, A. C./Ediciones del Lirio, México, 2015).
Ya no puedo aplazarla más, sobre todo considerando la forma tan desaseada, por decir lo menos, en la que se dio la salida de Matías Almeyda, a quien ya le había dirigido un misiva antes, con motivo del último campeonato ganado por las chivas; antes de su importante triunfo de la Concachampions, título que obtuvo derrotando al equipo de Toronto de Canadá (de la MLS), cosa que no pudieron hacer ni las águilas del América ni los tigres de la UANL, tan poderosos económicamente y deportivamente, se supone.
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Portada. |
Lo primero que me gustaría decirle, a diferencia de lo que le escribí a Matías Almeyda, es que en lo absoluto me interesa conocerlo (¡vivimos en mundos tan distintos!); entre otras cosas por su incapacidad de dar la cara ante las cada vez más extrañas medidas administrativas y dinerarias (no por ello menos políticas) sobre su equipo; del cual es uno de los dueños, es cierto, pero… Si conoce la historia de chivas, debe saber que aunque sea dueño, no puede hacer con las chivas lo que le plazca, pues ese nombre y ese equipo van más allá de una mera cuestión de intereses administrativos y de (su) capital.
Ese nombre es, ya, historia; pero no historia muerta, sino viva. Y es en nombre de ella que le escribo, para manifestarle mi malestar por lo que ha hecho recientemente con el equipo, que es lamentable, desde muchos puntos de vista. Y conste que hablo como aficionado, nada más.
Y ahora sucede que, no contento con eso, ya de por sí reprochable, parece que le anda (o le andan: ¿eres tú José Luis Higuera?) haciendo grilla a Matías Almeyda para obstaculizarle su posible llegada a la selección nacional en calidad de su director técnico. Pero todavía más, que “El Pelado” ha sido proscrito, a la manera rusa, de la historia reciente de chivas. Eso sí que es ser desagradecido, por decir lo menos.
¿Por ser uno de los dueños de las chivas (el principal) cree que tiene derecho de hacer lo que hace?
En fin. Hagamos un poco de historia, para lo que seguiré, en la medida de lo posible, el libro de Luis Carlos Vázquez Vidrio ya referido. Me restringiré a dos puntos.
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Contraportada. |
El primero que tiene que ver con un mito, el de que las chivas es el equipo de “puros mexicanos”.
El segundo que implica la manera poco clara en cómo usted llegó a ser dueño del campeonísimo. Y todo lo que ha hecho mal, deportivamente hablando, y últimamente, todo así parece indicarlo, hasta desde la perspectiva de la que usted se supone es un experto: la de los negocios. ¡Qué desastre han sido las chivas en cuanto al asunto del dinero y sus deudas, sobre todo con sus propios jugadores! (¡Y ahora sucede que el empleado, Almeyda, le prestó al patrón, según declara Higuera! ¡Qué cosas! Me recuerda cuando nosotros, los empleados, por medio del sindicato, también le prestamos al patrón, la Universidad de Guadalajara).
Es una pena que los jugadores no tengan conciencia de “clase” y se sientan, por ganar lo que ganan, “ajenos” a su propio gremio, cuando son ellos mismos los que generan las grandes ganancias del capital, con sus cuerpos y “destrezas técnicas”. Sí, las ganancias del mismo capital que los trata, en su momento, como desechos, como a todos los trabajadores. ¡Cuántos ejemplos no hay de esto en la historia!
¿Qué pasará con las chivas, como el equipo de fútbol más popular de México?
Vayamos, pues, al mito.
Se dice que la grandeza de chivas radica en que es un equipo que juega y ha jugado con puros mexicanos. Pero vayamos a la historia de su fundación.
El origen de las chivas tiene que ver con un extranjero, Edgar Everaert, quien fundó el equipo Unión; personaje reconocido incluso por la institución, según constató Luis Carlos Vázquez Vidrio, el autor del libro que me sirve de guía. Y no solamente eso, sino que la historia toda de chivas está cargada de un serie de vicisitudes no exentas de la participación de no pocos extranjeros.
De modo que la pureza “mexicana” de chivas es un mero ideal y un mito fundador.
Toda esta historia es la que cuenta Luis Carlos Vázquez, a partir de algunos textos y, sobre todo, no pocas entrevistas con algunos de los personajes más históricos de chivas, como es el caso de Jaime “El Tubo” Gómez; el mítico portero del campeonísimo.
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El «Tubo» Gómez leyendo (fotografía incluida en el libro citado). |
De ahí que su libro contenga información muy valiosa, de primera mano, sobre la singular historia de las chivas y nos devele, incluso, algunas partes oscuras de su historia que poco se conocen.
En medio de todo esto, lo que queda claro es la dimensión ideológica del mito fundacional que todavía sigue teniendo efectos en la historia de las chivas y que nos lleva a entender mejor, por ejemplo, lo que hoy ocurre en este popular club de fútbol; incluso el abandono de lo deportivo en aras de la maximización de las ganancias y la mercantilización del “ser” mismo de las chivas. Cosa que opera en todo el fútbol mexicano (y también mundial). Lo que ha llevado, según nuestra lectura, a la catástrofe futbolística, al tiempo que la marca chivas, ya no el equipo de fútbol, es de las instituciones deportivas mejor valuadas en el ranking internacional. ¡Es el equipo nacional de mayor valía dineraria, aunque ya no deportiva!
Bien, pero ahora vamos a la otra cara de la historia de chivas. ¿Cómo se hizo usted, uno de los actuales dueños de la posesión de ese histórico equipo? El más importante, un tiempo, pero ¿ahora ya no?
También en este punto hay algo de cierta oscuridad.
Algo en lo que ya no ahonda Luis Carlos Vázquez Vidrio, pero sí alcanza a decir algunas cosas, sobre todo en el último capítulo de ese formidable libro, que tiene su origen en la tesis de Maestría que presentó, con la peculiaridad de ofrecernos una muy inteligente lectura del fenómeno de las chivas; utilizando el psicoanálisis como una herramienta hermenéutica para la mejor comprensión de tan abigarrada historia deportiva que va más allá de lo meramente futbolístico.
Sobre este aspecto, escribe Luis Carlos:
“Manuel Morán, uno de los 41 asociados que en principio se rehusaron a vender su certificado de aportación de la Asociación Civil, ofrece su versión escrita de los hechos que derivaron en la compra del Club Deportivo Guadalajara por parte del empresario Jorge Vergara. De esta versión nos interesan en particular los antecedentes que Morán especifica para lo que desembocaría en lo que llama <> del Guadalajara a Jorge Vergara; previo un periodo de renta del equipo de futbol a la Promotora Deportiva Guadalajara” (p. 122).
Toda esta historia ha salido a flote en la crisis que ya desde hace rato viene arrastrando la institución de las chivas y en la que no dejan de verse, a pesar de las maniobras, los intereses de poder y de dinero, que han afectado en primer lugar a los jugadores de las chivas, luego a su último y más exitoso entrenador, Matías Almeyda; y, finalmente, a las y los millones de aficionados que, como un servidor, no terminan de entender lo que está ocurriendo en esa histórica institución que lleva uno de los nombres más representativos no solamente del futbol mexicano sino, en los hechos (muy complejos, sí, habría que hacer muchas mediaciones, pero…), la historia toda de Jalisco y también de México.
Esta parte de la historia de las chivas es tan compleja como la historia del futbol nacional; la pretensión aquí no es agotar ni la una ni la otra, pero sí advertir, ello a partir de la detallada investigación de Luis Carlos, sobre la poca pericia que va más allá de lo meramente futbolístico, cuando se quiere, en un contexto social por demás entendible (el de la globalización), reducir toda esta historia, precisamente, a lo que uno de los más icónicos nombres propios de la institución, me refiero a Salvador Martínez Garza, dijo:
“Nuestro deseo es manejar al equipo como empresa”.
¿Puede reducirse la historia, el equipo y el nombre de chivas a la sola lógica de la empresa y las ganancias?
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Página con fotografías históricas de Chivas (libro citado). |
Para mí, este es el verdadero dilema de la historia de chivas. Sobre todo si se pretende, en los tiempos actuales, no solamente preservar el historial del campeonísimo, sino, sobre todo, si se desea catapultar al equipo a que escriba, ahora, en estos tiempos, otra gran historia de campeón. Cosa que Matías Almeyda prometía con creces, pero cuando se privilegia el dinero por encima de todo (esa es y seguirá siendo la lógica empresarial), inclusive por encima del futbol, se termina en lo que chivas está siendo: un mal equipo de futbol, para vergüenza de su pasado, cosa que puede devenir, con el tiempo, hasta en un mal negocio.
¿Es desde esta lógica que son entendibles tantas concesiones, que rayan en lo absurdo, a la empresa archirrival, TELEVISA, la dueña del América?
¿Podría querer el actual dirigente de la Federación Mexicana de Fútbol, cuyo origen está en TELEVISA, que el entrenador de la selección mexicana fuera un ex-entrenador de las Chivas? ¿Le creemos a Guillermo Cantú cuando nos dice que Almeyda no está vetado como posible técnico de la selección mexicana?
Es un decir, pues harto coraje da con las narraciones siempre parciales, todo el tiempo, a favor de su equipo, el América, de los locutores que comentan los juegos del Guadalajara. Siempre es notorio quién les paga y de dónde vienen los cheques de sus emolumentos.
La verdad da pena su recalcitrante espíritu antichivas, que todo el tiempo presumen, sin el menor recato y atentando contra la mínima objetividad narrativa.
Y conste que podría pensarse que esto no tiene ninguna importancia, pero la tiene.
Pero ya para ir cerrando esta carta, que no quiero que se alargue demasiado (y ya se extendió más de lo que pretendía), quiero detenerme en todo lo que ahora acontece: la pretensión de que regrese Osvaldo Alanís. ¿Y todo el “mal juego” que montaron con él? ¿Y todo el tema de los premios no pagados a tiempo que hizo que Matías Almeyda diera su apoyo los jugadores? ¿Es por eso que lo castigan? ¿Con el famoso “pacto de caballeros” que es más bien de… canallas? Incluso cuando se trata de los jugadores y hasta de “dobles contratos” (ver: La Jornada de hoy).
Todo parece estar salpicado de la mayor suciedad, aunque no se hable de ella. Todo parece reducirse a cuestiones de poder y de dinero y ya no de fútbol, a pesar de que son las piernas de los futbolistas las que generan las ganancias millonarias de las que viven, y bastante bien, todos los hombres de pantalones largos de ese gran negocio llamado futbol mexicano. ¡Qué pena! (al respecto ver la excelente entrevista que concedió Diego Armando Maradona a La última palabra (LUP), el 12 de octubre; en particular cuando a petición del propio “Pelusa” se le inquiere sobre si debe ser director de la selección mexicana. Ahí se atreve a hablar lo que muchos acá callan).
Una última cuestión. Contra los mal pensados que creen que la inteligencia no puede ir al lado de la pasión futbolera. El libro de Luis Carlos Vázquez Vidrio es el más claro desmentido a dicho prejuicio. Estamos ante un libro de una gran calidad, escrito con la mejor de las inteligencias, producto de una investigación meticulosa, que innova en cuanto a ofrecernos una lectura muy otra del futbol, utilizando el psicoanálisis como una herramienta hermenéutica que logra dilucidar, ¡y de qué manera!, una de las historias más, más emblemáticas de Guadalajara y de todo Jalisco: la de las chivas en tanto el único campeonísimo de México.
¡Ahí está su impactante historia!
Otra cosa son el América y los tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo león (UANL)! ¡Aunque les duela! ¡No importa que sean los equipos con los planteles más costosos de la actualidad! Y sí, hay cosas terribles que ocurren alrededor del fútbol, fenómeno social complejo como todos; precisamente por ello hacen falta lecturas menos maniqueas y más profundas en cuanto a todo lo que se juega en el famoso juego de las patadas.
Algo que nos deja muy en claro el libro de Luis Carlos Vázquez Vidrio, a quien le agradezco de todo corazón haberlo puesto en mis manos; sin él esta carta no hubiera sido posible. Pero, quiero aclarar que la responsabilidad de lo dicho aquí, a partir de su excelente libro, solamente es mía.
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Dedicatoria en libro citado. |
¡Pobres chivas! Tan lejos de Dios y tan cerca de… Jorge Vergara.
(Anti)P. D.
En el actual torneo las chivas andan de tumbo en tumbo, bajo la dirección de José Saturnino Cardozo, quien fuera un excelente jugador; es por ello que no obstante a ratos juega bien, deja muchas dudas al respecto. Y al margen de que le vaya bien, incluso si llega a calificar (cosa que parece imposible), el reto histórico del campeonísimo queda ahí, precisamente como reto. Y llama mucho la atención el trato dado al personaje que, todo así lo indicaba, podía llevar a las chivas a reencontrarse con esa su gran historia, pero ya en los tiempos actuales.
¿Qué fue lo que sucedió realmente entre Matías Almeyda y Jorge Vergara y José Luis Higuera?
Hasta ahora Jorge Vergara no ha dado la cara… ¡qué pena por él, pero sobre todo qué pena por el campeonísimo! Y, ¡qué pena por las Chivas!
Y… en cuanto al proceso de escoger al director técnico de la selección, pues parece todo tan turbio que esperemos que gane el fútbol y no solamente el negocio, que tan bien saben montar los federativos a nombre de todas y todos los mexicanos o por lo menos a nombre de la selección mexicana de fútbol.
*J. Ignacio Mancilla.
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]