Cuando cumpla… 64 años

J. Ignacio Mancilla

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“Para el año nuevo.- Aún vivo, aún pienso:

tengo que  vivir aún, porque aún tengo que pensar.

Sum, ergo cogito: cogito, ergo sum […]”.

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Parágrafo 276, con el que Nietzsche abre el Libro IV,

Sanctus Januarius, de La gaya ciencia

(versión de Juan Luis Vermal, Volumen III de las Obras

Completas, Editorial Tecnos).

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Sí, amables lectoras y lectores de esta página web que tiene su más que importante antecedente en un  Blog que tuvo una enorme valía personal, el próximo 1 de marzo de 2020, cumpliré 64 años; como en la famosa canción de los musicalmente revolucionarios The Beatles. Año con el que se cerrará la segunda década del siglo XXI.

Sugerencia musical para acompañar la lectura.

He vivido, pues, a caballo entre dos siglos; el denominado “corto siglo XX” (Eric Hobsbawm, 1917-2012) y el incierto siglo XXI, en tanto no sabemos qué futuro será el que nos alcance (¿superará la realidad a la ficción?), en medio de tanto caos y destrucción.

¿Seremos capaces de aniquilarnos y destruir la vida toda de este planeta?

¿Alguien lo duda?

Por cuestiones circunstanciales, me tocó publicar la primera colaboración del año 2020 para esta página, de modo que hablaré de mis 64 años y de lo que en esa vida se anuda, caprichosamente, hasta el momento (una parte, pues).

Empezaré hablando de la revolución de las neurociencias que tiene su mayor reto en dilucidar qué es la conciencia, tema, apenas, de uno de mis cursos del semestre pasado; ¡ay, Sigmund Freud como neurólogo y su singular creación, el Psicoanálisis!

Freud y el inconsciente
Imagen: Teatro de la Mente.

Ese genio de la medicina y la neurología supo dejar atrás la pretensión anatomolocalista de la conciencia y, por tanto, de lo inconsciente, ¡ay, la metapsicología, su gran subversión de la psicología y de todo discurso como tal! En fin… no es de esta historia que quiero hablarles, esta vez, pero  no podía dejar de escribirlo y hacerlo patente, en tanto parte de mi vida me la he pasado en asociaciones psicoanalíticas y también formando, con todos mis límites, es cierto, a gente interesada en Freud y en Lacan.

¡Y pensar que fue por Gabriel Zamudio (un antiguo compañero de estudios), que ahora vive en París, que me acerqué a Freud por primera vez! La pasión por el psicoanálisis ha sido, desde entonces, una de las líneas de mi vida.    

Pero avancemos. En una nota periodística publicada por La Jornada el jueves 19 de diciembre, se hace una apretada síntesis de los principales descubrimientos de las dos primeras décadas del siglo XXI, que a continuación reseñaré de manera todavía más sintética.

Y la pregunta que salta, inmediatamente, es: ¿y la filosofía y las ciencias sociales, por qué no aparecen en este recuento tan importante?

Es aquí donde quiero situar mi discurso, como filósofo y analista: en la juntura problemática de las ciencias naturales y las ciencias sociales, la denominación es ya anacrónica (creo), para tratar de pensar(me) en y desde esa zona fronteriza en la que, mal que bien,  me he movido en tanto el principal campo de mis reflexiones ha sido, todo el tiempo, el de la subjetividad y la diversidad de problemas con ella relacionados.

Cuestión que no es un asunto menor si aludimos a las revoluciones epistémicas que estamos viviendo en los tiempos actuales y en las que el tema de la conciencia destaca como pocos.    

Antes de pasar a mi recensión de los descubrimientos científicos, diré que provengo de una familia humilde con muy poca educación formal. Tanto mi padre y mi madre –de los que estoy orgulloso en tanto son mi genealogía– apenas llegaron al tercer año de primaria; y lo que soy, en lo tocante a mi formación, se lo debo a la Universidad pública. En particular a la Universidad de Guadalajara, con la que he tenido, ¡ay! (¿tuvo que ser así?), una relación de amor/odio que tampoco viene al caso detallar.

Ignacio Mancilla Colectivo de Reflexión Universitaria
Presentando las propuestas como candidato independiente,
escalinata Paraninfo UdeG. Foto: El Informador,

Es una larga y sinuosa historia. He dejado, por allá y por acá, muchas huellas para quienes quieran indagarlas. Incluso llegué a ser el primer candidato independiente a Rector, ello debido al Colectivo de Reflexión Universitaria (CRU), al que pertenecí (ya no, me salí como me he salido de muchos de los grupos que he formado; inclusive los de psicoanálisis).

Haciendo, como tal, una campaña testimonial y simbólica que tuvo un importante eco en los medios locales y en uno que otro nacional. El problema endémico de la Universidad de Guadalajara, creo, ha sido el miedo y la aceptación, tácita, del reinado cuasi totalitario del grupo de poder autodenominado Grupo Universidad de Guadalajara. Cuyo origen, por demás complejo, llegó a ser uno de los brazos armados del Estado; sí, estoy hablando de la temible Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).

He leído, como nunca imagine en mi infancia que lo haría, muchos libros, revistas, periódicos y prácticamente lo que puedo en la medida que cae en el horizonte de mis intereses; y, en ese sentido, gracias a mis maestros (antes que nadie) soy, pues, un apasionado de los libros y la lectura. Gracias sobre todo al licenciado Carlos Valadez Figueroa (ya fallecido), quien me abrió el mundo de la filosofía sin ser filósofo, pero era un excelente orador y… (fue lo que me fascinó) también a  mi paisano y colega Ramón Contreras (él sí filósofo) y, qué lugar darle, exactamente, a Pedro Quevedo Castañeda (ya fallecido), el maestro de la mayoría de las y los filósofos de Guadalajara; sino es que de todas y todos.

Ahí sigo teniendo, al igual que  muchas y muchos, una gran deuda, impagable como son estas deudas.

Bien, soy lo que soy gracias a mis padres, en primer lugar, y a mis maestros en segundo, lo que no hace su labor menos importante. Antes al contrario, ¿Qué hubiera sido de mi vida sin esa Universidad pública a punto de ser desmontada? 

La mayor parte de mi vida económicamente activa ha tenido que ver con los libros; primero como vendedor de los  mismos (aunque trabajé desde niño, primero juntando cartón con mi padre y después de ayudante de albañil, con uno de mis hermanos mayores).

Ubicación de la librería de ediciones de cultura popular
Esquina de Corona y López Cotilla, Guadalajara Centro (2011).
Foto: Guadalajara ayer y hoy.

Fue así en la más que famosa e histórica Librería de Ediciones de Cultura Popular: ubicada en la esquina de López Cotilla y Corona, ya inexistente. Creo que no ha habido otra como esa, que fue más que una librería, un verdadero Centro cultural en la historia de Guadalajara. Gracias a la entrega de Pedro Gastón Loyola Gómez, a quien saludo afectuosa y agradecidamente desde este espacio.

Y es que fui militante del extinto Partido Comunista Mexicano  y candidato a diputado suplente (PCM, en noviembre pasado se acaba de conmemorar su centenario). Ya después fui  profesor de la Escuela Preparatoria de Jalisco (en la que también estudié; me invitó el licenciado Pedro Vallín Esparza –también ya fenecido-, quien fungiera como su director por mucho tiempo).

Posteriormente, fui profesor de la antigua Facultad de Filosofía y Letras. Incluso llegué a ser investigador del ya desaparecido Centro Regional de Tecnología Educativa (CRTE). Publiqué varias cosas, producto de esa investigación, en la revista Encuentro –ya desaparecida– del Colegio de Jalisco; gracias a Carmen Castañeda , también ya fallecida.

Hasta la actualidad, después de algunas peripecias políticas (en la Ciudad de México, es otra de mis pasiones y parte de mi historia; formé parte del Gobierno de la Ciudad de México, al lado de una mujer que, como pocas, era eficiente a  la hora de gobernar).

Jardín de Filosofía y Letras, CUCSH.

Sigo como profesor de asignatura (después de ¡40 años de maestro!) del Departamento de Filosofía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades, CUCSH, de mi Alma Mater, la Universidad de Guadalajara. También en esto he sido más que persistente. A pesar de las adversidades, salariales en primer lugar y también de acoso político.

Intenté ingresar a dos maestrías a las que no accedí, a pesar de haber pasado los respectivos exámenes, según eso porque  apenas libré el idioma –sí, los idiomas no son mi fuerte–, pero… ¿cómo hubo entonces gente que cursó dichas maestrías sin haber pasado el idioma y ni siquiera el examen del ceneval? Alguien tendrá que responder estas preguntas, espero. A mí me corresponde dar cuenta de mí,  no de los otros.

Y no es que me haya dado por investigar, pero uno se entera de las cosas que pasan en nuestra querida Universidad de Guadalajara y que son de una enorme incongruencia, por decir lo menos. ¿Verdad Raúl?

He aquí una de las venas abiertas de mi amor/odio a la Universidad de Guadalajara. ¡Todo un capítulo de mi vida!

Pero voy a  mi reseña.

exploración de marte
Astromóvil Curiosity. Foto: GloboVisión.

En Astronomía. Curiosity, un astromóvil, descubrió agua en Marte y también moléculas básicas para la vida (2014), lo que impulsa la investigación astronómica a otra etapa, la de responder si ha habido vida en marte; Marte, la Luna y los Asteroides dominarán, así, la próxima década. Muchas cosas se esperan, ahora, de la investigación de los exoplanetas.

En este mismo campo las ondas gravitacionales son uno de los descubrimientos que, se supone, mayores consecuencias tendrán en nuestro modelo tecnológico y civilizatorio. Se espera, de este modo, poder tener una imagen en tiempo real de un agujero negro.

Y es que la materia  oscura sigue siendo uno de los principales enigmas del universo. Como la conciencia lo es para las neurociencias. En pocas palabras, ignoramos, radicalmente, tanto la estructura fundamental del universo como la de nuestro cerebro. ¿Podremos escudriñarlos?

En genética y medicina. Gracias a las tijeras moleculares de Crispr y al CAR-T, ahora es posible la modificación genética y mucho se espera de esta técnica para poder curar muchas de las enfermedades que nos aquejan. Principalmente el cáncer. Pero también las enfermedades mentales, cada vez más presentes debido al mayor umbral de vida que hemos alcanzado.

homo denisova antepasados humanos
Escultura de la cabeza de una persona denisovana reconstruida a partir de análisis de ADN de un fósil hallado en la cueva de Denisova (Maayan Harel).

En paleontología. El homo denisova se agrega a la lista de nuestros antepasados; ahora también el homo luzonensis. Los rituales alrededor de la muerte han dejado atrás, pero muy atrás, la idea de retraso de los neandertales y mucho se espera de la genética para saber sobre nuestros orígenes.

Y en informática se está transitando del Machine learning al Deep learning en la inteligencia artificial. Ahora esperamos la dilucidación de la sensibilidad y la conciencia (¡otra vez la conciencia!) para poder, de esta manera, diseñar máquinas sintientes y pensantes que llevarán a otro nivel la robotización y, en el futuro, la propia condición humana.

Este es, pues, el panorama de lo que ha sucedido y de lo que se espera en el ámbito de la investigación científica (tomado de La Jornada).

¿Y la filosofía y las ciencias sociales?

¿Cuál seguirá siendo su sentido?

¿Qué lugar ocuparán las ciencias sociales y la filosofía en medio de todas estas revoluciones científicas?

Por tanto, ¿qué innovaciones epistémicas se están incubando, a partir de todos estos descubrimientos científicos, en las ciencias del espíritu?

¿Qué nuevo Kant surgirá a partir de todo esto?

No cabe duda. Hay que estar atentos, pero muy atentos, a los cambios de paradigmas y discursos, ya que estos se están modificando radicalmente; mejor dicho, se están subvirtiendo.

Ante todo esto, creo que es de suma importancia detenerse en esta problemática en una entrega próxima. Prometo que lo haré, desde la filosofía y el psicoanálisis, sobre todo, dos de mis pasiones, aparte de la política. Sobre esta última ha habido textos que intentas ajustar cuentas con dicha pasión, ello desde el ejercicio crítico de lo que acontece actualmente (las y los interesados pueden revisar el historial de esta página web).     

Y, ya para terminar, solamente citaré la famosa canción de los Beatles que da título a este ejercicio de memoria histórica y también personal:

Canción The Beatles 64
Silueta con la letra de la canción When I’m 64 (JerriThings).

“¿Quién podría pedir más?”.

¡Ay, la vida y el deseo, que a pesar de su agotamiento, nunca se extinguen del todo!

Dejo aquí… por el momento.

P. D.

¡Feliz año nuevo! ¡Y feliz nueva década!, que iniciará al terminar el 31 de diciembre del 2020. Mientras tanto vivan, en el sentido más existencial, es decir filosófico, de la palabra.

Mis saludos y respetos a todas y todos los que nos han seguido hasta aquí.

Muchas y muchos de ustedes también han sido persistentes al seguirnos. Incluyendo a los claridosos que nunca argumentan y sí descalifican todo el tiempo.

Muchas gracias de todo corazón. ¡Salud!    

¡Feliz 2020!

J. Ignacio Mancilla.

FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
cuerdasigneas@gmail.com

4 comentarios sobre “Cuando cumpla… 64 años

  1. Toda una historia… 64 años se leen rápido, sin embargo, son aproximadamente 23,360 días, puedo decir que de una existencia, siempre feliz, sabía y congruente, con un pensamiento político de izquierda, pero sobretodo con alto sentido humano. Felices 64… Y larga vida para tí.

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