J. Ignacio Mancilla
“(…) dios tal vez no existe en absoluto”.
Slavoj Žižek, El sexo y el fracaso del absoluto.
“-¿Estar vivo es solo esto?”
António Lobo Antunes, De la naturaleza de los dioses.
¿Qué nos (des)espera después del fatídico 2020?
Con esta pregunta, radical, espero, quiero dar comienzo a mis reflexiones de Cuerdas Ígneas del 2021 que, como dijo la Rayuela del último día del 2020, ojalá nos venga vacunado.
Y lo voy a hacer acompañado, esta vez, no de un literato; sino, más bien, de un teórico, singular, sí, pero teórico al fin: me refiero al controvertido Slavoj Žižek,, quien fue una lectura del fin del año pandémico más que agradable, desconcertante y sin embargo muy reconfortante, teóricamente hablando.
Destaco su último libro (hasta nuevo aviso), El sexo y el fracaso del absoluto, (traducción de Antonio Francisco Rodríguez Esteban, para Editorial Paidós, México, 2020), en el que nos presenta su peculiar lectura de Lacan y el psicoanálisis en general, pero dándole un lugar muy especial tanto a Kant como a Hegel; sobre todo a este último.
Polémico como suele ser, en este texto radicaliza muchas de sus posiciones ya adoptadas en otros textos; al tiempo que extrema su lectura de Freud y Lacan y el psicoanálisis, pero no sin los filósofos, sobre todo de Kant y Hegel, aunque no únicamente, por supuesto.
Para posicionarse, al tiempo que crítica a otros pensadores de suma importancia, como lo son Alain Badiou y Judith Butler, por ejemplo, en lo que respecta a las concepciones que tienen del sujeto; siendo, así, uno de los puntos nodales, si es que hay uno, de su más reciente libro: y todo lo hace girar, casi en redondo (más precisamente en Banda de Moebius, Crosscap y Botella de Klein), alrededor del sexo como absoluto y nuestro fracaso, de hombres y mujeres, para alcanzarlo.
Debido a esta preponderancia sobre el sujeto, que radicaliza una cierta lectura que Lacan hace de Freud, al tiempo que extrema su propia posición sobre los dos psicoanalistas, aparte de otros pensadores de enormes repercusiones actuales, es que tomaré eso que apunta hacia una teoría materialista dialéctica del sujeto, ¿por fin enunciada?
Intentaré, pues, no hacer un recorrido puntual del libro; más bien haré mi lectura, muy sintética, destacando algunos aspectos; los que a mi manera de ver me parecen los más relevantes, entre ellos dos fundamentales: el sujeto como imposible y la sexualidad misma como fracaso. Es a partir de ahí que nos ofrece su manera de pensar la realidad también como algo del orden de lo inviable.
Para hacerlo me veo obligado a decir algo sobre la forma expositiva que adoptó Žižek para este su último libro: la de los teoremas, cuatro en total y sus respectivos corolarios y escolios (uno y tres para el primer teorema; uno y cuatro para el segundo teorema; uno y cinco para el tercer teorema y, finalmente, uno y tres para el cuarto teorema).
Es de este modo que Žižek nos presenta lo más elaborado de su pensamiento, que se va decantando a través de la confrontación con otros pensadores de enorme relevancia en la actualidad, como son Alain Badiou y Judith Butler; pero también con el pensamiento clásico: sobre todo el de Kant y Hegel (y Marx), por mencionar a los más destacados en cuanto a su posicionamiento; y por supuesto Freud y Lacan.

Desde la Introducción misma Žižek deja muy claro el lugar que ocupa en esta singular teorización psicoanalítica y filosófica, al decirnos que:
“El título de este libro –El sexo y el fracaso del absoluto– ofrece dos lecturas interconectadas: 1) cuando fracasa la religión o cualquier otra creencia en lo absoluto, el hedonismo se impone como vía hacia algún tipo de sucedáneo de absoluto (como en el caso de Sade); y 2) debido a la inconsistente naturaleza de la sexualidad, su elevación a un nuevo absoluto fracasa necesariamente” (p. 13).
Ya en el cuerpo del libro, a través de sus teoremas y su prolija argumentación y ejemplificación mediante chistes (algo muy de él) y películas, sobre todo, va decantando el contenido del título tan escandaloso y provocador de su texto, para llevarnos, punto por punto, a la explicitación de sus ideas no menos escandalosas y provocadoras.
Formulo, a manera de síntesis, sus teoremas para, posteriormente, apretar más todavía lo que ofrezco (seguramente de un modo en el que necesariamente fracasaré) como falso sucedáneo del prolijo desarrollo de su libro; es decir, no puedo ahorrarles su lectura, antes bien, creo se verán compelidos a hacerla por su cuenta y riesgo.
Judith Butler. Alan Badiou.
Primer teorema. El paralaje de la ontología: “No solo nuestra experiencia de la realidad, sino la propia realidad, están atravesadas por la brecha del paralaje: la coexistencia de dos dimensiones, realista y trascendental, que no pueden unirse en el mismo edificio ontológico global” (p. 30).
Segundo teorema. El sexo como nuestro encuentro con lo absoluto: “La única forma de que nosotros, los seres humanos, atrapados en la brecha del paralaje, rompamos con ella, es a través de la experiencia de la sexualidad, que, en su mismo fracaso a la hora de alcanzar este objetivo, nos permite tocar la dimensión del absoluto” (p. 125).
Tercer teorema. Los tres nos orientables: (no tiene enunciación sintética, p. 241).
Cuarto teorema. La persistencia de la abstracción: “En la superficie intrincada de objetos no orientables que es nuestra realidad, la abstracción no es solamente un aspecto de nuestro pensamiento, sino el elemento más básico de la propia realidad, cuya unidad orgánica siempre está arruinada, por definición” (p.371).
Todo el libro está estructurado a partir de estos cuatro teoremas, de los que Žižek extrae sus consecuencias más radicales no solamente para el psicoanálisis sino también para la filosofía.
Mostrándonos de este modo, la radicalidad del discurso psicoanalítico y sus diferencias fundamentales con respecto a la filosofía; incluso ahí donde ésta se formuló de la manera más moderna y osada: con Kant y Hegel.
Cuestión que de ninguna manera nos deja en una posición escéptica ni mucho menos cínica, sino que, más bien, en tanto se asumen las consecuencias de semejante pensamiento, es que se abre la única posibilidad de transformar la realidad en la que, de otro modo, estamos condenados a repetir: inaugurando un “acto real imposible” de cambio, se nos dice.
Immanuel Kant (1724 – 1804). Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831).
Con esta afirmación, bastante consecuente con sus planteamientos, Zizek cierra este magnífico texto, que el lector o lectora podrá no compartir, pero que, no cabe duda, es una apuesta más que interesante teórica y políticamente.
Y… por supuesto que muy provocadora, muy al estilo del humor y la ironía que no dudo en calificar de singularmente žižekiana.
Sí, si no asumimos el normal fracaso de alcanzar los límites, ya del pensamiento, ya de la política; incluso del sexo mismo, en tanto nos debatimos pendularmente entre la derecha y la izquierda, por ejemplo, no podremos reconocer que la a/puesta de un acto imposible, pero real, es el único resquicio de poder tocar, momentáneamente, algo del absoluto y su transformación consecuente en otra realidad diferente al mero presente.
Esta es la lección que nos deja este lacaniano sloveno como única posibilidad de ir más allá de lo que nos ha legado el fatídico 2020 y su lógica viral y epidémica que tiene, todavía, a todo el mundo postrado, en favor de las distintas figuras del Estado y del capital como los ganones hegemónicos de la actualidad como sinónimo de “no hay de otra” más que el presente.
Es una a/puesta riesgosa, como toda apuesta, y depende de nosotras y nosotros si tomamos el riesgo o…
Posponemos nuestro deseo y esperamos mejores tiempos… como dijera Lacan en su consecuente y famosa Ética del psicoanálisis.
¿Por qué seguir esperando, entonces, bajo le perenne abdicación de nuestro deseo si, arriesgarse por lo real imposible bien vale no una misa, pero sí un acto?
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, 1 y 5 de enero de 2021.
J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
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