J. Ignacio Mancilla
Una muy breve justificación
Me he pronunciado en varias ocasiones sobre la situación actual del país, pero dada la importancia de las próximas elecciones, no puedo dejar de hacerlo otra vez y así enunciar claramente mi posición, con todo lo que ello implica.
De modo que va:
1.- La situación local, nacional y mundial ya era sumamente compleja (en lo económico, lo social y lo político), pero vino a hacerse todavía más a raíz de la pandemia que, aunque amainada (hasta el momento), todavía la padecemos en muchos sentidos; sobre todo en lo mental. Apenas empiezan a surgir las consecuencias del confinamiento en la llamada “salud mental”.
2.- El signo imperante en todos los niveles es el de la degradación de las relaciones sociales (al grado de su barbarización), con el agravamiento de la pobreza, que se extiende cada vez más; al tiempo que se concentra la riqueza en menos manos (van algunos datos para ilustrar el punto: en una nota de La Jornada de abril pasado, se señalaba la ganancia de las farmacéuticas en 152 mil millones de dólares; poco más de 3 billones de pesos).
3.- Otra marca de nuestros tiempos es la fascistización de la política, bajo diversas mascaradas, una de ellas la judicialización de la misma para entrampar, así, los procesos de cambio y regresar, bajo la mascarada de la ley, a los cauces “normales”; para seguir beneficiando a los intereses de siempre. Todo con el apoyo de los poderes económicos y judiciales, una de las instancias más corruptas y más ligadas a las viejas y nuevas formas de criminalidad (por lo menos en México).
¿De este modo ocurre en todo el mundo?
4.- Así están las cosas. En este contexto, van las siguientes consideraciones sobre el ya inminente proceso electoral, de suma importancia si pensamos en todo lo expuesto hasta aquí y no menos en lo que sigue. Según José Agustín Ortiz Pinchetti (La Jornada, 23 de mayo de 2021): “Las elecciones que se celebrarán el 6 de junio tienen características que las hacen distintas a las anteriores. En muchos casos, sin precedente alguno”.[1]

5.- Las próximas elecciones se dan, pues, en el contexto de la expulsión del poder federal del PRI y del PAN (el famoso PRIAN), ahora aliados (quién lo hubiera pensado), juntos y revueltos, con el PRD (lamentablemente); y dichas fuerzas –reaccionarias– están dispuestas a todo, con tal de regresar al usufructo de los dineros públicos: incluso a violentar la democracia, para lo que ya utilizan el fantasma del dictador (¿se referirán a Porfirio Díaz o a Victoriano Huerta?). Nunca lo dicen, curiosamente. En este contexto, la derecha ha atizado, de manera más que grosera, la “guerra sucia” electoral; sin ningún tipo de miramiento. Y la guerra sin más, también se ha hecho presente: ¿retorno de la “democracia bárbara”? (¡ay, José Revueltas!), o más bien ésta nunca se ha ido.
6.- ¿Qué se juega en las siguientes elecciones? Nada más y nada menos que: o coadyuvar a la consolidación de los cambios o regresar a los tiempos ya idos; que es precisamente lo que quieren no pocos actores disfrazados de organizaciones civiles y de organismos no gubernamentales (ONG`S). Y que antes hicieron demasiado, violentando las leyes y las instituciones a las que ahora apelan, para que los fraudes electorales se presentaran como legales, aunque nunca por ello legítimos.
7.- En lo que respecta a la limitación de los cambios y la continuidad de algunas prácticas nefastas en el presente sexenio, es mucho lo que nos queda por hacer, pero para ello tenemos que asumir la política más allá del mero acto de votar; para dirimir en ella todo lo que tiene que ver con lo público (la cosa pública), la macropolítica, pero también tenemos que implementar e involucrarnos en los cambios de lo micropolítico, pues es el terreno en el que, en la época actual, se dirimen las formas nuevas de pensar y hacer comunidad. Y es haciendo nuevos lazos comunitarios, que tenemos que ir más allá de los límites del neoliberalismo, que es, finalmente, el enemigo de todas y todos.
8.- Aquí, no se nos tiene que olvidar la profunda desmovilización de las luchas micropolíticas emprendidas por las mujeres, por ejemplo, a raíz de la pandemia; tampoco tenemos que pecar de desmemorizados y recordar que la pandemia actual ha posibilitado el enriquecimiento de muy pocos (cada vez menos) y el empobrecimiento de las grandes mayorías (cada vez más). Algo que los poderes locales, nacionales y mundiales quieren seguir perpetuando (confrontar el ejemplo de las cifras, muy generales, dadas anteriormente). Para que las cosas cambien, pero sigan igual que antes. Gatopardismo puro.

9.- Sí, los viejos poderes “democráticos” quieren seguir perpetuándose y para ello están dispuestos a seguir usando la “coartada” de la democracia, tal y como ellos la entienden; lo que no significa otra cosa que seguir con la exclusión de las mayorías de los bienes materiales, pero también espirituales y culturales. Ahora usan la “coartada” de la ley y la justicia; no menos que el de la democracia, cuando les conviene, solamente y desde su muy restringida concepción. La misma ley, justicia y democracia que siempre han estado a su servicio. Hoy asumen hasta el lenguaje popular para “esconder” sus intereses y hacerlos pasar por el de las mayorías. Una mera metamorfosis de piel, además de hipócrita, convenenciera.
Curiosamente, es en nombre de esos “intereses” que tildan de “populistas” y “dictaduras” a todos los regímenes que se atreven a cuestionar la desigualdad y los privilegios; lo que no nos impide señalar que no pocas veces, dichos regímenes de cambio, pecan de lo mismo que dicen combatir. Contradictoria y lamentablemente.
Pero este es el verdadero dilema político, en el sentido de la macropolítica y de la micropolítica, al que como sociedad civil –local, nacional y mundialmente– nos tenemos que enfrentar; y para ello será necesario inventar nuevas formas de lucha y de organización, si no queremos morir en el intento. Y no seremos nosotras y nosotros, nada más, los que moriremos. Es la vida toda y el planeta los que están, también, en jaque.
La disyuntiva es, pues, una democracia de las y los hermanos, no patriarcal (y falocéntrica, Derrida dice) –una democracia verdaderamente igualitaria, o la barbarie fascista bajo la “coartada” de la democracia en su forma actual; con algunos retoques, sin duda.
Así las cosas.
10.- Son, pues, dos las opciones las que se juegan en las ya inminentes elecciones: o regresar al viejo régimen o apuntalar los cambios –pocos y no suficientes, sí– ; pero para fortalecerlos y llevarlos más adelante, hará falta algo más que solo salir a votar.

Aquí es más que indispensable la organización y la movilización, acordes con los tiempos en que vivimos: el de reinventar la política.
Y es donde, creo, ha faltado inteligencia y creatividad de los actores políticos.
De hecho ha faltado la consolidación de nuevas y nuevos actores políticos, que vayan más allá de los viejos partidos, que se atrevan a inventar otras formas de la política y lo político; las que los tiempos actuales nos están exigiendo.
Sé que las tareas nos son nada fáciles, no nos demoremos en empezarlas; antes de que sea demasiado tarde: la vida, el mundo y las sociedades todas (local, nacional y mundialmente) nos lo piden ya a gritos.
¡Un servidor tenía que decirlo!
Si no…
P. D.
Esta es mi posición respecto a las elecciones, con la que doy respuesta a la polarización, tanto del lado de los defensores a ultranza de Andrés Manuel López Obrador (amlovers), como a sus detractores (amlofóbicos), que no pocas veces rebasan los límites, incluso del nacionalismo; y no es que defienda el patrioterismo, pero eso es una cosa y otra muy distinta caer en el vergonzoso papel de “traidores” a la patria o “vende patrias”, como…
Pongan ustedes los nombres, amables lectoras y lectores.
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 27 de mayo de 2021.
J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
cuerdasigneas@gmail.com

[1] “El tamaño y complejidad de los comicios no tiene antecedentes. En la jornada estarán en juego 20 mil 415 cargos de elección popular, 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, mil 923 ayuntamientos y alcaldías, mil 63 diputaciones locales y 16 mil 914 cargos correspondientes a sindicaturas, regidoras, juntas municipales y presidencias de comunidad” (artículo referido).
Imagen de portada: Notimex.