El “olvido” de las mujeres en la ciencia

Para Eunice Michel, Martha Inés Lara, Inés M. Michel e Isabel Mancilla Lara. 

Nota de presentación

El pasado 6 de mayo, con motivo de la publicación de un video con motivo del séptimo aniversario de Cuerdas Ígneas, al postearlo en FB , lo hice anteponiendo el siguiente texto, que me parece de suma importancia traerlo de nuevo aquí: 

“Con mucho orgullo comparto este texto y video con motivo de nuestros primeros 7 años como Cuerdas Ígneas; ¡qué pena!, que, en el contexto de nuestro aniversario, se haya atravesado la lógica algorítmica, ¿no sería mejor que en FB predominara algo de ritmo? ¿Qué tal el ritmo de Buena Vista Social Club o el ritmo de Dámaso Pérez Prado?

“¿Es tan difícil no ceder a lo maquínico?

“FB de repente deja mucho que desear, en el pecado llevarán la penitencia.

“En fin, nosotras y nosotros seguiremos creando, en la medida de nuestras posibilidades y no nos rendiremos ante el predominio de lo algorítmico, pues nuestra apuesta es la vida del espíritu, que, parodiando a Hegel, no se asusta ante los números”.


El jueves 5 de mayo, apareció en la sección Ciencias de La Jornada, una nota firmada por la AFP, con motivo de la muerte de Marthe Gautier, codescubridora del cromosoma causante del síndrome de Down, que pone el énfasis, precisamente, en el “olvido” en el que siguen permaneciendo las científicas, pese a su aportes y significación científica, particularmente, y en general se “olvida” su importante participación en la cultura.  

Bien, en el texto de hoy, voy a ocuparme de un libro bastante singular, Cuaderno de un viaje. Exploraciones del espacio 1945-2008 (Trama editorial/Fundación Arte y Derecho, Madrid, 2009), escrito por una matemática, pero también conocedora del arte: Capi Corrales Rodrigáñez. 

libro de Capi Corrales
Portada de ‘Cuaderno de un viaje’ / Trama editorial.

De hecho, el libro está estructurado desde un cruce muy particular, el de la ciencia y el arte, con un gran conocimiento de estas dos esferas tan importantes del quehacer humano.

El libro termina convocando el diálogo epistolar entre uno de los más grandes científicos del siglo XX, Albert Einstein y -así se le menciona en el texto- un artista, Sigmund Freud.

Pero, qué juega, como su aporte fundamental, el peculiar viaje emprendido por Capi Corrales; es lo que trataré de sintetizar en lo que viene, para así invitarlos a que lo lean y hagan suyo. 

Como ya lo dije, el punto es el complejo entrecruzamiento entre ciencia y arte, pero, sobre todo, el paradigma relacional al que se llega, en tanto una forma novedosa de entender el mundo, las cosas y las personas mismas.

Para hacerlo utiliza la triangulación, algo de suyo científico, específicamente espacial y matemática; y que, llevado al campo de las complejas relaciones entre la ciencia y el arte, posibilita una nueva manera de entender las cosas y todo tipo de fenómeno del mundo, incluso los acontecimientos humanos.

Así, la autora se mueve bajo coordenadas muy específicas, puntos geográficos y, demás, bajo los que se aportaron, en el terreno de las ideas, los conceptos e imaginaciones; se trata de nombres propios particulares, tanto del arte como de la ciencia.

La idea general sobre la que se mueve el libro, son los efectos de la guerra; en especial la II Guerra Mundial (y todavía más particularmente, la explosión de la bomba atómica). 

Desde esta perspectiva, no es casual que la autora termine convocando el diálogo epistolar entre Einstein y Freud que, recordemos, se da en 1932 (la correspondencia fue publicada en 1933, en francés e inglés, simultáneamente; en Alemania su circulación fue prohibida).

Estamos hablando del ascenso de nazismo, en Alemania, que llevaría al desencadenamiento de la II Guerra Mundial; hecho terrible que abarcaría los años de 1939 a 1945. Y, precisamente, es 1945 el inicio del periplo viajero de Capi Corrales, terminando su aventura en 2008.

matemática Capi Corrales
Capi Corrales, lección inaugural de Menhires en el Museo Universidad de Navarra, 2018 / Foto: Navarra.com.

El triángulo geográfico que sirve de punto de partida y desde el cual se irá triangulando lo demás, todo el tiempo, como ya lo dije, desde la ciencia y el arte, se construye considerando Göttingen, Hamburgo y Königsberg (actual Kaliningrado); esta última la ciudad de Kant.

¿Con qué nombres propios de importancia, en el arte y la ciencia, son con los que trabaja Capi Corrales para llevar adelante su propuesta? 

Los primeros tres nombres que aparecen, situados en el triángulo geográfico, son: en Göttingen, Gauss; en Hamburgo, Gego (Gertrude Goldschmidt) y en Königsberg (tan importante para la Topología por sus puentes), Max Dehn.

Luego se mencionan, en rigor es más que una mera mención, pues es un acercamiento conceptual e imaginativo, a tres artistas: Alfonso Albacete, Belén Franco y María José García de la Chica.

A parir de ellos, siempre con el método de la triangulación -modelo operativo de base-, se van enlazando más nombres; de científicos y artistas, para así avanzar en la configuración conceptual, pero también imaginativa, del paradigma relacional que se fue gestando, poco a poco, a través de ingentes esfuerzos científicos y artísticos (Isidoro Valcárcel y Antonio Brú), como efecto de la II Guerra Mundial.

De este modo es que Capi Corrales deja muy claro los resultados, para la conformación del nuevo paradigma, el de la interacción -en el terreno de las ideas y la imaginación- entre los artistas y los científicos.

Voy al texto mismo, es decir a las cosas mismas, recordando la máxima fenomenológica.

Pero antes quiero dejar muy claro que es imposible vivenciar un viaje si no se hace la experiencia, de modo que, las dos siguientes citas del texto, de ninguna manera pretenden suplir la lectura del periplo de Capi Corrales; antes bien, quieren incentivar mejor su lectura, la que estoy seguro les aportará enormes sorpresas tanto conceptuales como imaginativas, en lo tocante a comprender mejor el mundo en el que vivimos.

Ya he advertido, antes, que en el libro de Capi desfilan muchos nombres propios, de científicos y artistas; por supuesto que no podemos detenernos en la significación de lo que cada uno de ellos aporta, cosa posible sólo a través de la lectura de todo el texto.

pruebas de la bomba atómica
Prueba Baker, realizada por Estados Unidos el 25 de julio de 1946. La bomba detonó en el Atolón Bikini (Islas Marshall) a 27 metros de profundidad. Imagen: BBC.

La primera referencia es muy clara respecto a lo que la autora nos aporta:

“Los trabajos de Guerrero y Vicente forman parte de las exploraciones iniciales del espacio que se llevaron a cabo tras el cataclismo que produjeron los lanzamientos de las bombas atómicas. Ambos formaron parte de aquel grupo de pioneros -los expresionistas abstractos- que, venidos de todas partes, llegaron a Nueva York y desde ahí se lanzaron a explorar el devastado campo de batalla que dejaron tras de sí las dos guerras mundiales. Para quienes hemos compartido durante años las reflexiones y exploraciones que han dado pie a estas páginas, aquel Nueva York supuso un punto de inflexión en nuestra manera de mirar el mundo” (p. 23).

La segunda cita –y cabe advertir(nos)-, sobre todo si tenemos presente la actual guerra de Rusia y Ucrania, que no hemos aprendido nada.

Es este horizonte lo que realzan, enormemente, trabajos como el de Capi Corrales y que son de suma trascendencia; es por eso me ocupo de su libro, pues, así lo considero, tendría que difundirse mucho más y, sobre, tendríamos que -todas y todos- asumir, en serio, no solamente el contenido, sino el mensaje central del libro.

Va, pues, la referencia:

“La crisis en que la cultura occidental había quedado sumida tras la Segunda Guerra Mundial, exigía nuevas formas de relación y nuevas maneras de vivir. Superada la parálisis inicial ante nuestra capacidad de destrucción, surgió la reflexión entre los científicos: si queremos relacionarnos y vivir de otras maneras, hemos de comenzar por entender qué es una relación y qué tipo de relaciones son posibles. La muerte y la destrucción incentivaron el estudio de la vida, tanto la que conocemos en nuestro planeta como otras posibles vidas en otros planetas, y la investigación científica -que había dejado de ser newtoniana y euclídea hacía décadas-, liderada por la biología y sustentada por una tecnología cada vez más potente, recuperó la curiosidad” (p. 41).

Antes de dar por terminado este texto, me gustaría recuperar las citas de la correspondencia entre Einstein y Freud, pues siguen teniendo una enorme pertinencia en este mundo convulso en el que las guerras siguen siendo un gran negocio.

guerra entre ucrania y Rusia
Invasión rusa en Ucrania, febrero 2022. Foto: CNN.

Algo que Capi Corrales entendió muy bien, de ahí que las traiga a colación antes de terminar su libro.

La carta que Einstein dirige a Freud está firmada en Caputh, cerca de Potsdam, el 30 de julio de 1932. La autora cita solamente el párrafo inicial, que dice así:

“La propuesta de la Liga de las Naciones y de su Instituto Internacional de Cooperación Intelectual en París para que invite a alguien, elegido por mí mismo, a un franco intercambio de ideas sobre cualquier problema que yo desee escoger, me brinda una grata oportunidad de debatir con usted una cuestión que, tal como están ahora las cosas, parece el más imperioso de todos los problemas que la civilización debe enfrentar. El problema es este: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra?” (p. 118).

De la respuesta de Freud, la autora cita el párrafo final y la misiva fue firmada en Viena, en setiembre de 1932 (dos meses después, cosa que denota el interés y cuidado del creador del psicoanálisis en la redacción de su respuesta).

La carta de Einstein tiene casi cuatro páginas, mientras la de Freud es de casi 12 páginas (esto en la edición de las Obras Completas de Freud, Editorial Amorrortu, V. XXII, pp. 183-198).

Bien, el párrafo citado por Capi Corrales es el siguiente:

“¿Cuánto tiempo tendremos que esperar hasta que los otros también se vuelvan pacifistas? Imposible decirlo, pero quizá no sea una esperanza quimérica que esos dos factores -el de la disposición del hombre hacia la cultura y el de la justificada angustia ante la forma que las guerras futuras tomen- sirvan para poner fin a las guerras en un futuro cercano. No podemos adivinar por qué caminos o vericuetos esto ocurrirá. Pero podemos descansar sobre la certidumbre de que lo que sea que promueva el desarrollo de la cultura, trabaja también contra la guerra” (p. 118).

Como ven, el viaje que nos ofrece Capi Corrales es más que fascinante y aleccionador -en el mejor sentido de la palabra-; no duden en seguirla por medio de sus letras; y bien, para las o los interesados en conocer las cartas completas de Einstein y Freud, de suma importancia y actualidad, pueden ir a la versión que ya referí.

En realidad, debería detenerme, con más cuidado, en todo lo que la famosa correspondencia de estos dos genios nos advirtieron, pero hemos “olvidado”, del mismo modo que, por lo regular, también “olvidamos” a las mujeres científicas; cuestión que merecería una reflexión de otro orden que la que les presento aquí, apenas cumplidos nuestros primeros siete años, pero…

…tengo la plena confianza de que seguiremos, a pesar de las dificultades y censuras vestidas de “buenas conciencias” que, lamentablemente, pululan en las redes sociales.

Con su algoritmo se lo comerán.  

J. Ignacio Mancilla.

Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 10-12 de mayo de 2022.


Imagen de portada: Eunice Foot, la primera persona que comprobó el efecto invernadero. (Tomada de: BBC.com)

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