“[…] el verdadero Acontecimiento es el Acontecimiento
de la subjetividad misma, por muy ilusorio que sea”.
Acontecimiento, Slavoj Žižek.
Voy a reflexionar sobre el último libro del filósofo coreano, que escribe en alemán, Byung-Chul Han: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (Taurus, México, 2022).
Y lo voy a hacer defendiendo la filosofía en general y a Byung-Chul Han en particular; sabiendo de antemano que ni la una ni el otro necesitan de mi defensa, ja.
Y también amparando al psicoanálisis (freudiano, es decir lacaniano), que tampoco necesita de ningún guardián de oficio.
Así como un significante conlleva a otro significante (Lacan dixit), los libros de Han conllevan a otros libros.
Infocracia se desprende, en alguna medida de No-cosas. Quiebras del mundo de hoy; también editado por Taurus, por fortuna, ya que los precios de Herder son como si nosotros, los mexicanos, ganáramos en $ euros. Mientras los precios de Taurus son mucho más accesibles. En fin…

Decía que mi texto, por mi necesidad y exigencia, tomará tres caminos: uno, el de preservar la filosofía; y el libro mismo de Han lo es, en alguna medida. Dos, el del apoyo a este singular filósofo coreano, que de pronto se convirtió en una de las voces filosóficas más interesantes, contra la rabia y despecho de muchos, que no pocas veces lo descalifican, aún sin conocerlo siquiera.
Y tres, el de la protección del sentido, que tiene, todavía, un discurso como el del psicoanálisis.
Cierto, no en todo podemos seguir al filósofo coreano, pero no cabe duda de que ha venido a refrescar la narrativa filosófica; al tiempo que la pone al día, abordando los temas del momento, con mucha pertinencia, además de implicar, no pocas veces, al psicoanálisis mismo y otros saberes.
En el punto en que, históricamente, las relaciones entre la filosofía y el psicoanálisis siempre fueron problemáticas; desde Sigmund Freud, hasta Jacques Lacan y más allá…
Pienso en el otro Jacques, Derrida, en tanto éste construyo (y deconstruyó) una relación muy peculiar entre la filosofía y el psicoanálisis que todavía es necesario explorar con una atención debida.

Así, cómo no recordar La tarjeta postal. De Sócrates a Freud y más allá, libro en el que el filósofo argelino juega con el significante más allá, retomando, siempre desde la filosofía y el psicoanálisis, el famoso Más allá del principio de placer, quizás el libro más metapsicológico de Freud.
Bien, los libros de Han suelen ser pequeños, a manera de haikús filosóficos; Infocracia no es la excepción.
Está compuesto de 5 breves capítulos, además de las notas, que vienen al final: El régimen de la información, Infocracia, El fin de la acción comunicativa, Racionalidad digital y La crisis de la verdad.
Libro de apenas 103 páginas, en pequeño formato, considerando las 11 páginas de las notas (76 en total).

Bien, ¿qué nos aporta Byung-Chul Han para una mejor y mayor comprensión de nuestro crítico momento histórico?
Según mi lectura, el esclarecimiento radical de la digitalización en toda la vida y sus consecuencias más siniestras; como es el hecho de poner en riesgo a la democracia misma, pero bajo el “consentimiento” de todas y todos nosotros, en la medida en que sentimos que somos “libres” y que, además, nos “realizamos”, pues eso, consentimos al seguir la lógica del mundo actual y su permanente cosificación, mercantilización y digitalización.
Desde esta perspectiva, No-cosas aporta elementos para la crítica radical de nuestro tiempo e Infocracia asume algunas de las consecuencias de No-cosas…
Estableciendo, de manera clara, cómo es que se constituye la subjetividad de las mujeres y hombres contemporáneos, bajo la égida de la digitalización y el predominio del capital financiero y las grandes corporaciones y su hegemonía “cultural”.
Es lo que aquí quiero desarrollar, deteniéndome, para ello, en algunos de sus argumentos e ideas, que no desmenuzaré del todo, pero sí diré, por lo menos, mi postura ante lo que vivimos actualmente; va pues mi lectura.

También me ocuparé, por lo tanto, rápidamente, del problema del narcisismo en tiempos digitales, aunando así el psicoanálisis con el pensamiento filosófico contemporáneo; veta que contiene mucho para ser analizada con cierto detalle, pues mucho de lo que nos acontece hoy día, tiene que ver con las diferencias establecidas en la metapsicología freudiana entre yo ideal e ideal del yo y que, ahora, son potenciadas en aras de la consolidación de la estabilidad, siempre ampliada, de un sistema que opera con el fortalecimiento, precisamente, del yo ideal y el ideal del yo o por lo menos de sus simulacros y simulaciones.
Para así perpetuar y fortalecer el sistema en su capacidad reproductiva, no solamente desde sus aristas objetivas, sino, sobre todo, desde sus dimensiones subjetivas; encadenándonos, cada vez más y mejor, a un sistema que nos hace creer que así es como mejor nos “realizamos” como individuos y personas.
Esta cuestión me interesa mucho, y seguramente la desarrollaré con más detenimiento y detalle, yendo así más allá de los límites que conllevan los tres puntos arriba señalados en esta breve reflexión que hago para Cuerdas Ígneas.
Hecho que me obligará a escribir una segunda entrega del presente texto, en el que abordaré con más atención todo lo relativo al narcisismo en estos tiempos digitales.
Habiendo hecho esta advertencia, regreso al libro.

Intentaré resumir, de manera sustantiva, lo que este libro nos enseña.
Y no puedo dejar de acudir al texto de Han, quien, de entrada, desde el primer capítulo, El régimen de la información, es más que claro:
“El capitalismo de la información se apropia de técnicas de poder neoliberales. A diferencia de las técnicas de poder del régimen de la disciplina, no funciona con coerciones y prohibiciones, sino con incentivos positivos. Explotan la libertad, en lugar de suprimirla. Controlan nuestra voluntad en el plano inconsciente, en lugar de quebrantarla violentamente. El poder disciplinario represivo deja paso a un poder inteligente que no da órdenes, sino que susurra, que no manda, sino que da con el codo, es decir, da un toque con medios sutiles para controlar el comportamiento. La vigilancia y el castigo, que caracterizan al régimen de la disciplina según Foucault, dejan paso a la motivación y la optimización. En el régimen neoliberal de la información, la dominación se presenta como libertad, comunicación y community (p. 18).
Es en este contexto social, económico y político, que la propia identidad de las y los sujetos deviene una mercancía más. Y así se debaten las y los sujetos modernos, en la pretensión de convertirse, a sí mismo, en una marca propia.
Haciéndose, de este modo, el bucle de la dominación más sutil e imperceptible; de hecho, se nos presenta, todo el tiempo, como el canto ya no de las sirenas y sí de nuestra “realización” y “éxito” personal.

Es aquí dónde las tuercas de la dominación objetiva se refuerzan con los sentimientos y emociones, todo el tiempo en positivo, de seres libres y emprendedores que nos merecemos el “consumo” en el que, día con día, vamos minando la libertad misma que pregonamos y defendemos.
De este modo, formamos parte del juego que todos jugamos, parodiando un libro famoso, y somos la energía de la reproducción, siempre ampliada, del sistema no solamente desde su dimensión objetiva, sino sobre todo subjetiva.
Pero, se preguntará usted, amable lectora o lector, ¿qué tiene que ver todo esto con el narcisismo?
Ahí les va…
Y responderé citando de nuevo al propio Han:
“El tribalismo actual, que puede observarse no solo en las políticas identitarias de derechas sino también en las de izquierdas, divide y polariza a la sociedad. Convierte a la identidad en un escudo o fortaleza que rechaza cualquier alteridad. La progresiva tribalización de la sociedad pone en peligro la democracia. Conduce a una dictadura tribalista de opinión e identidad que carece de toda racionalidad comunicativa.
“La comunicación actual es cada vez menos discursiva, puesto que pierde cada vez más la dimensión del otro. La sociedad se está desintegrando en irreconciliables identidades sin alteridad. En lugar de discurso, tenemos una guerra de identidades. La sociedad pierde así lo que tiene en común, incluso su sentido comunitario. Ya no nos escuchamos. Escuchar es un acto político en la medida en que integra a las personas en una comunidad y las capacita para el discurso. Crea un <<nosotros>>. La democracia es una comunidad de oyentes. La comunicación digital como comunicación sin comunidad destruye la política basada en escuchar. Eso sería el fin de la acción comunicativa” (pp. 54-55).

Byung-Chul Han es muy capaz de ir retomando, en la elaboración de sus libros, diversos filósofos y filósofas, aquí Jürgen Habermas y Hanna Arendt; además de otros, como es el caso de Michel Foucault.
Pero no solamente los retoma, sino que, de manera muy sutil, da a las y los pensadores que retoma, ciertas vueltas de tuerca; y lo hace de tal forma, que nos hace leerlos de otra manera.
Sí, contra lo que no pocos desaconsejan, vale mucho la pena leer a este filósofo coreano; en particular les será de mucha utilidad, apreciadas lectoras y lectores de Cuerdas Ígneas, confrontarse con este libro que aporta una luz enorme en la comprensión de los procesos de subjetivación de la sociedad actual.
Cuestión que no es poca cosa.
P. D.
Ya habiendo terminado el texto, leí el siguiente artículo de Carlos Martínez García, en La Jornada del miércoles 27 de julio de 2022, que me hizo reflexionar, desde otra perspectiva, sobre la cuestión de la comunidad y la democracia. Es realmente aleccionador, de ahí que haga el enlace: https://www.jornada.com.mx/2022/07/27/opinion/019a1pol
No cabe duda, hay mucho por pensar y reflexionar acerca de lo que en la sociedad actual está en juego.
J. Ignacio Mancilla
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 28 de julio de 2022.
Imagen de portada: iStock.
El modelo panóptico usado por el «libertador»(sistema) y la libertad de encadenarse.
Estrategia, totalmente exitosa.
La angustia desbordada por aparecer y figurar nos convierte también en prisioneros de uno mismo.
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