En el cine, un fenómeno recurrente es el de las sagas de terror interminables que nos narran de todas las maneras posibles una historia muy popular que cuenta con la presencia de un villano conocido que ha logrado posicionarse como referente popular. Una de las sagas más exitosas de todos los tiempos es Halloween, cuyo último episodio se estrenó hace algunas semanas en cines mexicanos.
Jamie Lee Curtis vuelve como Laurie Strode para cerrar su historia en Halloween Ends (David Gordon Green, EU, 2022 / Universal Pictures). La cinta cierra también una trilogía del director que inició en 2018 con Halloween y continuó en 2021 con Halloween Kills. Esta trilogía se relaciona directamente con los eventos narrados en la película original de John Carpenter de 1978, la cual fue todo un suceso, pues se convirtió en una de las películas independientes más rentables de la historia, con 70 millones de dólares recaudados.
El planteamiento esta vez tiene como premisa el enfrentamiento definitivo entre Laurie, una heroína que ha sobrevivido a múltiples ataques del asesino enmascarado Michael Myers, pero ha visto morir a los suyos en manos de este psicópata. A pesar de lo mucho que se ha ido gastando la historia entre tantas secuelas, debo decir que disfruté de esta (por ahora) última entrega, sobre todo por la actuación de Jamie Lee Curtis, quien ha sabido encarnar a una mujer empoderada que está dispuesta a luchar hasta el final contra el enemigo que la persigue desde su adolescencia.
Además, rescato una de las propuestas que se dibujan, aunque quizá de forma muy apresurada en esta entrega: la posibilidad de que el mal no es algo que simplemente sucede, sino que se va forjando a través de la misma cultura, siendo las personas que discriminan, juzgan y maltratan a otras, quienes pueden ser detonantes de conductas agresivas y violentas por parte de quienes sufren acoso o maltrato.

¿Hasta qué punto la sociedad entera es responsable de crear sus propios monstruos? Esos que señalamos, intentando diferenciarnos de ellos, convenciéndonos de que no son como nosotros. Pero, ¿qué lleva a una persona a matar a otra? ¿Por qué alguien se convierte en un asesino serial? Está claro que no todas las personas responden de la misma manera a los malos tratos, sin embargo, estoy convencida de que la amabilidad y la compasión son cualidades muy escasas en el mundo contemporáneo y eso no hace bien a nadie.
Ver a Laurie Strode siendo capaz de mostrar bondad, amabilidad y empatía, a pesar de todo lo que ha vivido es una gran enseñanza. En ese sentido, quizá de lo que más debemos cuidarnos es de los monstruos que crecen en nuestro interior y que se reflejan en todo lo que encontramos afuera. Además, conviene recordar también que en el mundo real, los asesinos no suelen llevar máscara y en cambio toman la forma de esposos, amigos, novios… Los feminicidios en México dan cuenta de esta cruda realidad.
Estos asesinos, los de la realidad, no nacen, se hacen, a través de una cultura machista y patriarcal que fomenta de muchas maneras la idea de que los hombres tienen derecho a controlar los cuerpos y las vidas de las mujeres. Los 11 feminicidios diarios dan cuenta de esto, pues son producto de una cultura misógina de impunidad, que ha fallado en lo más esencial, garantizar la vida de las mujeres.
Si hacemos como en Halloween y nos preguntamos por la verdadera esencia del mal, hallaremos que las estructuras de poder que nos rigen se encargan de reproducir hombres capaces de cometer actos atroces, cuando una mujer no se somete a su voluntad. Pero no son monstruos, llamarlos así sería no identificar que son hombres como cualquier otro, socializados en una cultura patriarcal y violenta. Son, simplemente, hijos sanos del patriarcado.
Volviendo a la película y al mal que toma distintas formas, añadiré que Laurie Strode es una de esas heroínas en las que muchas nos inspiramos. Su capacidad de resistencia y de lucha es admirable. Y es que este mundo si algo nos ha enseñado es que la vida es resistir.
Inés M. Michel
Ciudad de México, noviembre 2022.