Cuerdas Ígneas

Decker y Lucifer se aman

“La imitatio diaboli

no nos es posible”.

Vilém Flusser, Vampyroteuthis infernalis.

Voy a volver a la serie de Lucifer, Netflix (6 temporadas), para hablar, esta ocasión, de la historia de amor entre Chloe Decker, la detective, y Lucifer Morningstar, el diablo; con lo que, según la lectura que hago, se logra una magistral deconstrucción de uno de los personajes mitológicos más potentes, junto con el de Dios, creados en la cultura e historia humana.

Créanme, se van a divertir y mucho.

Es la segunda vez que la veo (las seis temporadas completas) y, en esta segunda vista y visita, pude observar detalles que no había podido apreciar la primera vez que la vi (en este enlace pueden revisar una primera Cuerda al respecto).

Es el caso de lo bien configuradas, configurados, que están las y los personajes; tanto los principales como los secundarios. 

Cabe mencionar a Ella Lopez, representada por Aimme Garcia (genial); Lesley-Ann Brandt protagoniza a Mazikeen (formidable); Linda Martin es actuada por Rachael Harris (muy buena); Inbar Lavi actúa como Eva (buena); Tricia Helfer es nada más, pero nada menos que la Diosa y también Charlotte Richards y Shirley Monroe (excelente); Scarlett Estevez le da vida a Trixie Espinoza (estupenda); Brianna Hildebrand es Rory Decker (a punto).

Y los personajes masculinos: Daniel Espinoza es representado por Kevin Alejandro (a tono todo el tiempo); D. B. Woodside es Amenadiel (muy en su lugar); Tom Welling da vida a Marcus Pierce Cain (destacable).

Lauren German es quien protagoniza a la singular detective de la serie y Tom Ellis es quien da vida al mítico diablo. En lo personal, no puedo imaginarme un diablo distinto al protagonizado por Tom Ellis y tampoco una detective diferente a la representada por Lauren German. Creo que los dos son idóneos en la caracterización de sus personajes.

Y, ya para entrar en materia, el cruce de los dos, ¿meramente circunstancial?, ¿así sucede siempre en nuestras vidas?; dicho cruce se da a partir de un asesinato en las afueras de Lux, el antro regenteado por el mismísimo satanás en la ciudad de Los Ángeles.

A partir de ahí, es decir inmediatamente, Lucifer pasa a ser “asesor” de la detective Decker; por la cualidad que tiene de preguntar por los deseos más profundos de la gente que, cuasi hipnotizados por Lucifer, responden poniendo en primer plano pistas o claves para resolver los crímenes cometidos y que tienen que ver, casi siempre, más con las reales pasiones humanas que con el poder imaginario del diablo.

A la largo de la serie, Lucifer no se cansa de decir(nos) que él no tiene nada que ver con las decisiones de los humanos, en cuanto al mal que cometen, pero que sí está para castigarlos.

Su historia es la de un hijo rebelde, castigado por el padre; relación más que difícil, imposible, como se pone en escena en la propia serie, a partir de los profundos celos y envidias entre los hermanos de la familia sagrada misma.

En fin, también esto se juega en la serie toda.

Como ya se dijo, son seis temporadas: 13 capítulos de la primera; 18 capítulos en la segunda; 26 capítulos la tercera; 10 capítulos de la cuarta; 16 capítulos de la quinta y 10 capítulos de la sexta y última temporada.

La historia de amor entre la detective y Lucifer se va construyendo, poco a poco; siendo totalmente opuestos: Decker es una mujer seria, representante de la Ley. Separada y finalmente divorciada, madre de una hija.

Por su parte Lucifer, no podía ser de otro modo, es la encarnación de un Juan Charrasqueado llevado a su máxima potencia; parrandero, mujeriego y jugador.

El principio de placer es su divisa. Es lo que da sentido a todos sus actos.

Pero, en medio de todo esto, sucede que Lucifer es vulnerables ante/frente a Decker; es decir, se humaniza.

Este es el primer indicio y el fundamento de su deconstrucción. Esta es mi lectura de la serie.

Además, toda la serie pone en juego la tensión entre determinación y libre arbitrio.

¿Qué tanto somos libres o, nuestra conducta está totalmente determinada; y por tanto la libertad es una mera ilusión?

Creo que es sobre esta tensión que está construida la historia de la relación amorosa de Decker/Lucifer; y también la vida de las y los personajes secundarios.

Hay, como en toda serie, capítulos muy buenos que merecerían un análisis detallado; pero nos vamos a mantener, por ahora, en la relación amorosa entre la detective y el diablo, relación que termina humanizando a Lucifer, salvándolo y redimiéndolo de sí mismo, como el diablo que es.

Su lado humano pasará así al primer plano, por el amor a Decker; lo diabólico se diluirá, siempre en aras de estar con el amor de su vida, no obstante que Decker lo hace totalmente vulnerable; es decir, mortal.

Así termina la serie, con el poner en primer plano la narración del lado imposible de una auténtica historia de amor.

Todas y todos los personajes son, pues, verosímilmente acordes con la vida actual.

Se trata de historias complejas, como la vida misma, insertas en el mundo moderno; en el que las y los personajes de ninguna manera son planos, sino llenos de contradicciones.

Reconfigurándose todo el tiempo, en lo individual y en lo familiar y en lo social también.

Así sucede con Decker y Lucifer; pero también con Mazekeen y Amenadiel.

Y con Dan Espinoza y Charlotte Richards.

Inclusive con la pareja divina; mostrándosenos una familia sagrada bastante disfuncional, como cualquier otra.

No fue un detalle menor el presentarnos un Dios negro, bastante embrollado en su papel de padre, como cualquier otro.

Función fallida, al fin de cuentas, si le hacemos caso a Jacques Lacan, el gran transformador del psicoanálisis freudiano.

Es de todo esto que trata la serie, bastante recomendable, pues en medio de nuestras penas cotidianas, logra resarcirnos y alegrarnos, y no poco; mostrándonos el lado humano del diablo, vía el amor.

¿No es esta vía en la que alcanzamos nuestro máximo esplendor, nunca exento de oscuridad, como el diablo mismo?

Dejo la pregunta abierta, para que cada lector o lectora, si es que decide ver la serie (o verla otra vez, como lo fue en mi caso), se haga su propia respuesta.

La diversión está garantizada, y no menos la reflexión.

J. Ignacio Mancilla

Guadalajara Jalisco, colonia Morelos a 18 de mayo de 2023.