La imposibilidad estructural del amor, donar(es) su (im)posibilidad misma
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J. Ignacio Mancilla
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“[…] durante siglos, no se ha hecho más
más que debatir sobre el amor”.
Jacques Lacan, La transferencia.
En dos días vi la primera parte de la quinta temporada de Lucifer y de ninguna manera quiero spoilear, pero tampoco quiero faltar a mi palabra; la de ocuparme, en este espacio de suma importancia para mí, de una serie que me gustó y he disfrutado mucho –en sus casi cinco temporadas– por varias razones.
La primera es por el acierto de traer a un personaje mítico, tan complejo (tanto como Dios mismo), al mundo actual; esto después de que “Dios ha muerto” (Nietzsche/Zaratustra dixit). Y de ponerlo a circular, en esta época, como un asesor especial de la policía.
¿Cómo, un transgresor –de lo real– por antonomasia auxiliando a la ley?
De ahí, pues, que uno de los más grandes tinos, de la serie, sea el que se le presente como la persona (máscara) ante quien todas y todos terminan por decir y confesar sus más profundos deseos: mismos que pueden ser desde los más simples hasta los más sofisticados. Esto con una simple pregunta de él como impulsora y mediadora de nuestros anhelos más acuciantes.
Lo que esta quinta temporada (la primera parte compuesta de ocho episodios), ¿última?, pone como su epicentro es, sobre todo, el amor entre Lucifer Morningstar (Tom Ellis) y Chloe Decker (Lauren German), la detective; claramente puesto en escena desde la cuarta temporada.

Uno bien puede dejar en pausa la historia familiar de Decker y la intervención divina, para que ella naciera; pero lo que no se puede apartar es cómo los dos personajes nodales de toda la serie se van implicando el uno al otro; esto en una serie de circunstancias de las más mundanas, como suele acontecer prácticamente en cualquier historia de amor.
Pero, esta historia de amor ¿es una más en las historias de amor?
Sí y no.
Es sobre esta tensión –entre la posibilidad e imposibilidad del amor entre Lucifer y Chloe– que, de manera intensa, se ha dado desde la temporada cuatro y hace su aparición explícita en esta primera parte de la quinta temporada, sobre lo que quiero escribir y explayarme en mis divertimentos.
Además, de alguna forma ya se anuncian más episodios y nuevas temporadas, ¿cuántas serán, finalmente, o se culminará la serie con esta quinta temporada?
Bien. Para reflexionar sobre mi tema, empiezo por formularme y hacerles la siguiente pregunta.
¿Por qué el tiempo se detiene, precisamente, cuando Lucifer está a punto de declararle su amor a Chloe?; esto después de varios estropicios por su no declaración, cosa muy bien aprovechada por el gemelo de Lucifer, el contrahecho Michael, más malicioso que el propio diablo (Lucifer). Michael es el arcángel Miguel, para hablar más claro y en los términos de la angelología cristiana.

Antes de ahondar en todo esto, haré una presentación muy general de los principales personajes de la serie y sus cambios a lo largo de estas cinco temporadas; para después analizarlos con cierto detenimiento.
Comenzaré, claro está, con Lucifer; que, se supone, tendría que ser el que menos cambie o el que más lo haga. Todo depende de la perspectiva que se adopte.
En fin, lo que podemos constatar es un Lucifer capaz de mutarse, en muchos sentidos, sobre todo cuando estando ante Chloe se nos aparece como un simple humano: vulnerable, con la posibilidad incluso de morir.
¿En qué consiste el éxito de esta singular serie?
Esto no es de una respuesta fácil, de modo que iré justificando, poco a poco, mi gusto por la serie y la pertinencia de traer a nuestro tiempo, con una clara predominancia en los caracteres psicológicos, a tan viejo y controvertido personaje: además de toda su familia.
Hubo momentos muy hilarantes, por ejemplo, ver a Lucifer acudir de forma muy intempestiva a sus sesiones de terapia; teniendo salidas igual de disruptivas que sus entradas. Y en las que el ego luciferino es lo que más resplandece.
Haré, pues, una exposición muy general, por ahora, sobre el talante de los personajes; en particular sobre la familia de Lucifer que es, finalmente, la sagrada familia; es decir, la familia de Dios. Aunque usted no lo crea.

También consideraré a las personas del círculo cercano, las que giran alrededor de Chloe Decker.
Por ahora me contento, como entrada general a la serie, con esta primera aproximación muy sintética, para, a partir de aquí, en la medida de mis posibilidades, adentrarme en algunos de los recovecos psíquicos que veo en casi todos los personajes y no solamente en los familiares de Lucifer.
Quizás el más llamativo sea la mamá de Lucifer, Charlotte Richards (Tricia Helfer), pues a partir de ella se nos presenta una de las figuras más complejas de las relaciones familiares actuales, la de ser madre.
O, ¿acaso no ha sido así todos los tiempos?
Van pues los principales personajes, ya nos iremos deteniendo en cada uno de ellos, de acuerdo a las necesidades de nuestra reflexión; que la hago por gusto y también por necesidad.
En primer plano los pertenecientes a la familia de Lucifer: Amenadiel (D. B. Wood), Uriel (Michael Imperioli), Eve (Inbar Lavi), Michael (actuado por el propio Tom Ellis), Mazikeen (Lesley-Ann Brandt) y Marcus Pierce (en realidad Caín, Tom Welling).
En segundo, el círculo de Chloe Decker: Ella Lopez (Aimee Garcia), Trixie (Scarlett Estevez) y Dan (Kevin Alejandro). En algún momento Marcus Pierce llega a ser el jefe de Decker, con todos los estropicios que causa la gran negatividad que arrastra tras de sí en tanto asesino de su hermano.
Cada personaje es interesante desde la perspectiva de lo que pone en juego en tanto carácter psíquico, que es lo que aquí nos interesa; además de la cuestión propiamente lúdica de la serie como medio de entretenimiento, pretensión bien lograda en la serie. Aunque tampoco tiene el estatuto de Dark (de la que también me ocuparé) o WestWorld, sobre la que ya he escrito en este mismo espacio.
Regreso, para terminar este texto, con el asunto del amor.
Quizás el momento más climático de la serie sea cuando Lucifer y Decker se acercan íntimamente, pues siempre hay algo que los interrumpe; es hasta esta primera parte de la quinta temporada que ellos terminan por intimar de lleno, incluso sexualmente.

Pero todo concluye, congeladamente (ja), en esta primera parte de la quinta temporada, en el momento en el que Lucifer estaría a punto de declararle su gran amor a Chloe Decker (The Detective, como siempre le dice Lucifer).
¿Por qué nos emocionan tanto estos momentos y por qué se nos presentan con la misma lógica que la del coitus interruptus?
Bien, ya veremos cómo transcurre esta apasionante historia, que moviliza una de las cuestiones fundamentales de la vida humana: la del amor.
Ya lo veremos con cierto detalle, al ir abordando cada uno de los personajes de la serie.
Por lo pronto reiteremos nuestra pregunta:
¿Por qué precisamente en el tiempo de declaración amorosa es que todo se detiene, se congela?
Hay mucho por decir y escribir alrededor de este punto y tantos otros, que son, en verdad, un acierto en esta serie tan particular que ha gustado a muchos y ha molestado, creo, a no pocos.
En fin…
Imagen de portada: Lucifer/Netflix.
J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres
T: @CuerdasIgneas / FB: Cuerdas Ígneas
cuerdasigneas@gmail.com

Lo que más me gusta es cuando Lucifer (el autocorector me cambia la palabra por lucidez (ja,ja,ja)) manda a la madre a su Madre…
La relacion de Chloe y el Lucy Es muy histérica están y no están el mundo no es para los tibios el castigo (ja,ja,ja) quedar con-gelado (coge-lado),(gelato).
¿Donde queda Amenadiel y Mazikeen (Maze) en el recuento de sus personajes ?
Sin olvidarme de la escena de mutilación constante-mente de alas en lo mundano (Lo que no se repara se repite) la puta resistencia a aceptar, que uno también es responsable y asumir las consecuencias otra más cada que el Lucy pregunta por lo que desean, vienen dos preguntas como lastres flagelantes a la Lacaniana:
1.- “¿Has actuado en conformidad con el deseo que te habita?
Y a la Nietzschiana:
2.-“¿Quieres esto una vez más e innumerables veces más?
Nietzsche en la Ciencia:
“¿Qué te sucedería si un día o una noche se introdujera furtivamente un demonio en tu más solitaria soledad y te dijera: Esta vida, así como la vives ahora y la has vivido, tendrás que vivirla una vez más e innumerables veces más; y nada nuevo habrá allí, (…) Si aquel pensamiento llegara a tener poder sobre ti, así como eres, te transformaría y tal vez te trituraría; frente a todo y en cada caso, la pregunta: ¿Quieres esto una vez más e innumerables veces más?”, ¡recaería sobre tu acción como la mayor gravedad! ¿O cómo tendrías que ser bueno contigo mismo y con la vida, como para no anhelar nada más sino esta última y eterna confirmación y sello?” (Nietzsche, F.,La Ciencia Jovial “La Gaya scienza”, Caracas, Monte Avila, 1985, p. 200).
Que nos convoca a responder…
¿Que deseamos que retorne cada dia viendo a Lucifer estrella de la mañana?
P. S.(post scríptum)
P. D:
Pos-data:
1.- “en la economía anímica interior del hombre primitivo predomina el miedo al mal y “¿Qué es el mal? Tres cosas: el azar, lo incierto, lo repentino” (Nietzsche, F. , Fragmentos póstumos)
Post-data:
2.-«Vivir –eso significa, para nosotros, transformar continuamente todo lo que somos en luz y en llama, también todo lo que nos hiere–” (Nietzsche, F., La ciencia jovial “la gaya scienza”).
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