“¿Todavía no os dais cuenta de nada?
¿Vosotros, los despreciadores del ateísmo,
a quienes supuestamente os han puesto
a salvo en vuestra fe? ¿Aún no os dais cuenta
de cómo prosigue el asesinato de vuestro dios?”
Martin Heidegger, Cuadernos negros
(Anotaciones I-V, 1942-1948).
“God is out of joint […]
Los cuerpos antes silenciados se
convierten ahora en sujetos de la enunciación”.
Paul B. Preciado, Dysphoria mundi.
En lo personal (J. Ignacio Mancilla), tengo muchos pendientes que desahogar, escrituralmente, en este espacio; pero hemos decidido (Eunice Michel y un servidor), ahora, apenas pasada la Semana Santa, hablar de una serie de Netflix: Messiah (Mesías), por lo menos de manera muy general, esta vez, a manera de entrada sobre la primera temporada (que consta de 10 capítulos).
Y parece que no habrá más.
Debo confesar, en lo personal, y al parecer lo mismo le ocurrió a Eunice Michel, que me daba desconfianza la serie, pues creo que es sumamente difícil tocar el tema de Dios en estos tiempos disfóricos, sin aparecer como en fuera de lugar y fuera de época; sin embargo, me gustó la forma en cómo se trató y, por tanto, en esta primera aproximación, hablaremos de la pertinencia caracterológica del personaje principal y también de los secundarios. Todas y todos, todes, muy bien perfilados y representados.
Cuestión que ya es un acierto de la serie, y no menor.
Van los siguientes datos técnicos, mínimos, sobre la serie: fue creada por Michael Petroni (EUA, 2020); el guion es de Michael Bond y fue dirigida por James McTeigue y Kate Woods.

En el papel del Mesías, Mehdi Dehbi (excelente). Todas, todos, todes los personajes están muy bien caracterizados: Michelle Monaghan como Eva Gellar (agente de la CIA), Tomer Sisley (como el agente israelí Aviram Daham), John Ortiz como Félix Iguero (Pastor), Melinda Page Hamilton como Anna Iguero (esposa del Pastor), Stefania LaVie Owen como Rebecca Iguero (hija del Pastor).
¿Cómo definir a Dios en un tiempo en el que Dios ha muerto?, para decirlo en términos nietzscheanos.
Creo que es, también, otro de los aciertos de la serie; pues nos lo presentan interactuando, sí, con cualidades sobrenaturales, pero al mismo tiempo humano, demasiado humano (Nietzsche otra vez) e inserto, de lleno, en su mundo. Que es el nuestro.
Y no menos lo es la atinada actuación del Mesías en este mundo disfórico, particularmente convulso en el Medio Oriente, con la singularidad de conflicto palestino-israelí, como telón de fondo (valga la metáfora teatrera), pues estamos ante una ficción que supo ubicar a sus personajes centrales, en particular al Mesías, en el contexto de la crisis global del mundo actual, que es la crisis de la hegemonía de Estados Unidos como potencia imperial.

¿Es esta lectura tan atinada la que hizo que la serie fuera suspendida?
No sabemos.
Carecemos de los elementos para afirmarlo, pero lo que sí podemos decirles es que, si se animan a ver la serie, estamos seguros, seguras, segures, que no se arrepentirán, amables lectoras y lectores.
¿Qué destacar de la serie, sin espoilearla? Es decir, sin comentar los detalles y quitarles el encanto de verla.
¿Cómo animarlos a disfrutarla, sin que les quitemos el gusto de la sorpresa de apreciarla desde su propia perspectiva, muy suya?
Este es el mayor reto para nosotres.
Quizás no debemos dejar insistir en cómo la trama se inserta, de manera más que adecuada, en la complejidad del mundo de nuestros días; con un Estados Unidos en crisis con respecto a su hegemonía mundial y un medio oriente eternamente convulso.
En ese contexto, hay una propuesta que hace el Mesías que puede parecer muy descabellada, pero que, introduciría otra lógica de las relaciones geopolíticas a escala mundial.
¿Aceptaría el llamado Deep State una solución de ese tipo?
Es el punto central, de alguna manera, de la primera temporada,
Y, desde esta perspectiva de ficción, es una pena que la historia no continúe.
Pero… qué le vamos a hacer.

En pocas palabras, la serie vale mucho la pena, se trata de pensar si hay lugar en el mundo actual, y si es posible un regreso de los dioses idos (Martin Heidegger); como de alguna manera lo propone la serie en esta su primera (¿y única?) temporada.
La cuestión parece quedará cerrada, en cuanto a la serie; pero no, así lo creemos, sinceramente, en lo que respecta al asunto de los dioses; sobre todo en un mundo en el que no sabemos cómo retornarán, esto pese a que parece que ya no tienen lugar alguno en nuestras vidas.
Después del excelente comentario a Mesías de Ignacio Mancilla me quedan (Eunice Michel) algunas cuestiones para pensar este asunto.
Y una de éstas sería: ¿estamos, en un mundo disfórico ante un dios disfórico también?
No es el que siempre hace milagros, es el que a veces falla, como todos nosotres, en las expectativas; pero es en algunos momentos el único que acierta y que razona, en desacuerdo con la locura prevalente y que quiere llevar las cosas hacia una convivencia pacífica.
Otro tema: la serie oscila entre quienes le creen y quienes no le creen y lo consideran un farsante; ¿pero no será que es la farsa -en el sentido más extenso del término- la que hemos hecho nosotres, todas y todos, con la vida y con nuestras pequeñas vidas?

Cuando inicia la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza se va a la iglesia a que se nos diga “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Yo les pregunto, lectoras y lectores y me pregunto a mí misma: ¿eso significa que no somos “nada” como a veces se dice, o significa que, como dicen los científicos, “somos polvo de estrellas”?
Por supuesto que no es lo mismo.
Ni para los humanos ni para las otras especies y plantas y todo lo que en nuestro Universo existe.
Por último, traería a estas líneas al último Heidegger: ¿cómo nos colocamos nosotres, ateos y ateas, ante su frase de que “sólo un dios podrá salvarnos” (como lo dijo en una entrevista publicada póstumamente) ante un mundo en el que, al parecer, estamos ante diversos callejones sin salida?
Esa es la cuestión.
Y… Mesías es la serie que les recomendamos, para estos días y para los otros también.
Eunice Michel/J. Ignacio Mancilla
Guadalajara Jalisco, colonia Morelos, a 13 de abril de 2023 (semana de Pascua).
Imagen de portada: Fotograma de Messiah / Netflix.